Los países de Africa austral adoptaron un pacto preliminar de defensa mutua con miras a prevenir conflictos en la región, pero deben asegurarse de que el paso previsto no provoque disputas internas, advirtieron analistas.
El objetivo del acuerdo es prevenir guerras entre los 14 miembros de la Comunidad de Desarrollo de Africa Austral (SADC) y actuar en conjunto ante una agresión desde fuera de la región.
La SADC agrupa a Sudáfrica, Angola, Mozambique, Swazilandia, Lesotho, República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire), Namibia, Zambia, Botswana, Malawi, Tanzania, Zimbabwe, Mauricio y Seychelles.
El acuerdo también permitiría a la SADC intervenir en guerras entre países miembros y en conflictos civiles nacionales que amenacen la estabilidad de toda la región.
Para adquirir carácter definitivo, el acuerdo debe ser adoptado por cada uno de los países miembros y luego por la próxima reunión del consejo de ministros de Defensa, que tendrá lugar a fines de este mes en Malawi.
Algunos analistas expresaron sus reservas sobre el pacto.
«Me preocupa mucho la forma en que está estructurado el acuerdo. Hubiera preferido que firmaran un pacto de no agresión», manifestó Hussein Solomon, profesor de política africana de la Universidad Africana de Pretoria.
Un pacto de no agresión impediría que los países de la SADC se atacaran entre sí y a la vez que la región fuera arrastrada a conflictos civiles, explicó.
Solomon recordó la guerra de la RDC, donde al menos tres países de la SADC (Namibia, Angola y Zimbabwe) están involucrados desde 1998.
«Su intervención no tiene nada que ver con un acuerdo de paz. Ellos respaldan al gobierno de turno por motivos políticos y comerciales», afirmó.
Un informe publicado en marzo por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) identificó el saqueo de recursos naturales en la RDC como el principal motivo de la guerra.
En cuanto a Zimbabwe, Solomon advirtió que el presidente Robert Mugabe, basándose en un pacto de defensa, podría pedir a los otros estados miembros que defendieran a su gobierno si se produjera un levantamiento civil en su país.
Zimbabwe se encuentra en una crisis política y económica debido a las acciones de autoproclamados veteranos de la guerra de independencia que atacan granjas y negocios de blancos y también a miembros de la oposición, con el consentimiento del presidente Mugabe.
Solomon considera que la región no precisa un pacto de defensa para emprender operaciones de mantenimiento de la paz, dado que, en todo caso, sólo el Consejo de Seguridad de la ONU puede autorizar misiones de paz que sean independientes y creíbles.
Sam Mkhwanazi, portavoz del Ministerio de Defensa de Sudáfrica, estuvo de acuerdo.
«Todas las opciones diplomáticas y políticas deben agotarse antes de recurrir a la opción militar. Todas las organizaciones regionales y conteninentales, como la SADC y la Unión Africana, deben ser consultadas. Incluso la ONU debería dar su aprobación», opinó.
Sudáfrica es partidaria de fortalecer organizaciones regionales y la Unión Africana para prevenir conflictos y hacer aplicar acuerdos de paz en los países africanos beligerantes.
El fin de los conflictos y la creación de estabilidad política son los pilares de la Nueva Iniciativa Africana, un programa para promover el desarrollo económico y social en el continente impulsado por el presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki.
Solomon también está preocupado por la factibilidad del pacto. Este sugiere una cooperación militar más estrecha entre los miembros en cuanto a comando, estructuras de control, armas y entrenamiento, pero existen grandes diferencias en estos aspectos entre los distintos países, señaló.
También hay diferentes culturas de las fuerzas armadas. Mientras algunos países tienen ejércitos profesionales con supervisión civil, otros tienen fuerzas que respaldan a la persona o el partido que está en el poder, observó Solomon.
El jefe de la Fuerza de Defensa Nacional de Sudáfrica, Siphiwe Nyanda, recomendará a su gobierno que no envíe tropas a Burundi como parte de una fuerza africana de paz antes de que todas las partes del conflicto expresen su acuerdo con la medida, declaró a la prensa.
Sin embargo, si su gobierno se lo ordena, obedecerá, aclaró.
Mediadores sudafricanos, encabezados por el ex presidente Nelson Mandela, intentan lograr el fin de la guerra civil de ocho años en Burundi, pero hasta ahora no han logrado convencer a los dos principales grupos rebeldes de firmar un acuerdo de paz.
La semana pasada terminaron negociaciones entre los rebeldes y el gobierno sin progreso alguno. A esta altura, casi no hay señales de una incorporación de los revolucionarios al proceso de paz a corto plazo. (FIN/IPS/tra-en/as/mn/mlm/ip/01