INDIA-EEUU: Nueva Delhi busca capitalizar los atentados

Los atentados terroristas contra las torres gemelas del World Trade Center, en Nueva York, y contra el Pentágono, en Washington, confirmaron la necesidad de formar una «alianza estratégica» entre Estados Unidos, India e Israel, según analistas políticos indios cercanos al gobierno.

Los ataques, perpetrados el martes con aviones secuestrados, provocaron una gran consternación y preocupación en India.

Tanto los ciudadanos comunes, sin ningún vínculo con Estados Unidos, como los casi 1,5 millones de personas de clase media y alta que tienen familiares en ese país —algunos de ellos entre las víctimas— están horrorizados por la magnitud del ataque y la pérdida de vidas.

Este sentimiento de pesar también se percibe entre los políticos indios, que ven en esta imprevista tragedia una oportunidad ideal para obtener apoyo internacional en su campaña contra el terrorismo, lanzada hace ya más de una década.

En particular, esperan que se origine una relación especial de proximidad y «compañerismo» con Estados Unidos, quizás a expensas de Pakistán.

El primer ministro Atal Bejari Vajpayee se reunió con su gabinete pocas horas después de los ataques en Nueva York y envió una carta a su par estadounidense George W. Bush para expresarle su consternación y horror.

La misiva es digna de destacar por su énfasis en el «terrible recordatorio» del «destructivo poder del terrorismo» en el mundo, y en la necesidad de combatirlo en todas sus formas. También por el ofrecimiento que hace de una «plena cooperación» para identificar, localizar y apresar a los terroristas implicados.

El ministro del Interior, Lal Krishna Advani, derechista de línea dura, dijo que los ataques en Estados Unidos «reivindicaban» la posición de su gobierno de que el terrorismo es el problema «más grande» que afrontan muchos países, y en particular India.

Advani dio suficientes indicios en una entrevista televisiva de que el principal temor de Nueva Delhi en estos momentos es la «amenaza» del «terrorismo islámico».

Igualmente importante es el tono adoptado por influyentes personalidades políticas indias radicadas en el exterior, pero cercanas al gobierno.

En conversaciones informales, abiertamente sostienen que la lucha contra el terrorismo debe ser el principio lógico de toda una nueva política para garantizar la «seguridad», y proponen una «alianza estratégica» entre Estados Unidos, India e Israel.

El asesor de seguridad nacional de India y confidente de Vajpayee, Brajesh Misrha, reliza este mes una visita oficial a Israel para reunirse con su par israelí Uzi Dayan.

No es coincidencia que Israel se esté convirtiendo en uno de los princiaples socios de India. El ejército israelí entrena a personal «contrainsurgente» indio para pelear en la separatista provincia de Cachemira y brinda sofisticados equipos militares.

Se calcula que Israel es en estos momentos la segunda fuente de armamento más importante de India, un país que duplicó su presupuesto de defensa en los últimos cinco años.

India sostiene que la crisis en Cachemira es causada por el «terrorismo fronterizo» promovido por Pakistán mediante un apoyo directo a las milicias separatistas, mientras que Israel también atribuye a terroristas los 11 meses de violencia en la segunda intifada (levantamiento popular palestino contra la ocupación).

Ambos países manifiestan un interés común en combatir los «terroristas islámicos» y «fundamentalistas», aun cuando gran parte de las fuerzas insurgentes con las que luchan son seculares y no islámicas, mucho menos fundamentalistas.

Pero es a Estados Unidos a quien India ha estado cortejando especialmente en los últimos años.

Nueva Delhi reanudó en agosto el «diálogo estratégico» con Washington, interrumpido por los ensayos nucleares de 1998.

India, otrora líder del Movimiento No Alineado, se inclinó desde mediados de los años 90 hacia una relación diplomática estratégica con Washington y viró su política económica hacia el neoliberalismo y la globalización.

El cambio se produjo luego de la visita a India en marzo de 2000 del entonces presidente estadounidense Bill Clinton (1992- 2000) y una vez que fueron levantadas la mayoría de las sanciones impuestas por Washington a Nueva Delhi debido a los ensayos nucleares.

Desde entonces, los dos gobiernos se fueron acercando hacia un «compañerismo estratégico», proceso que recibió un gran impulso desde que el presidente George W. Bush ocupó la Casa Blanca.

Nueva Delhi, capitalizando la resistencia de los republicanos al Tratado General para la Prohibición de Pruebas Nucleares, fue el primer país en manifestar su apoyo al sistema de defensa antimisiles de Bush, anunciado en mayo.

India sostiene que Estados Unidos es en estos momentos la mayor potencia mundial, y alinearse con él es una garantía de éxito en su intento por reactivar la economía y en su lucha por aislar a Pakistán, su gran rival en Asia meridional.

Desde que surgió el movimiento separatista en Cachemira, hace 12 años, India presiona a Estados Unidos para reconocer al «terrorismo» como la «gran amenaza» y la plataforma común para una alianza especial entre las «democracias».

Esta es la mejor oportunidad de Nueva Delhi para alcanzar ese objetivo, según creen varios expertos y políticos indios. (FIN/IPS/ap/ip/bp/tra-en/rp/mlm/ip/01

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