Aficionados al teatro en Singapur, apoyados por el gobierno, dedican sus horas libres a mantener viva la tradicional ópera callejera china, despreciada por jóvenes ganados por la cultura occidental.
Semejante a la producción británica «Miss Saigon», que abarrotó en septiembre las salas del Teatro Kallang de Singapur, con arias inolvidables y sutiles movimientos, la ópera callejera china vive una transición entre la necesidad de mantener sus raíces clásicas y adaptarse al público urbano.
Los libretos arcaicos, los torpes argumentos y la aguda música de la ópera tradicional china son rechazados por los jóvenes de esta ciudad-estado de cuatro millones de habitantes, 75 por ciento de origen étnico chino.
«Muchos jóvenes están tan preocupados por tener dinero para comprar todo lo que desean que se olvidan por completo de la herencia» cultural, observó Daphne Lim, una estudiante de periodismo en la Universidad Politécnica de Ngee Ann y amante de la ópera china.
«No le prestan atención a las representaciones de ópera, pues las consideran viejas prácticas vinculadas a las creencias chinas tradicionales. No ven la belleza artística en la tradición, pues están cegados por la influencia de Occidente», añadió.
La mayoría de los jóvenes saben inglés, o más bien, «singlish», como se llama la forma de hablar ese idioma que tienen los habitantes de Singapur.
Los estudiantes de secundaria consideran que el idioma mandarín no tiene ningún valor en un mundo dominado por el inglés, a pesar de una década de campañas gubernamentales en Singapur para estimular el uso de esa lengua oficial de China.
Ante esto, las posibilidades de que los jóvenes se interesen por la cultura china son pocas, y menos aún de que concurran a una representación de ópera tradicional.
Grupos de teatro apoyados por el gobierno intentan recrear el arte operístico callejero con libretos y música actuales, para atraer a los habitantes de un país en que abundan los productos de la tecnología moderna.
Las óperas callejeras en todos los idiomas y dialectos chinos, con sus colores, disfraces, gestos estilizados y drama, eran el principal entretenimiento cultural de Singapur a comienzos del siglo XX.
Ahora, son un enigma cultural ligado a la religión y que lidia con la modernidad, y sólo son representadas entre agosto y septiembre, en el Festival de los Espíritus Hambrientos.
Las creencias taoístas señalan que los espíritus malvados rodean la tierra en el séptimo mes del año lunar, por lo que son necesarios los banquetes y las óperas callejeras para aplacarlos. Las viviendas son virtualmente cercadas por velas durante todo el mes.
Pero, como todas las cosas en Singapur, las nuevas costumbres van imponiéndose sobre las viejas.
Singapur espera convertirse en el centro del renacimiento artístico asiático. Por eso, el gobierno da apoyo administrativo y a veces financiero a organizaciones teatrales locales sin fines de lucro, como la Sociedad de la Opera China de Singapur.
La Sociedad, que es parte de este proceso desde su fundación en 1992, seleccionó a los mejores elencos de China y Hong Kong, como la Chuan Opera, Yuju y Hebei Clapper Opera.
Para estos profesionales que hablan inglés y chino, educar e informar al público es tan importante para la supervivencia de su arte como el estímulo a los artistas locales.
La Sociedad creó el Ciclo de Jóvenes Artistas de Opera para descubrir y apoyar a los talentos locales. En el Ciclo se introdujeron nuevos disfraces, música contemporánea y libretos más finos, la mayoría de ellos en idioma cantonés moderno, para estimular a los jóvenes.
El director ejecutivo de la Sociedad, Goh Pok Gek, informó que las producciones contrataron a directores de teatro del sur de China para entrenar a los actores aficionados de Singapur, muchos de los cuales tienen algún empleo de tiempo completo.
Los actores que representan papeles protagónicos ganan entre 175 y 290 dólares por función, excluyendo los ensayos.
Para una producción con unos 30 o 40 actores, con dos semanas de ensayos, dos noches de función cuesta entre 58.500 y 88.000 dólares, explicó Goh.
La mayor parte de este monto es provisto por auspiciantes privados y donaciones que, en la actual recesión económica, disminuyen rápidamente.
Los dialectos dominantes en Singapur son el teochew y el hokkien, pero la ópera cantonesa es la que gana cada vez más popularidad, debido a la influencia de las telenovelas de Hong Kong.
Selectas óperas en catonés son ahora intepretadas en teatros de todo Singapur.
«Lamentablemente, Singapur no puede vivir del arte», dijo la presidenta de la Sociedad, S'ng Poh Yoke.
«Todos trabajamos de día y dedicamos nuestras horas libres para promover esta forma de arte. Pero esto se hizo muy difícil después de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos. El dinero ya no llega, excepto de las fundaciones, y tenemos que bajar el precio de las entradas», afirmó.
«Sin embargo, nuestra traducción línea por línea de los libretos es un gran éxito y atrae a todos los que no entienden los dialectos. Ahora queremos llevar las obras a las escuelas y hacer la historia en forma cómica para los niños», anunció. (FIN/IPS/tra-eng/el/js/rp/cr/01