Los países europeos condicionan su apoyo a Estados Unidos para castigar a los responsables de los atentados del martes en Nueva York y Washington a que se respete la legalidad internacional y los derechos humanos.
Las declaraciones de mandatarios y dirigentes políticos, además de las advertencias de expertos, se refieren a la posibilidad de que Estados Unidos decida atacar objetivos en otros países en represalia, pero sin el consenso y el apoyo de sus aliados, como ha ocurrido en el pasado.
Europa teme que Washington ordene ataques sin tener la certeza de la culpabilidad o responsabilidad de los eventuales países víctimas.
El rey Juan Carlos de Borbón, de España, el ministro de Defensa de Alemania, Rudolf Scharping, y el portavoz de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Yves Brodeur, coincidieron este jueves en que la respuesta a los atentados será apoyada si se comprueba que fueron dirigidos desde el exterior.
Esos comentarios se realizaron simultáneamente con los efectuados por el presidente estadounidense George W. Bush, quien aseveró que se está ante «la primera guerra del siglo XXI», y por su secretario de Defensa, Paul Wolfowitz.
El secretario de Defensa pidió al Congreso de ese país 20.000 millones de dólares de presupuesto para atender a las víctimas y a sus familiares y para preparar a las fuerzas armadas «para lo que el presidente quiera».
Mientras, Scharping dijo en Bonn que no se está «ante una guerra».
«Estamos ante el problema de decidir qué respuesta es adecuada, no como una venganza, sino para combatir la brutalidad del terrorismo internacional y eliminar así su eficacia», añadió.
Por su parte, Brodeur subrayó en Bruselas que la OTAN «se ha comprometido a ayudar a Estados Unidos en una eventual respuesta a esos atentados terroristas, si se establece que fueron dirigidos desde el exterior. Pero ese respaldo no será automático sino que se efectuará, llegado el caso, mediante consultas».
El rey de España apuntó que «la apertura de nuevas fórmulas de cooperación judicial entre las naciones democráticas nos ofrece vías inéditas de actuación, que han de garantizar la efectiva puesta a disposición de la justicia de los terroristas».
Juan Carlos añadió, ante las más altas autoridades del Poder Judicial, que «el valor de la justicia como principio compartido por toda sociedad libre y democrática y la constante vigencia y defensa del imperio de la ley deben ser el eslabón fundamental en esa acción concertada contra el terror».
También el director del Centro de Investigación para la Paz, de Madrid, Mariano Aguirre, puntualizó la necesidad de respetar la justicia.
Aguirre, después de aclarar que una cosa no justifica la otra y de condenar los atentados en Estados Unidos, recordó los bombardeos estadounidenses en Camboya, realizados en los años 70 al margen de la legalidad internacional.
En la misma línea se pronunció Serge July, director del parisino diario Liberation, quien dijo este jueves que «La mejor defensa contra el terrorismo no es la guerra sino la justicia.
Explicó que Washington está ansioso por responder, pero también «se encuentra limitado por los vínculos que lo unen a los movimientos islámicos, desde la guerra de Afganistán contra los soviéticos y desde el uso del fanatismo religioso para desestabilizar a las repúblicas musulmanas de la desaparecida Unión Soviética».
July concluyó que, por ello, Bush tendrá que mezclarse con el mundo, sus injusticias y sus horrores. No de forma prepotente, sino con una política «que rompa con el arma del islamismo» y se «implique a fondo en la desactivación de las bombas con espoleta retardada que representan numerosos conflictos, empezando por el de Medio Oriente».
A su vez, el Centro de Investigaciones para la Paz emitió un comunicado en el que afirma que «es preciso evitar interpretaciones de estos atentados como el inicio de una supuesta guerra entre civilizaciones, en particular entre la occidental y la islámica».
«Sean quienes sean los responsables deben ser considerados ciudadanos, miembros de grupos terroristas, pero no debe culpabilizarse a la identidad nacional, religiosa o étnica a la que pertenezcan», indicó el Centro.
«Los ataques terroristas son injustificados, pero indican el grado de bloqueo al que se ha llegado en algunas situaciones políticas, como en Medio Oriente, y cómo la violencia en sí misma sustituye el diálogo, las negociaciones e, inclusive, los principios del derecho internacional humanitario», añadió.
Por ello, «es preciso que Estados Unidos y el conjunto de los países democráticos y económicamente avanzados revisen sus políticas hacia la periferia del sistema internacional, y especialmente, la forma en que pueden colaborar más hacia la paz y menos en agudizar los conflictos en zonas como Medio Oriente». (FIN/IPS/td/dm/ip/01