El primer ministro indio Atal Bihari Vajpayee recibe críticas cada vez más duras de miembros radicales de su partido, que le exigen apoyo a la construcción de un templo en el lugar de una mezquita demolida por extremistas hindúes.
Vajpayee, considerado el rostro moderado del Bharatiya Janata Partido (BJP, Partido Nacionalista Hindú) que encabeza la coalición de gobierno, llegó tarde el domingo a un almuerzo de celebración del 50 aniversario de su partido.
Muchos interpretaron ese gesto como una señal de las diferencias dentro del BJP y con el resto de la coalición de gobierno de 20 partidos.
El primer ministro no sólo dejó los discursos celebratorios en manos de otros líderes partidarios, sino que se quejó de la falta de experiencia administrativa del BJP, que fue un partido opositor hasta que se catapultó al poder en 1999.
«No tenemos experiencia en el poder», dijo Vajpayee, en referencia a la insatisfactoria actuación de su propio gobierno.
La victoria electoral de 1999 fue atribuida en parte a la exacerbación del fundamentalismo hindú en la campaña política, incluso por parte del propio Vajpayee, sobre la reconstrucción de un templo que habría sido demolido en el siglo XVII por invasores musulmanes.
El templo se encontraba en Ayodhya, en el norteño estado de Uttar Pradesh, y en su lugar los musulmanes construyeron una mezquita que fue destruida por extremistas hindúes en 1992, en un acto que dio lugar a violentos enfrentamientos comunales.
El ministro del Interior, Lal Krishna Advani, admitió que el triunfo electoral del BJP sobre el partido del Congreso, que gobernó India durante la mayor parte de sus 54 años de vida independiente, se debió a la popularidad del asunto del templo.
«Si no hubieramos adoptado esa cuestión como símbolo del nacionalismo cultural, no habríamos llegado tan lejos», dijo Advani.
El ministro pareció defender la entrada forzada de activistas del radical Vishwa Hindu Parishad (VHP, Organismo Mundial Hindú) al sitio del templo en Adyodhya, la semana pasada, pese a la fuerte custodia del lugar.
El VHP, estrechamente vinculado al BJP, anunció su intención de proseguir el plan de reconstruir el templo hindú antes de marzo de 2002, aunque la Corte Suprema ordenó dejar el sitio como está.
Cuando Vajpayee intentó explicar la intrusión como una «falla de seguridad», quedó atrapado entre los radicales de su partido, que lo acusaron de no apoyar lo suficiente la campaña por la construcción del templo, y los liberales, que lo criticaron por ceder a la presión del VHP.
La cuestión del templo es fundamental para que el BJP retenga el poder en Uttar Pradesh, el mayor estado de India, con 170 millones de habitantes. Las elecciones legislativas estaduales están previstas para principios del año próximo.
Por otra parte, los socios de coalición del BJP advirtieron que no respaldarían la construcción del templo si no hay consenso. Muchos miembros integran la coalición sólo por la moderación proyectada por Vajpayee.
A este problema se agrega la pérdida de popularidad del gobierno debido a factores diversos como la rápida desaceleración de la economía, un escándalo de corrupción en compras militares y otro en un fondo público de inversiones.
Además, el intento de Vajpayee de calmar la tensión en Cachemira invitando al presidente pakistaní, Pervez Musharraf, a una cumbre en julio, cayó mal en muchos sectores y no produjo efecto pacificador alguno. Por el contrario, la violencia aumentó en el disputado territorio de mayoría musulmana.
En contraste con Vajpayee, Advani -considerado un potencial sucesor- promueve una línea más dura hacia Pakistán. La semana pasada, denunció abiertamente los esfuerzos de Estados Unidos por convertir a ese país en un aliado de primera fila en la guerra contra Afganistán.
Advani exigió garantías a Estados Unidos de que «aquellos que formen parte de esta guerra contra el terrorismo no provean ellos mismos refugio o entrenamiento a terroristas», en clara referencia a Pakistán, al que India acusa de respaldar militarmente a los guerrilleros separatistas cachemiros.
«Hemos dado a Interpol un larga lista de personas culpables de acciones terroristas en India… y algunas de ellas están asiladas en Pakistán. Existen implicaciones obvias», dijo el ministro del Interior. (FIN/IPS/tra-en/rdr/js/mlm/ip/01