Pocos vietnamitas conocían los condones y su utilidad para evitar embarazos y enfermedades de trasmisión sexual hasta hace apenas una década. Ahora, 18 por ciento de la población y 98 por ciento de las trabajadoras sexuales los usan.
La epidemia de sida (síndrome de inmunodeficencia adquirida) obligó a cambiar los hábitos de esta nación de 79 millones de habitantes.
En 1991, la venta de condones era de 3,5 millones de unidades. En 2000 se vendieron 92 millones de condones, mientras las autoridades advierten un riesgo de escasez del producto para el año próximo.
Nguyen Viet Quang, un vietnamita que reside en el exterior, se sorprendió cuando encontró un paquete de condones en la habitación del hotel donde se alojó durante su visita a Hanoi.
«He venido muchas veces, y ésta es la primera que me ofrecen un regalo como éste». El hecho expone un cambio significativo en la actitud vietnamita hacia el sexo, la prostitución y el sida, aseguró.
El primer caso nacional de VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) fue detectado a comienzos de los años 90. Desde entonces, el país registró 39.000 infectados, de los cuales 6.000 desarrollaron la enfermedad y 3.000 murieron. Pero estas cifras esconden los verdaderos costos sanitarios, sociales y económicos de la epidemia.
«El sida afecta el desarrollo socioeconómico en muchos aspectos», reconoció el ministro de Salud, Do Nguyen Phuong, en el Encuentro Ministerial Asia-Pacífico sobre VIH/Sida y Desarrollo, celebrado a fines de octubre en la ciudad australiana de Melbourne.
Los servicios de salud empezaron a distribuir condones gratuitos a fines de los años 80. El gobierno creó una red de dispensarios de condones en todo el país para impulsar la práctica del sexo seguro.
Vietnam se vio obligado a modificar su valoración sobre la prostitución y el uso de drogas, los dos factores que propiciaron la rápida expansión de la epidemia de sida, tras reiteradas campañas fallidas de erradicación.
«Ya que es imposible terminar con la prostitución, una de las principales causas de propagación del VIH, el gobierno decidió minimizar su riesgo promoviendo el sexo seguro», señaló Le Van Kien, funcionario del gubernamental Comité Nacional contra el Sida (CNS).
Las nuevas políticas se concentraron en informar y educar a la población sobre las formas de prevenir el contagio y en la difusión de conductas seguras, en particular el uso de condones por parte de los grupos de alto riesgo: trabajadores y trabajadoras sexuales y adictos a las drogas intravenosas.
«La tarea mayor es cambiar las actitudes de la gente», explicó Nog Thi Khanh, director de programa del CNS. En primera instancia, las prostitutas no conocían los riesgos de mantener relaciones sexuales con múltiples parejas sin protección. Luego sentían temor a modificar sus hábitos. Algunas, inclusive, preferían correr el riesgo de enfermar antes que pasar hambre por no poder trabajar.
«Muchos insistían en el sexo 'natural' y se negaban al condón», recordó Lam Thi Van, una trabajadora sexual de 26 años, con ocho años de actividad.
La estrategia del CNS fue dirigir su campaña de sexo seguro a los hombres, para intentar alterar la forma de negociación entre cliente y trabajadora.
Según una encuesta realizada por la organización no gubernamental (ONG) CARE Vietnam en el sur del país, 18 por ciento de los hombres mantiene relaciones sexuales con prostitutas y un porcentaje similar no usa condón.
La organización lanzó una campaña titulada «Yo me cuido, ¿y tú?», que procura generar cambios en la conciencia de los hombres y por tanto en los patrones de proliferación de la epidemia.
«Esto implica asegurar que el VIH no sea introducido en la familia, cuidar a las personas infectadas dentro del grupo familiar, hablar con sus compañeras sobre el sexo y la prevención del sida y educar a niños y niñas en la salud sexual», explicó Peter Piot, director ejecutivo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida).
En su primer año, el programa alcanzó a 130.000 hombres. «La situación ha mejorado», subrayó Van, agregando que rara vez debe persuadir a un cliente para que use «impermeable», el término coloquial para referirse al condón.
Funcionarios de salud y trabajadores sociales buscan ampliar la campaña apoyándose en organizaciones de trabajadores, mujeres, jóvenes y campesinos.
Las filiales vietnamita y australiana de la Cruz Roja organizaron 34 talleres sobre sexo seguro en 13 centros laborales, mientras ONG, sindicatos y comités municipales de la meridional ciudad de Ho Chi Min pusieron en marcha una campaña de educación sexual en los lugares de trabajo.
La ciudad de cuatro millones de habitantes registra 8.600 portadores de VIH y 3.000 personas enfermas, un tercio de las cuales son jóvenes. En los primeros nueve meses del año, se conocieron 1.200 casos nuevos de VIH y 521 nuevos enfermos.
«Nos concentramos en los jóvenes que encontramos en cafés, discotecas y hoteles. Nuestra tarea es instruir a las jóvenes trabajadoras (sexuales) y entrenarlas para que negocien un sexo más saludable con sus eventuales parejas», explicó Nguyen Minh, uno de los 30 educadores que recorren la ciudad. (FIN/IPS/tra- en/tdtl/js/dc/mlm/he/01