ECONOMIA-CUBA: Castro intenta aliviar tensión ante nueva crisis

Un conjunto de medidas anunciadas por el presidente de Cuba, Fidel Castro, intentan contrarrestar la incertidumbre que reina en este país ante la posibilidad de un agravamiento de la crisis económica iniciada en 1990.

Sea cual fuere la situación, las casas de cambio no cerrarán, los depósitos en dólares o en pesos «serán respetados de manera absoluta», y el Estado no cerrará ni las tiendas de venta en divisa ni los mercados agropecuarios, prometió el mandatario.

«El valor del peso cubano se defenderá resueltamente. No se incrementará un solo centavo al precio de los bienes y servicios que hoy recibe el pueblo a precios oficiales, tanto en productos racionados como no racionados», añadió.

«No hemos vivido en vano 10 años de periodo especial», dijo la noche del viernes ante las cámaras de televisión el mandatario de 75 años. «Periodo especial» es el nombre que el gobierno da a la crisis.

Castro compareció ante el público para referirse a la situación internacional y a su impacto en la economía cubana.

Para el presidente, la actual crisis económica nacional es el resultado del fracaso de la aplicación de las políticas neoliberales y no de los actos terroristas del 11 de septiembre contra Estados Unidos o de los bombardeos a Afganistán.

Antes del 11 de septiembre, «sin excepción alguna, los tres grandes centros de la economía mundial venían cayendo simultáneamente en su ritmo de crecimiento a menos de la mitad en menos de un año», dijo.

Entre otoño de 2000 y el 10 de septiembre, el día anterior a los atentados, las previsiones de crecimiento de la economía mundial del Fondo Monetario Internacional (FMI) se redujeron de 4,2 a 2,7 por ciento.

«El acto terrorista y la guerra no originan sino (que) hacen mucho más grave la crisis. Lo que venía avanzando aceleradamente, se precipita de forma inoportuna y abrupta», añadió el mandatario quien analizó estadísticas de varias regiones del mundo.

Cuba, en tanto, venía sufriendo ya a mediados de año la reducción del precio del azúcar en el mercado mundial de nueve a 6,53 centavos de dólar la libra, y del níquel de 8.640 dólares la tonelada a 4.715 dólares, así como la caída de las ventas de tabaco.

Al deterioro de los ingresos por tres de sus principales rubros exportables se sumó entonces el descenso de 9,9 por ciento en la llegada de turistas en septiembre respecto de igual mes del año anterior. En octubre, la caída puede haber sido de 14 por ciento.

Los síntomas de una nueva crisis en Cuba empezaron a sentirse pocos días después del 11 de septiembre y se intensificaron tras el inicio de la guerra contra Afganistán a comienzos de octubre.

El flujo de turistas disminuyó, las remesas familiares desde Estados Unidos cayeron drásticamente, se redujeron los ingresos en dólares de la población y el peso cubano se devaluó de forma significativa, por primera vez desde 1998.

Si, como norma, la población cubana vende más dólares de los que compra, en los últimos días la relación cambió. Según Castro, «el saldo desfavorable (para el Banco Central de Cuba) alcanzó casi cuatro millones de dólares» en apenas 20 días.

Mientras el cambio oficial mantiene la paridad entre el peso y el dólar, en las casas de cambio abiertas por el gobierno el dólar pasó de comprarse por 20 o 22 pesos a 26 en La Habana y a 28 pesos en algunas provincias.

El presidente aseguró que la moneda nacional perdió 18,18 por ciento de su valor y añadió que su gobierno seguirá de cerca la evolución del cambio porque el país no está en condiciones de «arriesgar sus recursos en moneda convertible».

Ante esta situación, Castro exhortó a no «dejarse llevar por consejos de especuladores ni por el temor», y recordó a la población que tiene la oportunidad de abrir cuentas a plazo fijo en pesos y en dólares.

El mandatario, quien advirtió el 24 de octubre a la población que debería prepararse para «nuevos sacrificios», llamó ahora a sus conciudadanos a tener confianza en la capacidad de su gobierno para enfrentarse con una nueva crisis.

Como habían previsto analistas locales consultados por IPS, el presidente no hizo alusión el viernes a un paquete de medidas económicas que, según trascendidos, fue distribuido a altos funcionarios gubernamentales y empresariales.

Las medidas incluirían, entre otras, la paralización de inversiones en el turismo, el cese de las importaciones de vehículos y de determinados artículos suntuosos y la limitación de determinados estímulos a trabajadores y a dirigentes. (FIN/IPS/da/mj/if/01

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