La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reanudó el envío de alimentos a Afganistán, pese a los temores de que minas antipersonal y bombas de dispersión abandonadas en ese país dificulten las operaciones humanitarias.
El Programa Mundial de Alimentación (PMA), pese a los numerosos obstáculos, envió con éxito la ayuda alimentaria mensual de 52.000 toneladas, suficiente para alimentar a seis millones de víctimas de la guerra, dijo el viernes la presidenta de esa agencia de la ONU, Catherine Bertini.
Sin embargo, la distribución de esos alimentos por parte del PMA y de organizaciones no gubernamentales podría dificultarse por problemas de seguridad, advirtió.
«Apenas las condiciones de seguridad se estabilicen lo suficiente como para que los trabajadores continúen, el PMA aprovechará para enviar la mayor cantidad de alimentos posible», añadió Bertini.
Los problemas más importantes que afrontan las organizaciones humanitarias son los cambiantes frentes de batalla y los cientos de miles de minas antipersonal activadas que se encuentran desparramadas por todo el territorio de Afganistán.
El mundo «sigue muy preocupado» por la estela de miles de explosivos dejada por el movimiento islámico Talibán en su retirada de las principales ciudades de ese país, ante el avance de la Alianza del Norte, comentó el portavoz de la ONU, Freed Eckhard.
El Centro de Acción de Naciones Unidas contra las Minas Antipersonal considera que la situación en la oriental ciudad de Herat es la más preocupante.
Autoridades de la ONU en Islamabad confirmaron que tres civiles murieron y otros tres resultaron heridos, entre ellos dos niños, al manipular bombas de dispersión en las localidades de Eshaq Sulaiman Zai y Shakar Qala.
Funcionarios del programa del foro mundial para desactivar minas dijeron a periodistas la semana pasada que los países que forman parte de la coalición contra el terrorismo están dando información sobre dónde pueden localizarse los explosivos sin detonar.
Materiales y vehículos de la Agencia de Destrucción de Minas Antipersonales para Afganistán, dependiente de la ONU, fueron destruidos durante un fuerte bombardeo estadounidense sobre la meridional ciudad afgana de Kandahar.
Seis ómnibus, cinco camiones y equipos valorados en más de 300.000 dólares sufrieron daños irreparables.
Cerca de 5.000 bombas de dispersión activadas y altamente sensibles podrían estar abandonadas en zonas de Afganistán que fueron blanco de ataques estadounidenses, dijo el viernes Mark Hiznay, de la organización internacional Human Rights Watch.
«Estas bombas sin explotar (dirigidas a instalaciones) se convirtieron, de hecho, en minas antipersonal y en una gran amenaza para todos los civiles ahora y en el futuro», afirmó.
Hiznay sostuvo que Estados Unidos es quien tiene la principal responsabilidad de limpiar el terreno, una vez que terminen los bombardeos, y de brindar la información y los recursos necesarios para que las operaciones humanitarias puedan llevarse a cabo en forma segura.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte, que lideró los bombardeos contra la antigua Yugoslavia en 1999, proveyó en su momento una base de datos sobre la ubicación de todas las bombas de dispersión que no explotaron.
Human Rights Watch dijo que la «inestable situación» en Afganistán exige que Estados Unidos detenga de inmediato el uso de bombas de dispersión.
La utilización de esos explosivos «es algo claramente inapropiado, porque cualquier ventaja militar es minimizada al compararla con los riesgos que implica para la población civil», subrayó.
En tanto, Jean Ziegler, alto funcionario de derechos humanos de la ONU, criticó la semana pasada la decisión de Washington de lanzar en forma paralela bombas de dispersión y paquetes de alimentos.
Los alimentos fueron lanzados en paquetes aerodinámicos de color amarillo, igual que las bombas de dispersión.
Ziegler también subrayó el gran riesgo que significaba lanzar alimentos en campos minados.
El Departamento de Estado estadounidense, ante las quejas de la ONU y de las organizaciones de ayuda humanitaria, anunció que cambiaría el color de los paquetes de alimentos para evitar que los civiles afganos las confundan con bombas. (FIN/IPS/tra- eng/td/aa/rp/hd/01