ARGENTINA-AUSTRALIA: Acuerdo nuclear ignora quejas de activistas

Los gobiernos de Argentina y Australia acordaron hoy la exportación de desechos nucleares australianos a la nación sudamericana para su reprocesamiento, pese a la oposición de grupos ambientalistas de ambos países.

Los cancilleres Adalberto Rodríguez Giavarini, de Argentina, y Alexander Downer, de Australia, firmaron en Canberra un «acuerdo de cooperación para usos pacíficos de la energía nuclear», en un acto cerrado a la prensa.

El hecho no sorprendió a Steve Campbell, de Greenpeace/Australia, quien afirmó que Canberra trata de mantener casi en secreto la firma del acuerdo.

«No creo que quieran dar publicidad a esto en vísperas de las elecciones. Las autoridades han decidido no hacer anuncios sobre los vertederos de residuos nucleares ni hacer más transferencias de combustible nuclear degradado hasta el año próximo», dijo.

En julio de 2000, el gobierno australiano celebró un acuerdo por 163 millones de dólares estadounidenses con la empresa argentina INVAP para la construcción de un nuevo reactor nuclear en las instalaciones de la Organización Australiana de Ciencia y Tecnología Nuclear (ANSTO), situadas en Lucas Heights, en las afueras de Sidney.

Enfrentada a la fuerte oposición pública a la creación de un vertedero de desechos nucleares en Australia y a la saturación de los depósitos, ANSTO instó a los ofertantes a proponer medidas para manejar los residuos radiactivos creados por el nuevo reactor.

En respuesta, INVAP se ofreció a recibir los desechos nucleares del reactor para su procesamiento y reexportación a Australia si es necesario.

Esta oferta, plasmada en el acuerdo de este miércoles, generó la oposición de organizaciones ambientalistas de Argentina y Australia.

El reprocesamiento de residuos nucleares en Argentina viola las normas antinucleares de la Constitución nacional, afirmó a fines del año pasado Raúl Montenegro, presidente de la Fundación de Defensa Ambiental de Argentina, ante una comisión investigadora del Senado sobre el reactor propuesto.

Montenegro, también profesor de biología evolutiva en la Universidad Nacional de Córdoba, denunció en varias ocasiones la ilegalidad del contrato entre INVAP y ANSTO, rubricado el pasado marzo en Buenos Aires.

Según la ley sobre manejo de desechos radiactivos, arguyó, el combustible nuclear degradado procedente de Australia entraría en la categoría de desechos radiactivos, cuya importación está prohibida por el artículo 41 de la Constitución.

Greenpeace manifestó su sorpresa porque el «acuerdo de cooperación nuclear» no hace mención alguna sobre las disposiciones antinucleares de la Constitución argentina.

«Es interesante que esa cuestión haya sido ignorada por completo. Ahora hay un tratado que establece que Argentina se llevará los desechos, y por tanto hay más presión sobre el sistema jurídico y político argentino para superar las barreras constitucionales», señaló Campbell.

Un documento presentado en el Senado australiano en apoyo del acuerdo destaca que éste obliga a Buenos Aires a respaldar lo que antes era apenas un contrato comercial.

El procesamiento de desechos nucleares en Argentina «es ahora respaldado por obligaciones a nivel gubernamental», establece el documento.

El acuerdo para construir el reactor también puede tener efectos económicos negativos para el estado argentino, que enfrenta una calamitosa situación financiera.

«El gobierno argentino ya anunció que subsidiará a INVAP si el costo del contrato se dispara. Cualquier pérdida que INVAP pueda sufrir será compensada por el gobierno», observó Campbell.

Canberra también citó intereses económicos nacionales en el acuerdo.

«Los productores australianos de uranio expresaron interés en presentar ofertas para obtener contratos en el mercado argentino. Actualmente, Argentina importa cerca de 120 toneladas de uranio por año», valuadas en 2,5 millones de dólares estadounidenses, explica el documento del Senado.

Aunque la construcción del reactor aún está sujeta a la aprobación final de las autoridades australianas, se prevé que INVAP comenzará la construcción el año próximo.

Sin embargo, la Fundación de Defensa Ambiental de Argentina advirtió que, ante cualquier intento de importar desechos nucleares de Australia, las protestas de miles de personas impedirán el desembarque de los residuos. (FIN/IPS/tra-en/bb/js/mlm/en/01

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe