Pruebas clínicas en ratones indican que una vacuna desarrollada de la saliva del díptero flebótomo podría combatir mortales enfermedades tropicales que afectan a millones de personas en el Sur en desarrollo, según un equipo de investigadores de Estados Unidos.
El equipo dirigido por José Ribeiro, del Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas (NIAID), parte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, asegura que desarrolló una vacuna contra la leishmaniasis utilizando un componente de la saliva del flebótomo.
Leishmaniasis es el término que engloba a un grupo de enfermedades conexas. Distintas especies del parásito unicelular leishmania pueden causar infecciones degenerativas en la nariz, la garganta y la boca, conocidas como leishmaniasis mucosa.
Así mismo, el parásito también puede provocar dolorosas lesiones en la piel (leishmaniasis cutánea) y fatales infecciones de los órganos internos (leishmaniasis visceral).
Las infecciones se producen por la picadura del flebótomo, un insecto que se asemeja a un pequeño mosquito y que se alimenta de la sangre. Los mismos se infectan al picar a otros animales infectados, como perros y roedores, según el Centro de Control y Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos (CDC).
Unos 12 millones de personas, sobre todo en Africa, América Central, América del Sur y Medio Oriente padecen al menos una de las tres variedades de leishmaniasis, según el NIAID. Existen diversos tratamientos pero no hay fármacos ni vacunas que impidan la infección.
La leishmaniasis visceral es la de menor incidencia, pero el CDC calcula que se producen 500.000 infecciones nuevas por año. Más de 90 por ciento de los casos de leishmaniasis visceral están concentrados en Bangladesh, Brasil, India, Nepal y Sudán.
Los ratones de las pruebas clínicas fueron expuestos a la leishmaniasis cutánea. Algunos fueron vacunados, otros no. Todos fueron inyectados con parásitos mezclados con saliva del flebótomo.
Los ratones vacunados presentaron lesiones en la piel mucho menores, y las infecciones se eliminaron en un lapso de seis semanas, informó el equipo investigador. Los ratones que no recibieron la vacuna desarrollaron lesiones mucho mayores y no eliminaron al parásito.
El director del NIAID, Anthony Fauci, dice que el trabajo brinda la esperanza de que se puedan desarrollar vacunas para enfermedades tropicales similares, utilizando la saliva como guía.
«Esta es una vacuna novedosa. En lugar de atacar al parásito, como es habitual, nuestros investigadores produjeron una vacuna contra la saliva del insecto que trasmite el parásito. Este enfoque podría utilizarse para desarrollar vacunas para otras enfermedades trasmitidas por insectos o garrapatas», dijo Fauci.
Sin embargo, Ribeiro advierte que pasarán años antes de que el Sur en desarrollo pueda beneficiarse con esta investigación.
Esto se debe a que la investigación científica es costosa y a que las vacunas, que sólo se utilizarían para enfermedades conocidas casi exclusivamente en los países pobres, no ofrecerían las ganancias que requieren las compañías farmacéuticas para recuperar sus gastos. El NIAID es una institución pública.
«Distintas especies de flebótomo, cada una con su propia colección de proteínas salivares, trasmiten distintas especies de leishmania. Si las vacunas contra la saliva han de funcionar, tendrán que ser adaptadas específicamente contra los insectos de cada región», explicó Ribeiro.
Ribeiro y sus colegas separaron las proteínas de la saliva del flebótomo e identificaron una que al parecer provocaba una respuesta inmune natural en los ratones. Utilizaron esa proteína para ayudar a encontrar su gen subyacente.
Una vez identificado el gen, al que llamaron SP15, el equipo lo empleó para construir una vacuna de ADN, que utilizaron para inmunizar a los ratones.
Cuando a los ratones inmunizados se les inyectó parásitos mezclados con la saliva del flebótomo, la infección fue mucho menor comparada con los ratones que no recibieron la vacuna.
Como la picadura del flebótomo produce tanto anticuerpos como células T, los investigadores analizaron los ratones para determinar qué tipo de respuesta inmune mantenía a raya a los parásitos.
Cuando el equipo vacunó a ratones modificados genéticamente para no producir anticuerpos, los ratones fueron protegidos por la vacuna, lo cual sugiere que las células T protegieron a los animales.
Aunque son prometedores, los resultados se aplican sólo a los ratones. No obstante, dice Ribeiro, los mismos ofrecen pistas para utilizar en el desarrollo de una vacuna para humanos.
El equipo probará la vacuna de la leishmaniasis en perros y monos. Los resultados de las pruebas con ratones están incluidos en la edición del día 6 de la revista Journal of Experimental Medicine. (FIN/IPS/tra-en/aa/aq/he/01