El Banco Mundial considera nuevas medidas para contrarrestar las duras consecuencias económicas que los atentados del mes pasado en Estados Unidos tendrán sobre los países más pobres del mundo.
«Los directores están revisando las políticas país por país», y «en las próximas semanas dispondrán nuevas medidas para impedir que esos países se salgan del mapa geopolítico», declaró Caroline Anstey, principal portavoz del Banco.
Anstey no ofreció detalles sobre los cambios previstos, pero señaló que otorgar más préstamos a los países más pobres «no es una buena idea», porque «aumentaría su endeudamiento».
La portavoz no descartó la posibilidad de aliviar las restricciones a los países prestatarios para que puedan incrementar su gasto en proyectos sociales y de infraestructura de mano de obra intensiva, como lo reclaman los críticos.
El Banco recibió intensas críticas externas e internas por insistir en que los países asiáticos redujeran su déficit luego de la devastadora crisis financiera estallada en la región en 1997.
En un informe preliminar publicado el lunes, el Banco anunció que prestará particular atención a Africa por su «vulnerabilidad a la caída de los precios de los productos básicos»; a Medio Oriente, donde se espera tensión política y un influjo de refugiados, y al Caribe, cuyos ingresos por turismo ya cayeron.
Según el Banco, los flujos de capitales privados a los países en desarrollo disminuirán este año a 160.000 millones de dólares frente a 240.000 millones el año pasado, revirtiendo la tendencia ascendente de la pasada década.
La institución financiera dijo que desembolsará rápidamente «préstamos de ajuste y de emergencia» y suplementos a créditos ya otorgados, sugiriendo que es posible un alivio adicional de la deuda.
Críticos del Banco señalaron que no hay nada novedoso en estos planes.
«Estas son esencialmente las mismas políticas que redujeron la demanda interna de los consumidores y la capacidad de producción en los países pobres», opinó Stephanie Weinberg, de la organización no gubernamental Development GAP, con sede en Washington.
«En base a experiencias pasadas con tales políticas, no soy optimista», declaró.
Development GAP es uno de los grupos de Washington que promueven mayor ayuda a pequeñas y medianas empresas para generar empleo, proyectos eficientes de infraestructura y alivio de la deuda en los países pobres.
El Banco estimó que «decenas de miles más de niños y niñas morirán y unos 10 millones más de personas vivirán bajo la línea de pobreza de un dólar al día como consecuencia de los ataques terroristas», señaló el presidente de la institución, James Wolfensohn.
«Esto se debe simplemente a la pérdida de ingresos. Muchas, muchas más personas caerán en las garras de la pobreza si las estrategias de desarrollo se interrumpen», advirtió.
El Banco ya había revisado a la baja su previsión de crecimiento económico mundial para este año antes de los atentados, de 2,9 a 2,8 por ciento. Para el próximo año, prevé un crecimiento de 3,5 a 3,8 por ciento, aunque antes del 11 de septiembre el pronóstico era de 4,3 por ciento.
El número de pobres en Africa podría aumentar en dos a tres millones debido a la caída prevista de 7,4 por ciento en el precio de los productos básicos para este año y a mayores disminuciones como resultado de los atentados, según el Banco.
En todo el mundo, 15 millones más de personas podrían encontrarse bajo la línea de pobreza en 2002.
En Medio Oriente y el norte de Africa, los países podrían ser afectados por la tensión regional, las crisis de refugiados y la caída de los precios del petróleo.
El Banco sugirió varias medidas que podrían aliviar los problemas de las economías más frágiles.
Por ejemplo, instó a los países industrializados a aumentar la ayuda exterior para reducir la pobreza, porque «una ayuda bien dirigida, junto con fuertes esfuerzos de reforma… pueden mitigar los efectos de las crisis».
El Banco también urgió a las naciones ricas a cumplir el antiguo e incumplido objetivo de destinar a la ayuda para el desarrollo 0,7 por ciento de su producto interno bruto. Actualmente, invierten en promedio 0,22.
Por su parte, los países en desarrollo deberían concentrarse en reformas estructurales para atraer inversiones y estimular el comercio internacional, exhortó la institución.
«Una liberalización comercial sustancial produciría ingresos adicionales acumulados de 1,5 billones de dólares en una década en los países en desarrollo», afirmó el Banco.
«Las respuestas políticas deben ser rápidas y audaces, tanto en países ricos como pobres… Todos deben estar alerta por la gran incertidumbre sobre los futuros hechos políticos y militares», advirtió el economista jefe Nicholas Stern. (FIN/IPS/tra- en/em/aa/mlm/if-dv/01