El secretario general de la ONU, Kofi Annan, es el décimo octavo entre personalidades del mundo en desarrollo galardonadas con el premio Nobel de la Paz, que este viernes cumplió 100 años.
Annan, que comparte su premio con la ONU (Organización de las Naciones Unidas), nació en Ghana y es el sexto ganador africano del Nobel de la Paz, luego del egipcio Anwar Sadat y los sudafricanos Albert Lutuli (1960), Desmond Tutu (1984), Frederik de Klerk y Nelson Mandela, que lo compartieron en 1993.
El Nobel de la Paz fue entregado por primera vez en 1901, al francés Jean-Henri Dunant, fundador de la Cruz Roja, y al suizo Frederic Passy, creador de la Liga Internacional de la Paz. En 19 ocasiones fue declarado desierto, nueve de las cuales durante la primera y la segunda guerras mundiales.
El reconocimiento del Comité Nobel de Oslo a la ONU y a Annan llega en momentos en que algunas voces piden un papel central del foro mundial en la campaña contra el terrorismo que, desde los ataques contra Nueva York y Washington del mes pasado, es conducida por Estados Unidos.
«Ninguna acción bélica puede ser desatada unilateralmente por ningún país o grupo de países al margen» de la ONU, dijeron en una carta a Annan esta semana tres premios Nobel de la Paz, el argentino Adolfo Pérez Esquivel (1980), la guatemalteca Rigoberta Menchú (1992) y la norirlandesa Maired Corrigan (1976).
Los atentados del 11 de septiembre con aviones secuestrados que se estrellaron contra las torres gemelas de Nueva York y el Pentágono, sede del Departamento de Defensa en Washington, tuvieron como respuesta el bombardeo de Afganistán, iniciado el domingo pasado por Estados Unidos y Gran Bretaña.
Washington acusa de los atentados contra Nueva York y Washington y de otros ataques contra intereses estadounidenses en Medio Oriente en los años 90 al saudita Osama bin Laden, refugiado del régimen islámico de Talibán, que controla 90 por ciento de territorio afgano.
Al recibir la carta de Esquivel, Menchú y Corrigan, Annan expresó que él no puede hacer más, pues los gobiernos fueron los que tomaron la decisión de los ataques, y que la única salida a la guerra sería una movilización general de la sociedad civil, dijeron a IPS allegados a los premios Nobel.
Annan se refirió, pocos días después de los atentados contra Estados Unidos, a la necesidad de atacar las raíces del terrorismo. En ese sentido, propuso lanzar una campaña para erradicar los conflictos, la pobreza, el racismo y la ignorancia.
«Las personas desesperadas son reclutas fáciles» de las organizaciones terroristas, observó.
El presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, se manifestó «satisfecho» por el premio a Annan, porque el conductor de la ONU «simboliza la democratización de las relaciones internacionales».
El canciller de Costa Rica, Roberto Rojas, dijo que a su país le «complace» el reconocimiento a Annan y a la ONU, «que constituye un mensaje esperanzador, especialmente en momentos de recrudecimiento de las tensión militar ante la amenaza del terrorismo».
En su mandato, Annan se ha destacado en su lucha por la paz, por dar nuevos bríos a la ONU, en su defensa de los derechos humanos y en la promoción de acciones contra el SIDA y el terrorismo.
«El premio representa una gran noticia en estos momentos de guerra, pues potencian el papel de Annan y de la ONU frente al chantaje al que Estados Unidos somete al organismo y sus miembros», dijo a IPS el boliviano Alfonso Alem, director de la Fundación Rigoberta Menchú, radicada en México.
«Ojalá el premio permita a la comunidad internacional darse cuenta de que la ONU debe reformarse y actuar sin las presiones de uno de sus miembros, y que cada país debe tener el mismo poder para hablar y oponerse a una guerra como la que ahora desata Estados Unidos», agregó Alem.
El activista sostuvo que «la decisión del Comité Nobel es adecuada, pues es claro que Annan no apoya estas guerras».
El premio Nobel de la Paz para Annan y la ONU es «una excelente decisión», dijo a IPS Zilda Arns, fundadora y coordinadora de la Pastoral de la Niñez, órgano de la Iglesia Católica que fue propuesto por el gobierno brasileño para ese galardón.
«El mundo necesita entidades y personas neutras, capaces de orientar acciones que incentiven la paz entre las naciones, especialmente en el contexto de guerra que vivemos», afirmó Arns.
El premio da a la ONU y a su secretario general mejores condiciones para «intermediar entre las naciones e impedir que la violencia se disemine por el mundo». (FIN/IPS/mj/ip/01