(Arte y Cultura) URBANISMO-MEXICO: Al rescate del centro de la capital

El centro histórico de la capital de México, donde se levantaba Tenochtitlán, una de las mayores ciudades precolombinas, intenta renacer por enésima vez, asistido por las autoridades locales y federales y por el hombre más rico de América Latina.

De los 20 millones de habitantes de la ciudad y sus alrededores, alrededor de un millón viven en el casco histórico, aquejados por la inseguridad, la falta de servicios y el deterioro físico del área.

Con la coordinación del empresario Carlos Slim, el gobierno de la capital puso en marcha un proyecto de rescate del centro histórico, declarado en 1976 Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

El antiguo casco capitalino, que según expertos urbanistas agoniza, ha sido objeto de más de una docena de programas de rescate a lo largo del siglo XX, pero casi todos fracasaron o fueron interrumpidos.

Ahora sí viene un proyecto efectivo y a largo plazo, dijo el jefe de gobierno de la ciudad, el izquierdista Luis Manuel López, quien logró para su plan el apoyo del presidente Vicente Fox, de arquitectos, historiadores e intelectuales y de Slim, que con una fortuna de 10.800 es el hombre más rico de América Latina, según la revista Forbes,

Sede de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de México y del gobierno municipal, el millón de habitantes del casco histórico, la mayoría pobres, viven aquejados por el tráfico caótico, la presencia de miles de vendedores callejeros, la delincuencia, el deterioro de los edificios y la suciedad.

En el lugar están instaladas antiguas iglesias, vestigios arqueológicos de la Tenochtitlán indígena, monumentos históricos, catedrales, comercios, hoteles y centros de diversión, varios de ellos considerados peligrosos por los constantes robos y asaltos en sus alrededores.

Slim conduce desde julio las reuniones del comité ejecutivo del proyecto, en que figura el arzobispo capitalino Norberto Rivera, para coordinar las obras, buscar recursos y definir prioridades.

Según el historiador Guillermo Tovar, quien participa en el equipo de trabajo, las autoridades de la ciudad no deben crear en el público falsas expectativas ni convertir el plan en una cuestión política central, «sino (en) motivo de un vínculo político y social» consolidado por la cultura y la historia.

Ya comenzaron las obras de un hotel en una zona céntrica destruida por el terremoto de 1985. Pronto podría empezar la remodelación de la Torre Latinoamericana, hasta los años 80 el edificio más alto de la ciudad, para transformarla también en un hotel.

El nuevo proyecto irá «paso a pasito», con el apoyo de la sociedad y será permanente, no sólo de un periodo municipal o presidencial, indicó Tovar.

El centro de la ciudad es una superposición histórica de cuatro ciudades: la prehispánica, la colonial, la formada desde el siglo XIX y hasta 1910 y la que se fue construyendo a continuación, apuntó el historiador José Luis Martínez.

Gracias a los vestigios arqueológicos se infiere que la fundación de Tenochtitlán data de 1325. En sus inicios, la ciudad indígena se asentó sobre una isla sobre un gran lago.

En aquella ciudad precolombina, el centro de la isla era ocupado por un conjunto ceremonial en que sobresalía una pirámide dedicada al dios de la lluvia, cuyos vestigios se han rescatado. Los habitantes que se repartían a su alrededor sumaban unos 150.000.

En torno de la pirámide, había calles firmes y un laberinto de canales sobre el lago que conectaban diferentes áreas.

Consumada la conquista española, en la segunda mitad del siglo XVI, los europeos ordenaron la construcción de una nueva ciudad sobre la antigua, conservando sólo algunas las plazas, entre ellas el Zócalo, hoy una de las más grandes de su tipo en el mundo.

Esa ciudad indígena sobre la que se edificaron templos y otros edificios a la usanza europea y a la que se le succionó, con diversas obras hidráulicas, toda el agua de su lago, ya no es el centro geográfico de la moderna capital mexicana, pero conserva algo de su identidad como tal, apuntan los urbanistas.

Además, la población de la capital y sus alrededores registró un gran crecimiento desde los tiempos precolombinos.

Con el rescate del centro, donde los grupos de vendedores ambulantes amenazaron con resistirse a cualquier posible desalojo, se procurará realzar el pasado indígena, pero también dignificar el desarrollo posterior, explicó Tovar.

Se requieren inversiones millonarias y mucha paciencia para lograr el rescate, pero lo importantes es que ya está un marcha un proyecto que irá más allá de un periodo de gobierno y que incluye un concepto moderno de turismo, vivienda, cultura y comercio, concluyó. (FIN/IPS/dc/mj/dv cr/01

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