La desaceleración de la economía mundial y el probable impacto de los ataques de este mes contra Estados Unidos aumentarán este año la pobreza en América Latina, advirtió hoy José Antonio Ocampo, secretario ejecutivo de Cepal.
Lo más probable es que los países de América Latina apenas alcancen un crecimiento de uno o dos por ciento este año, señaló Ocampo, luego de presentar en esta capital el Panorama Social de América Latina 2000-2001, elaborado por Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).
Aunque es imposible predecir lo que vendrá en la etapa abierta con los atentados ocurridos en Nueva York y Washington el día 11, la reducción de la pobreza registrada en 2000 en la región seguramente será anulada por factores coyunturales, a juicio de Ocampo.
La proporción de pobres tendió a disminuir en la región en la década del 90, pero su número se mantuvo en torno de 200 millones de personas, para aumentar a 211 millones en 1999, señala el informe de la Cepal, una agencia de la Organización de las Naciones Unidas.
De esta cifra, alrededor de 89 millones se encuentran bajo la línea de indigencia o extrema pobreza.
En 1999, 44 por ciento de las personas carecían de recursos para satisfacer sus necesidades básicas y 19 por ciento se encontraban en una situación de pobreza extrema, lo cual significa que sus ingresos no les permitían adquirir al menos una canasta básica de alimentos.
Brasil, Chile y Panamá están entre los países que obtuvieron mayores logros en la lucha contra la pobreza, a diferencia de Ecuador, Paraguay y Venezuela, que muestran los mayores retrocesos.
Uno de los datos más preocupantes del informe es el aumento del desempleo en la región durante la década, de seis a nueve por ciento.
Ese incremento tiene fuerte incidencia en la pobreza y en la desigualdad de la distribución del ingreso, situación que afecta especialmente a los países sudamericanos, donde, además, se concentra la inequidad.
En Argentina, Brasil y Colombia, el desempleo creció con persistencia. Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela mostraron una tendencia al alza, mientras en México y en la mayoría de los países de América Central y del Caribe predominó una tendencia menguante.
Es probable, según Cepal, que el alto desempleo actual se mantenga porque se prevé para este año un crecimiento económico cercano a dos por ciento, la mitad del registrado en 2000.
Junto con el número de empleos disminuyó su calidad, lo que se manifiesta en que siete de cada 10 nuevos puestos de trabajo en las ciudades se generaron en el sector informal.
Al mismo tiempo, se observa un aumento en el periodo de desempleo, de cuatro a cinco meses aproximadamente, y una pérdida de salario para quienes logran obtener un trabajo después de haber estado desocupados.
La desocupación sigue afectando relativamente más a las mujeres y crece de manera dramática entre los jóvenes y en los sectores de menores ingresos.
Pese a la relativa recuperación del crecimiento económico y al aumento del gasto social, en la mayoría de los países continuó la tendencia adversa de la inequidad en el ingreso, que mantiene a la región como la más desigual del mundo.
En este panorama se destacan positivamente los avances de Uruguay en materia redistributiva, que, junto con Costa Rica, posee la mayor universalización de los servicios, gracias al mayor gasto social.
En el resto de los países, el 10 por ciento de los hogares con más recursos recibe 30 por ciento de los ingresos, y en la mayoría de ellos la proporción es superior a 35 por ciento, mientras en Brasil llega a 45 por ciento.
El aspecto más esperanzador del informe es el aumento generalizado del gasto social en la región de 360 dólares por habitante en 1990 a 540 en 1999.
El mayor aumento se registró en los países con niveles medios y bajos de gasto por habitante, como Colombia, Guatemala, Perú y República Dominicana, donde se duplicó, a diferencia de países como Argentina, Brasil, Costa Rica y Panamá, donde se observa una disminución del gasto social respecto de comienzos de la década.
A su vez, Chile y Colombia lograron la mayor concentración del gasto social en los sectores más pobres de la población.
Uno de los nuevos indicadores de este informe es el que mide el porcentaje de personas con ingresos inferiores a la mitad del promedio.
En ese sentido, Brasil y Uruguay se ubican en los extremos. En el primero, 54 por ciento de sus habitantes tiene un ingreso menor al promedio. En Uruguay se registra la proporción más baja, 32,2 por ciento.
La situación de la familia también fue abordado en este informe, que señala que sus principales problemas son el desempleo y la crisis económica, la violencia intrafamiliar y la desintegración
Paraara abordar estos problemas, Cepal propone la coordinación transversal de los programas de familia para optimizar recursos y una obtención de mayor legitimidad, cobertura y sustentabilidad de las acciones públicas.
Para Ocampo, la meta más significativa de aquí a 2015 para los países sudamericanos es reducir la pobreza a la mitad y erradicar la pobreza extrema en los países de ingresos medios.
Alcanzar estas metas requiere, sin embargo, de un aumento sostenido del producto por persona superior a 2,3 por ciento anual promedio. (FIN/IPS/ggr/mj/if/01