AMERICA LATINA-EEUU: Atentados propagan ondas de tensión

El ataque terrorista en Estados Unidos propagó ondas de tensión hacia América Latina, donde los gobiernos ordenan medidas de seguridad en aeropuertos y fronteras y ofrecen a Washington colaboración contra el terrorismo, mientras se multiplican las falsas amenazas de bomba.

«La acción terrorista fue una afrenta contra Estados Unidos, la democracia, la civilización y también contra los mexicanos», dijo Jorge Castañeda, canciller de México, donde la policía busca a 13 personas de origen árabe supuestamente vinculados con los atentados.

Argentina está dispuesta a respaldar «las fuerzas del bien» y a cooperar en acciones que emprenda Estados Unidos para combatir el terrorismo, declaró el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini.

El gobierno de Fernando de la Rúa no descarta colaborar con tropas en operaciones contra los terroristas, aseguró la prensa de Buenos Aires.

La custodia policial del presidente mexicano Vicente Fox se redobló, mientras en Argentina se suspendieron las visitas guiadas a la Casa Rosada, sede de la presidencia.

Agentes de inteligencia de Argentina, Brasil y Paraguay mantienen reuniones en su triple frontera, donde reside una nutrida comunidad musulmana, para detectar el eventual paso de terroristas.

Además, Paraguay suspendió la entrega de visas de ingreso después de los atentados del martes contra sitios emblemáticos de Nueva York y Washington, perpetrados por atacantes suicidas que utilizaron aviones comerciales secuestrados.

En Colombia, el ministro de Defensa Gustavo Bell, anunció el aumento de las «medidas preventivas de seguridad». «Pedimos a la ciudadanía que colabore en la prevención de estos actos (terroristas) que han demostrado no tener barreras», expresó.

«Si esto ocurre en Estados Unidos, imagínense a lo que estamos sujetos en las sociedades como las nuestras, que no tienen tecnología» para prevenir estas operaciones, añadió Bell.

«Estamos muy nerviosos. Estos atentados no ponen muy inseguros a todos», dijo en México Alejandra Rosales, azafata de la aerolínea Aeroméxico, que como otras en América Latina debió suspender sus vuelos a Estados Unidos tras los atentados del martes.

El sindicato de trabajadores de Aeroméxico solicitará a la Secretaría (ministerio) de Transportes que capacite a sus afiliados para enfrentar el secuestro de aviones.

Los controles se multiplicaron al extremo en todos los aeropuertos de América Latina. En Argentina se prohibió a los pasajeros el ingreso a los aviones con cortauñas, cortapapeles y todo producto químico en aerosol, como desodorantes.

En el aeropuerto de Quito, en tanto, no se permitió en los últimos días la entrada a nadie sin su billete de vuelo. Los familiares y amigos que despiden o reciben a viajeros debieron esperar a la intemperie.

«Son instrucciones de las autoridades y todo es por los atentados», comentó un trabajador de ese aeropuerto.

El miércoles, varias salas de la terminal aérea de México fueron desalojadas con rapidez y en medio de gritos, luego de que en el mostrador de una línea aérea sudamericana se recibiera aviso de la presencia de una bomba, que resultó una falsa alarma.

También hubo amenazas semejantes en el aeropuerto de San José de Costa Rica.

El día de los atentados en Estados Unidos, las autoridades de Chile cerraron el espacio aéreo en un perímetro de 25 kilómetros en torno del Palacio de la Moneda, la casa de gobierno.

El miedo llegó al punto que la compañía Lufthansa no permitió el despegue en Santiago de un vuelo a Buenos Aires, pero tres argentinos de origen musulmán no abandonaran el avión.

Las amenazas de bomba aumentaron en Argentina. El miércoles fueron evacuados en Buenos Aires la casa de gobierno, la cancillería, el edificio de los tribunales de justicia, un hospital, las oficinas de la compañía aérea American Airlines y hasta un centro cultural.

Algo similar sucedió en Chile. Allí se registraron amenazas de bombas en Santiago y en las ciudades de Antofagasta, Concepción, Rancagua, Temuco y Viña del Mar.

El gobierno chileno reiteró su interés en elaborar un proyecto de ley para la creación de un servicio de inteligencia nacional, que actuaría en caso de amenazas terroristas.

El nerviosismo causado por los atentados también se notó en el aumento de seguridad en las representaciones diplomáticas de Estados Unidos en toda la región y en ciertos casos en embajadas de otros países, como sucedió en Venezuela.

La Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, que representa a Washington, trabajó con normalidad hasta este viernes, con un discreto refuerzo de su seguridad.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas se mantuvieron luego de los atentados en Estados Unidos y hasta el jueves en «posición uno» (alerta máximo), y luego pasaron a «posición dos» (estado de alerta).

El aeropuerto internacional de La Habana trabajó con normalidad, pero hasta este viernes continuaban suspendidos los vuelos charter desde y hacia Estados Unidos. (FIN/IPS/dc/mj/ip/01

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