COMERCIO: Asuntos de género son ignorados en la OMC

La Cuarta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que finaliza este martes en Qatar, procura reducir diferencias entre países ricos y pobres en el comercio mundial, pero olvidó mencionar la brecha de género.

Las consideraciones de género no figuraron en la conferencia, ni en el contenido de las negociaciones ni en la composición de las delegaciones que llegaron a Doha para discutir la ampliación de la liberalización del comercio multilateral.

Con el ingreso de China y Taiwan, la OMC pasó a tener 144 integrantes, pero sólo ocho delegaciones fueron encabezadas por mujeres: Bélgica, Botswana, Gran Bretaña, Indonesia, Islandia, Malasia, Mali y República Democrática del Congo.

Si bien la equidad de género no es sólo cuestión de números, esta escasa representación es un símbolo de la falta de compromiso del organismo en la materia.

Ninguna delegación contó con una presencia equitativa de mujeres. Los países árabes no incluyeron una sola delegada, mientras los países industrializados sólo contaron con unas pocas.

Africa fue el continente que envió más negociadoras comerciales a Doha, seguido de Asia. La representación británica, conducida por la ministra de Comercio e Industria, Patricia Hewitt, marcó una tendencia importante, al incluir casi tantas mujeres como hombres.

Pero, en comparación con otros encuentros multilaterales, el de Doha estuvo dominado por los trajes masculinos.

Tras un reclamo del bloque de países menos desarrollados, el presidente del Consejo General de la OMC, Stuart Harbinson, incluyó a Tebelelo Seretse, jefa de la representación de Botswana, en el grupo de siete negociadores dedicados a despejar el atolladero de intereses al que llegaron el Norte industrial y del Sur en desarrollo.

Seretse, ministra de Comercio, Industria, Naturaleza y Turismo, se refirió en forma elocuente a los prejuicios que debió superar para actuar con eficacia en el organismo que regula el sistema de comercio multilateral.

«Cuando se es nueva como yo en este ámbito, los demás piensan, en primer lugar, 'bueno, es negra», y luego, 'es mujer' y por último, 'es africana'. Creo que en (algunas) culturas, especialmente en Africa, tenemos la costumbre de ser vistas pero no escuchadas. Pero estamos cambiando más rápido que Europa», afirmó en una entrevista.

La escasa presencia de mujeres como Seretse en la dirección de la OMC puede ser una de las razones por las cuales las negociaciones y los acuerdos no reflejan preocupaciones de género.

La conferencia reconoció la vinculación entre comercio y desarrollo, pero mantuvo silencio acerca de los efectos específicos que ejerce la globalización comercial en las mujeres pobres.

«Ninguno de los textos acordados menciona la cuestión de género. Hace falta trabajo en todos los ámbitos para colocar las preocupaciones de las mujeres en la agenda» comercial, sostuvo Zo Randriamaro, directora de programas en Senegal de la organización Geralinks, que analiza el impacto de la globalización en la población femenina.

El comercio no es un ejercicio técnico y neutral, y «las políticas no afectan a todas las personas del mismo modo», sostuvo Mariana Williams, de la Red de Género y Comercio del Caribe.

Las agricultoras y pequeñas empresarias suelen ser perjudicadas por instituciones y costumbres patriarcales que les impiden ejercer la propiedad de la tierra o firmar contratos, explicó la activista.

Fueron las mujeres las que remontaron las situaciones de crisis cuando la liberalización alcanzó a las economías nacionales, sostuvo Williams.

Ante el desempleo masculino provocado por la reubicación de inversiones o la reducción de aranceles, las mujeres ingresaron al mercado laboral formal o informal para sostener economías de subsistencia, agregó.

En la última década, durante la cual la globalización comercial se institucionalizó en el mundo, los patrones laborales cambiaron y afectaron negativamente a las trabajadoras, señalan estadísticas de la OMC.

«La incidencia del trabajo de tiempo parcial es muy elevado entre las mujeres, además reciben salarios menores que los hombres y tienden a presentar tasas de desempleo más altas», afirma un documento del organismo.

«En Asia, Africa y el Caribe, las mujeres son mano de obra barata», afirmó Williams. Y en países como Kenia, Uganda y Filipinas, estudios locales indican que las agricultoras son desplazadas a medida que se privatiza la tierra y los servicios, sostuvo.

«Todos los acuerdos comerciales tienen dimensión de género. Lo que pedimos a los miembros de la OMC es que tomen en cuenta el Plan de Acción de (la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de) Beijing, con el cual se comprometieron», sostuvo Williams.

«Necesitamos que las políticas comerciales incluyan una forma distinta de ver el mundo», concluyó. (FIN/IPS/tra-eng/fk/mn/if dv/01

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