El líder independentista Ibrahim Rugova se impuso en las primeras elecciones parlamentarias de Kosovo con el voto de la mayoritaria etnia albanesa, pero la autodeterminación de esa provincia yugoslava es aún un sueño lejano.
La Alianza Democrática de Kosovo (DSK), de Rugova, un dirigente político considerado moderado, obtuvo 46,5 por ciento de los votos en las elecciones del sábado, informó el lunes la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), cuando se había escrutado 92 por ciento del total.
La DSK será la fuerza principal en el parlamento de Kosovo, que debe elegir al presidente del gobierno autónomo de la provincia.
Pero no tendrá mayoría absoluta en la asamblea legislativa de 120 miembros y formará una coalición de gobierno con la Alianza por el Futuro de Kosovo (AAK), de Ramush Haradinaj, que obtuvo el tercer puesto en los comicios. De ese modo quedará asegurada la designación de Rugova.
«Fue un hecho histórico para Kosovo», dijo Rugova en Pristina, capital de Kosovo, una provincia que forma parte de Serbia, la mayor de las dos repúblicas yugoslavas, aunque está administrada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde 1999.
«Pedimos una vez más el reconocimiento formal de la independencia de Kosovo lo más pronto posible», agregó el candidato triunfante.
Pero la Unión Europea (UE) exhortó a los dirigentes de Kosovo a cumplir la resolución 1.244 del Consejo de Seguridad de la ONU, que otorgó a Kosovo un estatuto de autonomía, pero sin desgajarla de Serbia.
«Será necesaria toda la energía y la creatividad (de las autoridades provinciales) para asegurar un desarrollo próspero y estable de Kosovo que salvaguarde el interés de todas las comunidades», dijo Javier Solana, Alto Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE.
Kosovo fue puesta bajo protección de la ONU luego de que la campaña de bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte obligara el retiro de las tropas serbias.
La OTAN, que durante 11 semanas atacó al ejército federal en Kosovo e incluso a Belgrado, intervino para poner fin a la limpieza étnica practicada por Serbia contra la población albanesa de Kosovo, conformada por unos dos millones de personas.
Rugova y la DSK organizaron la resistencia pacífica ante el gobierno federal en los años 90, pero otros grupos albaneses recurrieron a la lucha armada.
El conflicto de Kosovo marcó la declinación del poder de Slobodan Milosevic, presidente de Serbia y luego de Yugoslavia, y sometido actualmente a juicio en un tribunal internacional por delitos contra los derechos humanos.
El Partido Democrático de Kosovo (DPK), de Hashim Thaci, logró el segundo lugar en los comicios, y la coalición serbia Povratak (Retorno) obtuvo nueve por ciento de los votos.
La OSCE aseguró que las elecciones se realizaron pacífica y ordenadamente, con una concurrencia de 65 por ciento de los 1,2 millones de votantes habilitados. El censo electoral registraba a poco más de un millón de albaneses y a casi 180.000 serbios.
Fuentes en Pristina dijeron a IPS que Haradinaj, líder de la AAK, tiene altas probabilidades de ser nombrado primer ministro de la provincia.
Según la ley electoral, elaborada por la Misión de las Naciones Unidas en Kosovo, el gobierno se ocupará de los asuntos presupuestarios, de seguridad social y educación. Los asuntos judiciales, el cumplimiento de la ley y la política exterior permanecerán en manos de la comunidad internacional.
La mayoría de los medios locales se refirieron a las elecciones como un paso hacia la independencia. El periódico Bota Sot, de Rugova dijo que la comunidad internacional debe entender que «la independencia de Kosovo está sólo a un paso de ser alcanzada».
Pero el diario independiente Koha Ditore informó sobre «las primeras elecciones libres y democráticas que acercaron a Kosovo a Europa», sin mencionar las fuertes aspiraciones independentistas de la provincia.
Mientras, el gobierno instalado en octubre de 2000 en Yugoslavia para reemplazar a Milosevic, celebró la jornada electoral en Kosovo, y las autoridades serbias exhortaron a la minoría serbia a participar de la votación. Lo mismo hizo el patriarca Pavle, de la Iglesia Ortodoxa Serbia.
Unos 200.000 serbios abandonaron Kosovo en 1999 por temor a represalias de los 800.000 albaneses que habían sido expulsados por las fuerzas armadas de Milosevic.
El presidente ygoslavo Vijislav Kostunica alabó a los serbios de Kosovo por su «sabia decisión» de participar en elecciones «que harán que su voz sea escuchada» en la provincia.
El ministro de Relaciones Exteriores, Goran Svilanovic, envió un telegrama de felicitaciones a Rugova.
El jefe de la misión de la ONU a Kosovo, Hans Kaekkerup, dijo a periodistas en Pristina que la cooperación entre la misión y Belgrado continuará en Kosovo despúes de las elecciones.
La participación de los serbios en las elecciones «dio un significado simbólico al concepto de una sociedad kosovar multiétnica, tan deseada por la comunidad internacional y la misión de la ONU», comentó en Belgrado el analista Zoran Lutovac.
«Además de la esperanza en la construcción de una sociedad multiétnica, es importante que los serbios tengan la oportunidad de intervenir en la toma de decisiones, con la posibilidad de presionar o controlar los hechos en Kosovo. Es un paso adelante», dijo Lutovac. (FIN/IPS/tra-en/vpz/mn/lp/ip-ff/01