ESTADOS UNIDOS-COLOMBIA: Menos drogas y más terrorismo

El terrorismo desplazará al narcotráfico del primer lugar en la lista de enemigos de Estados Unidos tras los ataques del martes, de modo que la ayuda a Colombia pasará a segundo plano, pronosticaron hoy legisladores de este país.

El diputado Benjamín Higuita, de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, dijo que los atentados ocasionarán un «impacto muy grande» a la lucha contra el narcotráfico en Colombia, a la que Estados Unidos aporta más de 1.000 millones de dólares.

La mayor amenaza para Washington era, hasta el martes, el narcotráfico, pero desde ese día el terrorismo ocupó ese lugar, lo que llevará a un replanteamiento en su política exterior, según Higuita.

Estados Unidos «tendrá que asumir una mayor responsabilidad en la lucha contra el terrorismo, pero sabe que tiene en Colombia a uno de sus principales aliados porque también ha sido una víctima constante de este flagelo», dijo, por su parte, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Jimmy Chamorro.

«Es indudable que Colombia pasará temporalmente a un segundo plano en las prioridades de Estados Unidos», pero eso no quiere decir que vaya a perder apoyo económico y político, dijo a IPS el investigador Luis Valencia, de la estatal Universidad Nacional.

Valencia sostuvo que Washington tendrá que dedicar importantes recursos económicos para responder al ataque de que fue objeto, calificado por el presidente George W. Bush de «acción de guerra».

Sin embargo, el experto pronosticó que no se afectarán los fondos destinados por el Congreso legislativo estadounidense al Plan Colombia, programa del presidente Andrés Pastrana para la pacificación del país y contra el narcotráfico.

Lo que podría sufrir modificaciones con la nueva situación es la proyectada asignación de 880 millones de dólares a estudio del Congreso para la Iniciativa Andina, dirigida a mitigar los efectos del Plan Colombia en los países vecinos.

El Plan Colombia era uno de las cuestiones que planificaba discutir en Bogotá el martes el secretario de Estado (canciller) de Estados Unidos, Colin Powell, quien debió aplazar su visita ante los ataques registrados conta sitios emblemáticos de Washington y Nueva York.

Los países fronterizos con Colombia, en especial Ecuador, Perú y Venezuela, manifestaron temores por el desplazamiento a sus territorios de campesinos, guerrilleros y narcotraficantes como consecuencia de la implementación del Plan Colombia.

La no gubernamental Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento informó que casi 15.000 colombianos cruzaron el año pasado las fronteras con esos países en busca de protección y que 3.200 personas lo hicieron en el primer trimestre de 2001.

Los desplazados huyeron en unos casos de las fumigaciones sobre cultivos ilícitos del sudeste colombiano, y en otros por los ataques de paramilitares de derecha, de la guerrilla izquierdista o del ejército regular.

Otros analistas piensan que la existencia de tres organizaciones armadas colombianas en la lista de grupos «terroristas internacionales» del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos podría afectar el proceso de paz del gobierno de Pastrana.

El Departamento de Estado de Estados Unidos incluyó el lunes a la organización paramilitar de derecha Autodefensas Unidas de Colombia en su lista, en que también figuran las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional, ambas de izquierda.

A Pastrana le será difícil «defender ante los estadounidenses sus negociaciones de paz con las FARC», dijo Alejandro Gaviria, de la Fundación para Educación y el Desarrollo (Fedesarrollo).

Estados Unidos había calificado de «preocupante» una posible conexión entre las FARC y el Ejército Republicano Irlandés (IRA). En agosto fueron detenidos tres miembros de esa organización en el aeropuerto de Bogotá, cuando se disponían a abandonar el país después de entrevistarse con directivos de las FARC.

La política del gobierno estadounidense hacia Colombia tendrá «un endurecimiento muy fuerte» como consecuencia de los atentados, sostuvo el investigador Marco Romero, de la coalición de organizaciones no gubernamentales Paz Colombia, que apoya la solución negociada para la guerra civil.

El presidente George W. Bush «retoma las tesis fundamentalistas» de su antecesor Ronald Reagan en los años 80 «para legitimar una estrategia represiva» en su política exterior, según Romero.

«Las posiciones de mano dura en la política exterior» de Estados Unidos se fortalecerán como consecuencia de los atentados, dijo a IPS Rodrigo Lozada, profesor de Ciencia política de la privada Universidad Javeriana.

Pero, al contrario que Higuita, Chamorro y Valencia, Lozada sostuvo que el sector estadounidense más inclinado a emprender acciones militares fuertes contra la guerrilla colombiana encontrarán un clima más receptivo a sus propuestas.

Así mismo, es previsible un fortalecimiento de la ayuda militar para la lucha antidrogas, según el experto.

Para el gobierno estadounidense, las organizaciones guerrilleras y paramilitares que se financian con dinero del narcotráfico también constituyen un peligro. (FIN/IPS/yf/mj/ip/01

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