El proyecto de ley que considera la Cámara de Representantes de Estados Unidos para reactivar la economía sólo beneficiará a los ricos, advirtió Joseph Stiglitz, ganador la semana pasada del premio Nobel de Economía.
Ese proyecto, del gobernante Partido Republicano, propone gasto público adicional de 100.000 millones de dólares para contrarrestar la fuerte tendencia de la economía a ingresar en un período de recesión, pero Stiglitz dijo que no logrará el inmediato estímulo a la inversión y creación de empleo que el país necesita.
La definición técnica más aceptada de una recesión es la de quienes la consideran instalada cuando se registran dos trimestres sucesivos de disminución del producto interno bruto.
Tras la divulgación de los últimos datos nacionales sobre ventas, «quedan muy pocas dudas de que estamos en recesión, y las propuestas del Poder Ejecutivo y de los republicanos en el Congreso no se adecuan a las necesidades del país», dijo Stiglitz a IPS.
«Los ataques (en Nueva York y Washington) del 11 de septiembre unieron a la sociedad. No es justo que muchos de las medidas impositivas propuestas (por los republicanos) beneficien a unas pocas personas ricas», alegó.
El elemento central del proyecto de reactivación es una rebaja de impuestos similar a la implementada en el verano (boreal), que implicaría la devolución de aportes realizados por los trabajadores con menores ingresos, y una acelerada reducción de aportes para los contribuyentes de ingresos medios y altos.
El beneficio que esas medidas significarían para las corporaciones se calcula en 70.000 millones de dólares, la mayor parte del dinero que destinaría el Estado a reactivar la economía.
Las firmas recibirían un crédito permanente de exenciones impositivas para que realicen inversiones en fábricas y equipo, y habría una exoneración especial para compañías de servicios financieros que operen fuera del país.
Asistieron a debates del Congreso sobre el proyecto un número inusualmente alto de representantes de las industrias de seguros, construcción, petróleo y gas natural, entre otras, incluyendo a la firma General Electric, cuya filial de servicios financieros tiene enorme presencia fuera del país.
Stiglitz ganó el Nobel junto con los economistas George Akerlof y Michael Spence, por su investigación sobre asimetrías de información en los mercados que determinan imperfecciones en la asignación de recursos, y opinó que la norma propuesta es un ejemplo típico de ese fenómeno.
El especialista destacó que un trabajador que gane 50.000 dólares por año, por ejemplo un bombero de Nueva York, no recibirá beneficio alguno.
«En cambio, un modesto individuo que trate de sobrevivir con ingresos anuales de cinco millones de dólares podrá ahorrar 600.000 dólares en cuatro años», ironizó.
La devolución de aportes dispuesta en el verano, de unos 600 dólares para cada familia de bajos ingresos, «casi no tuvo impacto en el consumo nacional», aseguró.
Sin embargo, el legislador republicano Bill Thomas afirmó que el proyecto «equilibra en forma cuidadosa el impacto de largo plazo en el presupuesto nacional, y la necesidad de un impulso reactivador inmediato y vigoroso».
«La profundidad y duración de un periodo recesivo pueden minimizarse con acciones adecuadas», aseveró.
Stiglitz dijo que el crédito permanente para inversiones desalentará la inversión inmediata.
«¿Quién querrá arriesgarse con las actuales incertidumbres, si sabe que recibirá los mismos beneficios dentro de tres años, o cuando las cosas se enderecen?», preguntó.
Reducciones de impuestos propuestas beneficiarán a quienes realizaron inversiones en el pasado, en vez de estimular nuevas inversiones, y de todos modos, «80 por ciento de los beneficios serán recibidos por cerca de dos por ciento de la población», explicó.
El Congreso debería admitir que la recesión ha comenzado, y aprobar medidas de estímulo que logren «el mayor impacto posible por cada dólar», y distribuyan beneficios en forma equitativa, indicó.
Lo primero y más importante es ampliar la duración y magnitud de los subsidios por desempleo, porque «la red de seguridad social del país ha desaparecido, y nuestra primera prioridad debería ser el pleno empleo», subrayó.
En segundo lugar, Second, todos los incentivos mediante rebajas de impuestos debería ser temporales, a fin de «estimular a la gente a invertir ahora, cuando la economía del país lo necesita», arguyó.
En tercer lugar, el gobierno federal debería aumentar sus transferencias a gobiernos estatales y locales, para ayudarlos a a evitar recortes de gastos, en especial en programas de salud y educación, «que afectarían a todos los segmentos de la sociedad», apuntó.
Por último, el aumento de gasto público debería priorizar «áreas de alto retorno» en estado de «inanición», en especial sistemas de control de tránsito aéreo y escuelas públicas.
Stiglitz también criticó la ley aprobada para asistir a las compañías de aviación tras los ataques del 11 de septiembre, y afirmó que esas firmas aprovecharon la coyuntura para «solucionar problemas que ellas mismas crearon».
Los impulsores de esa asistencia alegaron que era necesario mitigar el efecto de la reducción de la venta dse pasajes aéreos tras los atentados, que se realizaron mediante aviones de pasajeros secuestrados.
«La riqueza corporativa aumentó durante este gobierno. Si tratamos de contrarrestar el impacto de cada cambio, no tendremos una economía de mercado», razonó.
Los dirigentes del opositor Partido Demócrata esperan negociar en el Senado modificaciones del proyecto de reactivación republicano, porque comparten la objeción de Stiglitz de que beneficia demasiado a las empresas y demasiado poco a los desempleados.
Stiglitz presidió el Consejo de Asesores Económicos del ex presidente estadonidense Bill Clinton, y luego fue nombrado jefe de economistas del Banco Mundial.
Cuando ocupaba ese cargo, causó la ira de altos funcionarios del Departamento del Tesoro de Estados Unidos al criticar las políticas del Fondo Monetario Internacional para resolver las crisis financieras del Sudeste Asiático y de Rusia.
Esas críticas determinaron que el Banco Mundial lo despidiera en 2000, y desde entonces se ha dedicado a la actividad académica.
En la actualidad, Stiglitz es profesor de economía de la Universidad de Columbia, en Nueva York, y habló con IPS durante una visita a Washington. (FIN/IPS/tra-eng/ts/aa/mp/if/01