MEDIO ORIENTE: Información gana nuevos espacios

La cobertura de medios de comunicación de países árabes del ataque de Estados Unidos contra Afganistán evidencia avances de la libertad de prensa en Medio Oriente.

En agosto de 1990, cuando Iraq invadió Kuwait, pasaron días antes de que algunos diarios de Arabia Saudita informaran sobre ese hecho, al que se refirieron en forma vaga como «tensiones» en la región.

Muchos pueden pensar que la diferencia se debe a que la campaña militar comenzada el 7 de este mes es una reacción ante atentados terroristas contra Estados Unidos, pero periodistas de la región sostienen que es el resultado de cambios en la relación de los gobernantes con los medios de comunicación.

«Disfrutamos una libertad que no teníamos antes. Nadie nos dice 'no publiquen eso'. (Las autoridades) sienten que somos responsables de decidir cuáles son los intereses de nuestro país», dijo a IPS Mohammed Al Tunisi, director del diario saudita Al Eqtisadiah, dedicado a los negocios en el mundo árabe.

Hace dos semanas, los medios de comunicación ofrecieron una amplia cobertura al estallido de una bomba en un centro comercial en la sudoriental ciudad saudita de Khobar, que causó la muerte de dos personas, y las agencias de seguridad sauditas colaboraron con ellos.

Hace sólo cinco años, hubo escasa información sobre atentados similares en la misma ciudad.

Los periódicos sauditas se han ocupado en los últimos tiempos de otros asuntos que antes no trataban, en entre ellos abusos contra la infancia, el maltrato de personal de servicio doméstico y el aumento del desempleo.

El diario Arab News, editado en inglés, publicó hace poco un artículo sobre tres jóvenes sauditas que asesinaron a un trabajador inmigrante empleado en una estación de servicio, para no pagarle unos 10 dólares. Hace pocos años, esa noticia no se habría conocido.

«Hay una auténtica apertura. En la actualidad no es posible esconder nada. Me siento mucho más cómodo como periodista», dijo a IPS el director de ese diario, Khaled Al Maeena.

Maeena y Tunisi sostuvieron que hubo cambios de actitud de las autoridades, que son más tolerantes a las críticas si las consideran pertinentes, y de los periodistas, quienes han asumido mayores responsabilidades.

En la actualidad, los periodistas ya no esperan a recibir información oficial para ocuparse de un asunto, señaló Tunisi.

El año pasado, los medios de comunicación sauditas informaron sobre un brote de fiebre que causó cientos de muertes, mucho antes de que el Ministerio de Salud se refiriera al problema, y aun cuando las autoridades negaban que hubiera víctimas.

Muchos piensan que el acceso en la región a canales de televisión satelital y a Internet, la red mundial de computadoras, forzó la apertura, cuando las autoridades ya no pudieron controlar la información disponible.

Otros sostienen que las principales causas del fenómenos son el canal de televisión satelital qatarí Al Jazeera y el acceso al poder en la región de una nueva generación de jóvenes gobernantes.

Ese canal, lanzado hace cinco años, ganó gran notoriedad internacional en los últimos días al difundir mensajes del saudita Osama bin Laden, a quien el gobierno de Estados Unidos considera responsable de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Estados Unidos.

El movimiento Talibán, que controla la mayor parte del territorio afgano, se ha negado a entregar a Bin Laden a Estados Unidos, y ese hecho es invocado por Washington y sus aliados como justificación de los bombardeos contra Afganistán.

Al Jazeera es administrado como una empresa privada, pese a ser dirigido por un empleado del gobierno y financiado mediante una donación de 137 millones de dólares del emir de Qatar, además de percibir ingresos propios por venta de espacios publicitarios.

En los últimos días, el canal ha cobrado hasta 20.000 dólares por minuto por el uso de filmaciones de Bin Laden.

Las coberturas de la emisora de televisión sobre cuestiones delicadas en la región han sido criticadas por gobiernos árabes, y en los últimos tiempos Washington ha acusado a Al Jazeera de instigar sentimientos antiestadounidenes en la Medio Oriente.

«Primero nos acusaron de recibir dinero de Iraq, luego de recibirlo del Mossad (el servicio de Inteligencia de Israel) y ahora dicen que nos paga el Talibán», comentó el director del canal, Ibrahim Helal.

«Esas acusaciones son contradictorias entre sí, y todas ellas son falsas. Transmitimos todas las opiniones en forma equilibrada», aseguró.

Los gobiernos de la región suelen ceder a presiones estadounidenses, pero el de Qatar no ha aceptado los pedidos de Washington para que Al Jazeera reduzca sus informes sobre Bin Laden.

El ministro de Relaciones Exteriores qatarí, jeque Hamad Bin Jassim Bin Jabr Al Thani, invocó la libertad de prensa para defender al canal de las acusaciones estadounidenses.

«El emir de Qatar desea promover la libertad de prensa y el imperio de la ley», dijo Hamad, quien aseguró estar «sorprendido» por las quejas del secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, por el espacio que el canal dedica a extremistas musulmanes.

La mayoría de los activistas por la libertad de prensa en la región han criticado a Washington por amenazar el desarrollo de lo que consideran una saludable nueva tendencia en los medios de comunicación,

Esos activistas han destacado que Al Jazeera ganó por primera vez notoriedad internacional hace algunos meses, cuando fue el único medio de comunicación que dio a conocer imágenes de la destrucción por parte del Talibán de las dos estatuas gigantes de Buda de Bamiyan, realizada en nombre de preceptos islámicos.

Sin embargo, el canal también ha brindado sistemático apoyo a la intifada (insurrección) palestina contra Israel, que comenzó en septiembre del año pasado.

Al Jazeera «ofrece la verdad y los rumores», comentó Noora Abdullah, periodista de Emiratos Arabes Unidos.

Otros analistas destacan el papel de la nueva generación de gobernantes regionales para aumentar la libertad de prensa, en especial del príncipe heredero de Dubai y ministro de Defensa de Emiratos, Mohammed Bin Rashid Al Maktoum, y del príncipe heredero saudita, Abdullah.

El gobierno de Bahrein prepara una ley de libertad de prensa, y un grupo de expertos designado por el gobierno para proponer reformas democráticas pidió que cesen las restricciones vigentes a la actividad de los medios de comunicación.

Sin embargo, el rey jordano Abdullah II, de 39 años de edad, endureció la ley de prensa de su país después del 11 de septiembre, con la intención declarada de evitar la acción desestabilizadora de «grupos terroristas».

Las reformas dispuestas por Abdullah II incluyen una definición más amplia del terrorismo y sanciones más severas, entre ellas clausura permanente, para quienes publiquen «información falsa o difamatoria que pueda socavar la unidad nacional o el prestigio del país».

La Asociación de Periodistas de Jordania ha expresado duras críticas a las nuevas normas. (FIN/IPS/tra-eng/nj/ccb/mp/hd ip/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe