Decenas de miles de viviendas son reparadas o reconstruidas tras el paso por Cuba del huracán Michelle este mes, de acuerdo con instrucciones dictadas por el presidente Fidel Castro.
Las casas derribadas por el huracán serán levantadas de nuevo y, en muchos casos, se mejorará la calidad de vida de sus habitantes, por la decisión gubernamental de sustituir las que fueron de madera por mampostería.
Poco más de una semana después del huracán, 470 viviendas habían sido reparadas en la provincia de Matanzas, a unos 120 kilómetros de La Habana, como parte de un programa de emergencia para recuperar unas 53.000 viviendas afectadas en ese territorio.
Fuentes del Consejo de Defensa Provincial informaron que 1.444 familias recibieron material para arreglar sus casas, mientras que se movilizan las empresas estatales para cubrir la demanda de arena, cemento, madera y tejas.
«Van a recibir el máximo de ayuda, estén tranquilos. La respuesta es rápida y todo el mundo sabe lo que tiene que hacer», dijo Castro este lunes a unos 1.000 habitantes de una localidad donde los vientos derrumbaron 82 viviendas.
Esta fue la segunda visita del mandatario de 75 años a las zonas más afectadas. Tras el primer recorrido, iniciado cuando Michelle aún no se había retirado de Cuba, Castro decidió abrir las reservas estatales para aliviar el desastre.
Michelle ingresó en Cuba por Matanzas el 4 de este mes y atravesó el país de sur a norte con un diámetro de influencia de 500 kilómetros, vientos sostenidos de 165 kilómetros por hora y rachas de hasta 250 kilómetros.
Catalogado por las autoridades como el «peor desastre natural» de los últimos 50 años, el huracán afectó 45 por ciento del territorio nacional, donde viven 5,9 millones de personas, 53 por ciento de la población cubana.
Sólo cinco personas murieron como resultado de la decisión de las autoridades de evacuar de forma preventiva a unos 700.000 habitantes de las zonas amenazadas. En algunos casos, el gobierno garantizó incluso el almacenamiento de los bienes de estas familias en lugares seguros.
Aunque el Consejo de Defensa Civil se preparó, el huracán ocasionó daños sin precedentes a los sistemas de electricidad y de comunicación nacionales. Los severos perjuicios a viviendas y a la agricultura aún están por evaluarse.
«En cada cuadra hay tres o cuatro casas sin techo, eso sin contar las que son sólo escombros», dijo a IPS Silvia Fernández, vecina del pueblo de Agramonte, en el municipio matancero de Jagüey Grande.
A 20 kilómetros de Agramonte, en la ciudad de Jagüey, unas 2.000 viviendas están afectadas y algunas calles seguían inundadas a mediados de esta semana, impidiendo el avance de los planes de recuperación.
Para resolver el problema de la vivienda en Matanzas, será necesaria la movilización por no menos de un año de todos los albañiles de la provincia, incluidos los jubilados, según cálculos de los organismos locales de defensa civil.
La provincia debe producir más de un millón de bloques de hormigón antes de fin de enero. Sólo en ese territorio se requieren 20.000 toneladas de cemento, 36.000 tejas de fibrocemento y 60.000 toneladas de arena.
El mayor reto para la industria, en tanto, se localiza en la producción de tuberías para albañales y piezas de baño.
«Nosotros podemos recuperarnos», «nadie quedará desamparado», «algunos problemas requerirán más tiempo que otros, pero todos se resolverán», reiteran las autoridades en sus mensajes diarios a los damnificados.
A la par de la movilización de los recursos nacionales para la recuperación de las viviendas, comenzó la distribución en Matanzas de parte del donativo de 22 toneladas de alimentos, medicinas, colchones y otros productos enviado por Venezuela.
Hernán Hernández, director de la empresa estatal de Servicios para la Colaboración, aseguró que los envíos que llegan al país del exterior pasan por un proceso de conteo y clasificación que trata de realizarse lo más ágilmente posible.
Cuba recibió de inmediato la ayuda del gobierno de Hugo Chávez y también de China, que entregó unos 604.000 dólares, parte en efectivo y el resto en recursos materiales para la recuperación.
Dos cargueros IL-76 del Ministerio para Situaciones Especiales y la Defensa Civil de Rusia arribaron el lunes con alimentos para niños, carne en conserva, arroz, leche condensada y cristales para puertas y ventanas.
El gesto ruso fue recibido con sorpresa, tras la decisión unilateral del gobierno de Vladimir Putin de retirar una base de inteligencia electrónica que Moscú mantenía en las afueras de La Habana desde 1964.
«El pueblo de Cuba se enfrenta con graves problemas a causa del desastre natural y necesita ayuda urgente», dijo Putin el lunes, dejando a un lado las tensiones bilaterales surgidas por su decisión de retirar la base.
Una propuesta de cooperación también llegó del gobierno de Estados Unidos, gesto sin precedente desde el arribo al poder de Castro en 1959, pero La Habana respondió solicitando autorización para comprar en ese país alimentos y medicinas.
Fuentes diplomáticas aseguraron en Cuba que algunos países de América Latina, como México, estarían esperando una solicitud oficial de ayuda por parte del gobierno de Castro, pero analistas locales estimaron que tal solicitud no se producirá.
Una misión de varias agencias de la Organización de las Naciones Unidas viajó la semana pasada a los territorios más afectados para evaluar los daños ocasionados por Michelle, sin que se anunciara aún algún donativo por esa vía.
En tanto, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja analizan la ayuda que entregarán en coordinación con la Cruz Roja cubana, dijo Cristina Estradas, delegada de información de ambas organizaciones. (FIN/IPS/da/mj/dv/01