Canadá considera endurecer su política inmigratoria en respuesta a presiones de Estados Unidos, que exige normas más estrictas hacia los refugiados a raíz de los atentados terroristas del 11 de este mes.
La política canadiense en materia de inmigración debe alinearse a la de Washington, «para establecer un perímetro norteamericano que aplique controles más rigurosos sobre las personas que llegan del exterior. Debemos defender al pueblo de América del Norte de este tipo de ataques perversos», dijo el embajador estadounidense Paul Cellucci.
Cellucci propugna modificar la ley que permite permanecer en Canadá a los solicitantes de asilo mientras se tramita su caso y apelar la decisión si resulta desfavorable.
La ley otorga plenos derechos a cualquiera que llegue a suelo canadiense y aspire a la condición de refugiado, y le permite moverse libremente dentro del territorio nacional antes de que se verifiquen sus antecedentes personales.
Cientos de personas con orden de deportación permanecen en Canadá, señalan quienes se oponen al régimen vigente.
Una nueva ley permitiría al gobierno prohibir el derecho de apelación a los sospechosos de actividades delictivas o terroristas, dijo ante la Cámara de los Comunes (diputados) la ministra de Inmigración, Eleanor Caplan.
Según la ministra, el año pasado se dispuso la deportación de 8.500 personas y 8.900 abandonaron efectivamente el país, debido a los casos acumulados desde 1999.
«Esta es una reacción instintiva ante acontecimientos horribles. No se ayuda a mejorar una situación reclamando medidas radicales basadas en la pasión del momento», replicó Janet Dench, directora ejecutiva del Consejo Canadiense para los Refugiados.
Dench manifestó su preocupación porque personas que no representen ningún peligro puedan quedar «atrapadas por la red de seguridad» si se modifican las leyes.
Para algunos, el régimen canadiense sobre refugiados es un paraíso para los terroristas y sus cómplices.
Dos ex residentes de la ciudad de Montreal supuestamente vinculados a Osama bin Laden, el extremista saudita señalado como principal sospechoso de los atentados en Nueva York y Washington, fueron procesados por terrorismo en Estados Unidos.
Los argelinos Ahmed Ressam y Mokhtar Haouari fueron acusados por las autoridades estadounidenses de planear un atentado contra el aeropuerto internacional de Los Angeles.
Según las autoridades el ataque se frustró cuando Ressam fue detenido tras ingresar al estado noroccidental de Washington procedente de Canadá en un automóvil repleto de explosivos.
Por otra parte, uno de los sospechosos de participar en el atentado explosivo de 1993 contra las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York logró escapar a través de Canadá.
«Era esperable que Estados Unidos nos presionara. Creo que debemos movernos en esa dirección si queremos mantener alguna forma de frontera abierta entre ambos países», sostuvo por su parte David Mutimer, director del Centro de Estudios Internacionales y de Seguridad de la Universidad York, en Toronto.
La propuesta también es respaldada por la conservadora comunidad empresarial del país.
Canadá deberá adoptar políticas migratorias similares a las de Estados Unidos si no quiere que la frontera común sea casi imposible de cruzar, dijo el director del grupo ferroviario Canadian Pacific Limited, David O'Brien.
«Debemos lograr que Norteamérica sea segura. Vamos a perder en forma creciente nuestra soberanía, pero es necesario», admitió O'Brien el lunes ante la Cámara de Comercio de la ciudad occidental de Calgary.
Simultáneamente, los musulmanes canadienses afirman que la campaña de hostilidad contra su fe atravesó la frontera estadounidense, a pesar de los llamados de los dirigentes canadienses a respetar los derechos de las minorías.
«El creciente número de incidentes antimusulmanes documentados en los últimos días despiertan preocupación y alarma», dijo un comunicado firmado por 34 organizaciones islámicas difundido en una conferencia de prensa por el dirigente Naeem Siddiqi, quien citó ataques a mezquitas, amenazas de muerte y abusos verbales.
«Los musulmanes canadienses no deberían padecer por ser musulmanes», exhortó. En Canadá residen 300.000 árabes y 700.000 musulmanes, la mayor parte en las ciudades de Montreal, Toronto, y Ottawa, la capital. El país tiene un total de 31 millones de habitantes.
Faisal Kutty, abogado del Consejo de Relaciones Islámicas Estadounidenses – Canadá, sostuvo que algunas organizaciones islámicas pidieron a sus miembros que no salieran a la calle y no enviaran a sus hijos a la escuela. El Consejo no está de acuerdo pues eso alimentaría una «mentalidad de estado de sitio», dijo Kutty.
«La barrera que impongamos a la inmigración puede ser diferente a la de Estados Unidos. Si las restricciones para ingresar a Estados Unidos desde Canadá son muchas, las nuestras podrían seguir siendo bajas», opinó David Rudd, director del Instituto Canadiense de Estudios Estratégicos, con sede en Toronto.
Si Estados Unidos sigue adelante con planes como el polémico sistema de defensa con misiles y las últimas propuestas de defensa territorial, Canadá se enfrentará a una prueba crucial en su política exterior, opinó el analista Joel Sokolsky, del Royal Military College, de Kingston, provincia de Ontario.
«No podemos permanecer al margen. La defensa territorial terminará incluyendo a Canadá», concluyó. (FIN/IPS/tra- en/mb/aa/dc/aq/ip hd/01