Los países de Asia-Pacífico necesitan 30.000 millones de dólares anuales para invertir en desarrollo y ambiente, señalaron delegados de gobiernos en una reunión preparatoria de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable.
Los representantes de 48 países participaron desde el martes hasta este jueves de la reunión en la capital de Camboya para establecer la posición de la región ante la cumbre, que se realizará el año próximo en Johannesburgo, Sudáfrica.
Los países asiáticos de la cuenca del Pacífico deberán recurrir a recursos externos e internos para superar la brecha financiera, opinaron los participantes.
La tarea no será fácil, dada la disminución de la asistencia al desarrollo registrada en los últimos años y las dificultades que enfrentan las economías más pobres para reunir recursos locales ante la desaceleración de la economía mundial.
A estos factores se suman dificultades para el intercambio comercial y la actitud de los inversores privados, que buscan evitar riesgos.
Los países ricos tienen un papel clave para cubrir esta brecha financiera, y deben cumplir los compromisos asumidos hace 10 años en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro para que la «ayuda oficial para el desarrollo alcance cuanto antes la meta de 0,7 por ciento de su producto interno bruto», urgieron los delegados asiáticos.
Hasta ahora, sólo cinco países, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Noruega y Suecia, cumplieron ese objetivo de asistencia a los países pobres.
Los fondos de ayuda quedaron estancados o cayeron en la última década, y un aumento es poco probable. Desde 1992, 14 de 21 países donantes redujeron sus presupuestos de ayuda para el desarrollo. En el último año fiscal, Japón recortó tres por ciento su asistencia al exterior.
No obstante, los gobiernos asiáticos del Pacífico, desde Irán hasta los países isleños, deben buscar medios para cubrir la reducción de los fondos para el ambiente y el desarrollo, indicaron los participantes en un documento.
«Subrayamos el papel primario de la movilización interna y los esfuerzos a nivel nacional para financiar el desarrollo sustentable», agregaron.
Cielito Habito, ex ministro de Economía y Planificación de Filipinas, quien presidió el martes una discusión sobre el documento, dijo que los gobiernos de Asia deben buscar más allá de las fronteras del estado, y señaló el papel decisivo del sector privado para alcanzar la meta del desarrollo sustentable.
Pero activistas y organizaciones no gubernamentales (ONG) no parecieron impresionados por el documento de los gobiernos de la región.
«La financiación del desarrollo sustentable requiere un cambio profundo en las transacciones económicas mundiales y regionales», destacó la coalición de ONG locales y regionales reunidas bajo el Foro del Pueblo de Asia-Pacífico sobre Desarrollo Sustentable.
Según el Foro, reunido con dos días de anticipación para hacer su propuesta a las delegaciones gubernamentales, los dos problemas clave son la deuda externa y la caída de los precios de las exportaciones de los países en desarrollo.
Algunos países asiáticos, incluso los más afectados por la crisis financiera de 1997, deben arreglarse como pueden para enfrentar sus deudas. En Indonesia, por ejemplo, la deuda externa por persona se ubica en 700 dólares.
Aunque el volumen del comercio mundial subió, los precios de los productos básicos -fuente importante de divisas para muchos países en desarrollo- continúan cayendo desde mediados de los años 90.
Los precios de las manufacturas también cayeron, y la desaceleración redujo el crecimiento de las exportaciones en muchas economías asiáticas, entre ellas Irán y Taiwan.
El Fondo Monetario Internacional previó una caída de las exportaciones a 11,5 por ciento este año en Hong Kong, a partir de 13 por ciento el año pasado.
Las estructuras económicas y financieras mundiales son perjudiciales para los intereses y necesidades de los países en desarrollo, sostuvo el Foro del Pueblo, y agregó que los gobiernos de la región no toman en cuenta los problemas estructurales causantes de la falta de fondos.
«Si las estructuras no se reforman y sustituyen por estructuras financieras y gubernamentales alternativas, la financiación del desarrollo sustentable quedará fuera del alcance de los países de la región», aseguró el Foro.
Shalmali Guttal, del centro independiente de investigación Focus on the Global South, dijo que «los gobiernos deben dejar a un lado el orden económico en que la ayuda al desarrollo viene condicionada».
Joseph Weinstock, especialista en medio ambiente del Banco Asiático de Desarrollo (AsDB), admitió que «las ONG tienen parte de razón al preocuparse por las compañías multinacionales», y agregó que estas organizaciones «tienen la capacidad de desafiar a las multinacionales con campañas contra sus productos».
La región de Asia-Pacífico enfrenta crecientes presiones sobre el medio ambiente, con problemas como el deterioro de los recursos hídricos, los efectos del recalentamiento del planeta, la contaminación, la sobrepoblación urbana y la explotación abusiva de los recursos naturales.
Según un informe conjunto del AsDB y la Comisión Económico- Social de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico (ESCAP), la mayoría de los países asiáticos y del Pacífico tienen alta y muy alta presión sobre la tierra, según los índices de disponibilidad por persona.
Unos 851 millones de hectáreas o 25 por ciento de las tierras de la región están degradadas, sostuvo el informe sobre el «Estado del Ambiente en Asia y el Pacífico» correspondiente al año 2000.
La mitad del área boscosa de la región ya desapareció y la mitad restante pierde 750.000 hectáreas anuales. (FIN/IPS/tra-en/mmm-js/js/lp/mlm/dv-en/01