La moneda sudafricana se devaluó más de ocho por ciento desde los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, y en lo que va del año sufrió una caída total de 17 por ciento frente al dólar.
El 11 de septiembre el rand se cotizó a 8,50 por dólar, mientras este martes su valor cayó más de ocho por ciento a 9,19. La devaluación impulsará al sector exportador en un escenario de recesión internacional posterior a los atentados, afirman economistas.
Sin embargo la tendencia devaluatoria no es nueva. La moneda sudafricana sufrió una caída de 20 por ciento en 2000. Según el gobierno las causas son la reducción de los precios de las materias primas y la especulación.
«La única respuesta será mantener la fortaleza de la economía y abocarse a luchar contra la inflación» de cinco por ciento anual, dijo el lunes el presidente del Banco de la Reserva (banco central) Tito Mboweni.
«La gente debería preocuparse por cuánto costará una cerveza en Sudáfrica, no en Londres», dijo Mboweni ante el Parlamento.
El gobierno no se muestra preocupado, y varios economistas señalan que la caída impulsará las exportaciones, que crecieron 18 por ciento en los últimos 20 meses.
Esto es bueno para el sector exportador, señaló Mike Schussler, economista jefe del grupo financiero Tradek. Sudáfrica y China son los únicos países del mundo que han experimentado un crecimiento exportador de tal magnitud este año, afirmó.
Las exportaciones mantienen la ocupación del sector minero e industrial e impulsan el crecimiento económico, señaló.
Mientras los mercados financieros del mundo se retraen ante la inminencia de un ataque de Estados Unidos contra Afganistán, Sudáfrica parece bien situada para soportar las consecuencias del conflicto internacional, afirman los expertos.
En caso de que se desate una guerra, el mercado bursátil local podría incluso crecer, pues Sudáfrica no se vería directamente involucrada en el conflicto, como Estados Unidos, Europa, Medio Oriente y Asia central, sostuvo Schussler en un estudio publicado tras los atentados.
La Bolsa de Valores de Johannesburgo está claramente orientada al oro, el petróleo y a las industrias que se consideran seguras en tiempos de guerra e inflación, puntualizó.
«Más preocupante es la baja de precios de las materias primas», advirtió. Sudáfrica continúa siendo un gran exportador de productos básicos como oro, platino y carbón, aunque está diversificando su oferta y vende cada vez más manufacturas, en particular en Africa austral, su zona de influencia.
Por otra parte, gracias al ajuste del gasto público el déficit fiscal se mantiene en dos por ciento.
Una vez que el turismo internacional se recobre del impacto producido por los cuatro aviones comerciales secuestrados en los atentados, el sector turístico sudafricano estima que el país será considerado un destino relativamente seguro.
Sin embargo, la nación aún no logró atraer la inversión extranjera directa que necesita para impulsar su crecimiento y enfrentar el gran problema nacional, el desempleo.
Veinticinco por ciento de la población económicamente activa está desempleada, pero la cifra sube a 35 por ciento si se considera al sector informal.
«El agravamiento del desempleo, el débil crecimiento económico, la inversión extremadamente baja y la inestabilidad de la moneda son evidencias categóricas de la necesidad de revisar la política económica», sostuvo el lunes el Congreso de Sindicatos Sudafricanos (Cosatu).
Cosatu se opone a la política económica a la que acusa de la pérdida de uno cada ocho puestos de trabajo en el sector formal desde 1994, año en que el país logró abrirse a los mercados mundiales tras la caída del régimen racista del apartheid.
También hay temores de que la devaluación eleve los precios debido al aumento del costo de las importaciones, sobre todo de petróleo.
El Banco Mundial calculó en su informe publicado el lunes que los ataques terroristas contra el World Trade Center, en Nueva York, y el edificio del Pentágono, en Washington, afectarán la inversión internacional «especialmente en Africa».
La caída de la inversión frenará el crecimiento económico y ampliará en dos millones de personas la población africana que vive por debajo de la línea de pobreza, advirtió el Banco Mundial.
Sin embargo el gobierno se muestra tranquilo y espera que los optimistas tengan razón. (FIN/IPS/tra-en/as/mn/dc/aq/if/01