El Museo de Arte Latinoamericano inaugurado en la capital argentina ofrece al público 300 obras de pintores consagrados de 10 países de la región, incluso entre las mejores del siglo XX.
En un edificio construido especialmente, se aprecia el famoso «Autorretrato con chango y loro», de la mexicana Frida Kahlo, y obras de su esposo Diego Rivera, junto a las del uruguayo Joaquín Torres García, el colombiano Diego Botero, el brasileño Cándido Portinari y el argentino Xul Solar, entre otros.
Abierto a fines de septiembre, el Museo de Arte Latinoamericano incluye en su acervo trabajos procedentes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, México, Uruguay y Venezuela.
El empresario argentino Eduardo Constantini, propietario del museo, comenzó a comprar obras de arte en los años 70 y construyó el espacio para exponerlas al público a un costo de 25 millones de dólares. Pero el valor de mercado de su colección duplica ese monto.
«Queremos que no sea un museo elitista. Nos gustaría que tuviera sensibilidad social», expresó Constantini. La idea es cobrar una entrada asequible (cuatro dólares), dar acceso gratuito a estudiantes, jubilados y maestros de escuela, y facilitar la visita de escolares de zonas pobres.
Mientras, las autoridades de la ciudad de Buenos Aires y del área de turismo esperan que el nuevo museo sea un atractivo para aumentar la afluencia de visitantes a una capital que ya tiene varios puntos de interés cultural, como es el caso del Museo Guggenheim en Bilbao, España.
Pero el proyecto estuvo precedido de una fuerte polémica entre los vecinos del barrio de Palermo, donde se halla, que protestaron porque la legislatura de la ciudad dispuso excepciones a las normas de construcción para que el museo ocupara más espacio del permitido.
El edificio de este museo es el único de Buenos Aires construido para ese fin. Los otros fueron instalados en edificios antiguos adaptados. Para su construcción se llamó a un concurso internacional en que participaron 430 estudios de arquitectura.
El proyecto ganador fue realizado por un grupo de arquitectos argentinos, que propusieron un edificio de tres niveles.
La iluminación fue diseñada por el arquitecto italiano Piero Castiglioni, el mismo que puso las luces en el Museo de Orsay levantado en la vieja estación de metro de París, y en el palacio Grazzi de Venecia, Italia.
Con una estética moderna y muy despojada, distinta de las tradicionales casonas palaciegas que devinieron en museos en esta ciudad, la planta baja ofrece distintos servicios, como restaurante y librería, y una sala de conferencias concebida para dictar cursos de interés cultural para la región.
En este sentido, se anunció que participarán en algunos cursos escritores consagrados como el mexicano Carlos Fuentes y el chileno Joge Edwards.
Pero es en los dos niveles superiores donde se aprecia la primera muestra, «Arte en América Latina», que se prolongará hasta el 18 de noviembre y que propone un recorrido por la pintura latinoamericana del siglo XX.
La muestra comprende obras del argentino Antonio Berni, del brasileño Tarsilio do Amaral y de Kahlo. Se pasa de un periodo de comienzos del siglo XX, de autonomía ante la llamada «realidad», a una corriente más moderna, representada por Rivera y por el también mexicano David Alfaro Siqueiros entre otros.
La colección de Constantini fue enriquecida por el aporte de otro centenar de obras de coleccionistas privados de diversos países, algunas de las cuales no pudieron exponerse antes en Buenos Aires por falta de un espacio adecuado.
Según algunos críticos como el argentino Fabián Legenblik, el museo es «deslumbrante» y «un privilegio» para Buenos Aires. No obstante, Legenblik señaló que la colección de Constantini está aún «en proceso de crecimiento» y por eso requiere el aporte de otros coleccionistas.
El director del programa internacional del Museo de Arte Moderno de Nueva York, Jay Levenson, dijo luego de la inauguración que el nuevo museo de Buenos Aires «es de puro nivel internacional, tanto por la infraestructura como por las obras expuestas», y anticipó intercambios entre ambas instituciones.
Para diciembre se prevé que el Instituto Valenciano de Arte Moderno organice la exhibición «Políticas de la Diferencia, Arte Iberoamericano de fin de siglo», y luego retrospectivas del artista estadounidense Roy Lichtenstein y del brasileño Lasar Segall. (FIN/IPS/mv/mj/cr/01