El Parlamento Centroamericano (Parlacén), cumplirá este domingo 10 años, en los cuales ha sido considerado un aparato costoso, burocrático y sin poder real, aunque hasta sus propios críticos lo creen indispensable.
Los integrantes del Parlacén, en que están representados El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana, preparan una reforma de estatutos que deberá ser aprobada por todos.
«Creo que el balance es muy positivo. Sin embargo, también considero que necesitamos más atribuciones», dijo a IPS el presidente del cuerpo, el educador panameño Hugo Guiraud.
Las funciones del Parlacén son velar por la democracia y la integración en América Central, así como elevar a los gobiernos recomendaciones sin fuerza obligatoria sobre tratados y convenios.
«Lo ideal sería que nuestras recomendaciones fueran vinculantes (obligatorias), porque sólo así se podrá fortalecer el proceso comunitario, pero eso se logrará con el tiempo», indicó Guiraud.
El Parlacén, radicado en la capital de Guatemala, nació como consecuencia de los acuerdos de paz Esquipulas II, firmados por los presidentes centroamericanos en 1987, pero no fue hasta 1991 que quedó establecido formalmente.
La reforma que propondrá el Parlacén a los presidentes en su tercer periodo parlamentario, que comenzará este mismo domingo, incluye la incorporación de funciones de mediación en disputas políticas internas y la obligación de los gobiernos de considerar y dar respuesta a sus recomendaciones.
«Lo que queremos es que los gobiernos no guarden nuestras recomendaciones en la gaveta. Queremos es que sean tomadas en cuenta y que siempre recibamos una respuesta», indicó Guiraud.
«En estos primeros 10 años hemos ido creciendo, pero nos sentimos incompletos y nos sentiremos así hasta que se adhiera el país que nos falta, Costa Rica», comentó Guiraud. Sucesivos gobiernos costarricenses se han rehusado a participar en el Parlacén, por considerarlo burocrático y oneroso.
«A mí me parece que el balance de estos primeros 10 años es, francamente, deplorable», dijo a IPS el historiador y politólogo Luis Guillermo Solís, profesor de la Universidad de Costa Rica.
Solís es partidario de que Costa Rica se incorpore al Parlacén, al que considera un órgano indispensable, pero considera que éste ha carecido de la visión y el liderazgo para encabezar el proceso de integración.
«El problema es que es un órgano muy caro y no cumple eficientemente sus funciones. Debería tener un papel vital pero no lo tiene», sostuvo.
Cada país del Parlacén aporta para su financiamiento 1,7 millones de dólares anuales. El presupuesto total de la institución asciende a 10,2 millones de dólares por año.
Solís consideró que no es conveniente que el Parlacén funcione, como ahora, a tiempo completo, sino que, al igual que otros parlamentos regionales, debería sesionar sólo durante un periodo de sesiones restringido.
El Parlacén está integrado por 20 diputados de cada país miembro, elegidos por votación directa y popular, a los que se suman los presidentes y vicepresidentes que acaben de concluir sus mandatos en las seis naciones.
«Un parlamento regional es fundamental, pero el que tenemos es un ente decorativo», dijo a IPS la salvadoreña Celia Medrano, coordinadora de la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos en Centroamérica.
El Parlacén está relegado del poder porque carece de instrumentos para hacer valer sus decisiones, sostuvo Medrano.
«Es una instancia inoperativa que muchas veces ha servido como jubilación para políticos que ya cumplieron sus funciones en sus países. Además, absorbe mucho dinero», añadió.
Cada diputado del Parlacén recibe un salario de 1.200 dólares mensuales, a los que se suman 2.600 dólares en concepto de viáticos y una bonificación adicional y un aguinaldo a fin de año.
Los logros que se resaltan en los 10 años del Parlacén son su aporte al proceso de paz y de democratización y la aprobación en los seis países del convenio CA-4, que permite el libre tránsito de centroamericanos en el área.
El analista guatemalteco Marco Antonio Barahona, politólogo de la no gubernamental Asociación de Investigación y Estudios Sociales, sostuvo que el Parlacén tiene más aspectos positivos que negativos.
«A pesar de sus debilidades, creo que es bueno que exista, pues ahí están representados más de 40 partidos políticos de la región», expresó Barahona. Se trata de un foro que ha permitido el diálogo en la región y éste es el momento para que los países miembros le den mayores facultades, agregó.
«Con todas sus limitaciones, creo que el Parlacén ha sido un avance para la región», dictaminó Barahona.
Taiwán participa en el Parlacén como observador, y en los próximos días se integrarán en el mismo carácter Belice, España, México y Puerto Rico. (FIN/IPS/nms/mj/ip/01