El primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, debe convencer a la opinión pública de la necesidad de ampliar el papel de las Fuerzas Especiales de Defensa, tras haber prometido a Estados Unidos pleno apoyo en la guerra contra el terrorismo.
Koizumi presentó al parlamento dos proyectos de ley que permitirían a las Fuerzas de Defensa ofrecer apoyo logístico de retaguardia, no combatiente, a los militares estadounidenses que ahora bombardean Afganistán en represalia por los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.
La iniciativa del primer ministro es polémica, dado que la Constitución de posguerra de Japón es pacifista y restringe las fuerzas armadas a la defensa.
El lunes, en una visita a China, Koizumi aseguró que la participación de Japón en la campaña contra el terrorismo encabezada por Estados Unidos no significa el resurgimiento de sus ambiciones militares.
En el parlamento, el primer ministro subrayó este martes la necesidad de las nuevas leyes, en vista de los estrechos vínculos de Japón con Estados Unidos. Koizumi también promueve el porte de armas por los miembros de las Fuerzas Especiales, con fines de protección personal.
«Como ya dije y reiteré, los actos de terrorismo en Estados Unidos constituyen un desafío a la paz y la libertad no sólo de ese país, sino de toda la comunidad internacional», dijo a la Dieta o parlamento.
«Japón planea cooperar con otros países, incluso Estados Unidos, y hacer frente a tales actos con determinación», añadió.
Las nuevas propuestas legislativas ampliarían la controvertida ley sobre Fuerzas Especiales de Defensa aprobada en 1999, que constituyó la base para una participación más activa de Japón junto a fuerzas estadounidenses involucradas en conflictos en el extranjero, previa aprobación de la Dieta.
Aunque el primer ministro no fijó plazo para la aprobación de las iniciativas, funcionarios de gobierno desean que eso ocurra antes del próximo foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), a realizarse el 20 y 21 de este mes en Shangai.
La Cámara de Representantes estableció una comisión especial para discutir los dos proyectos antiterroristas.
Uno está destinado a permitir el envío de las fuerzas de autodefensa para proveer apoyo de retaguardia no combatiente a las ofensivas militares en Afganistán, iniciadas el domingo.
El otro modificaría la ley de Fuerzas Especiales de Defensa, de modo que se puedan movilizar tropas para proteger instalaciones militares propias y de Estados Unidos en territorio japonés.
En virtud de la ley actual, sólo la policía puede proteger tales instalaciones si no se trata de una emergencia militar.
Si bien el gobernante Partido Liberal Democrático controla ambas cámaras de la Dieta, Koizumi se propone obtener el apoyo de todos los partidos para sus proyectos.
Sin embargo, no le será tan fácil. «Creo que el gobierno desea que Koizumi lleve un regalo al próximo foro de APEC. No les dejaremos llevar a cabo ese plan», advirtió Yukio Hatoyama, líder del opositor Partido Democrático de Japón, la segunda fuerza política del país.
Koizumi, que goza de gran popularidad y es conocido por sus inclinaciones nacionalistas, quiere aprovechar la campaña antiterrorista de Estados Unidos para que Japón se transforme en un participante activo en la resolución de conflictos internacionales, según analistas.
«Definitivamente, Koizumi pretende para Japón un papel significativo del lado de Estados Unidos en el actual conflicto», opinó Tomihisa Sakamoto, analista de defensa de la Universidad Aoyama Gakuin.
Sakamoto predijo que los proyectos serán debilitados y aprobados a condición de que la Dieta sea la que disponga si las fuerzas de autodefensa pueden colaborar con Estados Unidos.
«Aunque Koizumi cuenta con mayoría de votos en la Dieta, quiere obtener el respaldo de los partidos opositores también porque se trata de un asunto de gran sensibilidad pública», explicó Sakamoto. (FIN/IPS/tra-en/sk/ral/mlm/ip/01)