Las insurgentes FARC aceptaron reunirse este jueves con el delegado de la ONU y luego con representantes de países facilitadores del proceso de paz en Colombia, mientras la comunidad internacional presiona por la reanudación de las negociaciones del gobierno con los rebeldes.
El anuncio fue interpretado por analistas como una reformulación de la postura de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), que hace dos semanas habían dicho que este miércoles decidirían si siguen en la mesa de negociaciones.
Las FARC afirmaron que si la representación de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para el proceso de paz acepta la cita se reunirán este jueves, y que lo harán el sábado con representantes de los países facilitadores del diálogo.
El delegado especial saliente de la ONU para el proceso de paz, Jan Egeland, había solicitado una cita a las FARC, pero los rebeldes se negaron, aduciendo las restricciones que el presidente Andrés Pastrana ha puesto para el ingreso de extranjeros a la zona del sudeste donde se realizan las negociaciones.
Egeland afirmó que su objetivo y el de los países facilitadores del proceso de paz (Costa Rica, España, Francia, Italia, México, Suecia y Venezuela) es la reactivación de las negociaciones entre el gobierno y las FARC, suspendidas por la organización insurgente el 17 de octubre.
El representante de la ONU aseguró que para la comunidad internacional, la negociación «es la única solución y la única posibilidad de salir» del conflicto armado.
Egeland exhortó el martes a las FARC y al gobierno a mantener el diálogo, por considerar que «el contacto directo entre las partes» es ineludible para el avance del proceso.
Las FARC afirmaron el martes, en un comunicado enviado a Egeland, que la reunión no era posible por las restricciones que ha puesto el gobierno para el ingreso de extranjeros a la zona desmilitarizada del sudeste colombiano, donde se realizan las negociaciones.
Egeland señaló que, ante la crisis que afronta el proceso de paz, la comunidad internacional puede realizar «un llamamiento a las partes para que se reúnan y dialoguen esta vez como se ha hecho otras veces y así se busque una salida».
Así mismo, el ministro de Trabajo Angelino Garzón, ex presidente de la izquierdista Central Sindical Unitaria de Trabajadores, instó a las FARC a reanudar las negociaciones de paz.
Garzón, cuya central sindical es la principal del país, afirmó que sería una forma de atender «no sólo el clamor del (Poder) Ejecutivo sino el de todos los colombianos».
Egeland destacó iniciativas como la tregua temporal propuesta por una comisión de personalidades en septiembre y el Acuerdo de San Francisco en octubre, en el que el gobierno y las FARC se comprometieron a procurar acuerdos para mantener la negociación.
La comisión de personalidades también propuso la adopción de medidas para frenar la acción de los paramilitares de derecha al que la guerrilla atribuye 80 por ciento de las cerca de 200 masacres (asesinatos múltiples) que ocurren anualmente.
Las FARC admitieron en su mensaje al delegado de la ONU que el proceso de paz esta en crisis y señalaron que el eventual fin de las negociaciones «sería responsabilidad del presidente Pastrana, de su gobierno y de los sectores políticos, económicos y sociales que él representa».
Además, indicaron que, a pesar de la posición de Pastrana, el líder de las FARC, Manuel Marulanda, está dedicado a buscar «una solución a la crisis del proceso», para lo cual «ha formulando trascendentales propuestas para reactivar el diálogo».
Marulanda puso como condiciones para reanudar las negociaciones el levantamiento de las restricciones para el acceso a la zona desmilitarizada, la suspensión del cerco militar que opera alrededor de esa área y la creación de una comisión que investigue la actividad allí de paramilitares de derecha.
El líder guerrillero afirmó que de no atenderse este pedido las FARC darían por terminado el proceso y harían entrega oficial de la zona de distensión.
Este miércoles, el ministro del Interior Armando Estrada afirmó que el plazo de 15 días puesto por las FARC no estaba dirigido al gobierno sino a los propios dirigentes guerrilleros.
Estrada indicó que mientras los rebeldes mantengan su disposición a continuar con el diálogo, como lo manifestaron en su mensaje al delegado de la ONU, seguirán contando con las garantías que les dio el gobierno en la zona desmilitarizada.
Las FARC, la guerrilla activa más antigua de este país, cuentan desde 1999 con una zona de 42.000 kilómetros cuadrados desmilitarizada por el gobierno donde se desarrollan las negociaciones de paz.
Luis Valencia, de la estatal Universidad Nacional, dijo a IPS que las FARC tratan hoy de medir sus fuerzas con las del gobierno de Pastrana, que ingresa en los tramos finales de su periodo sin mostrar resultados concretos en las negociaciones iniciadas en enero de 1999.
En opinión de Valencia, el diálogo entre el gobierno y las FARC se encuentra en una especie de callejón sin salida, pues ambas partes se señalan mutuamente como responsables de una eventual ruptura y ninguna quiere asumir la responsabilidad de una ruptura.
No obstante, Valencia considera que la aceptación de los rebeldes a entrevistarse con representantes de la comunidad internacional se presenta como una nueva opción para salvar el proceso. (FIN/IPS/yf/mj/ip/01