RUSIA-CHINA: La forja de una alianza contra el mundo unipolar

La firma del primer tratado de amistad entre China y Rusia de la era postsoviética fortalece la búsqueda de ambos países de una sociedad estratégica para equilibrar el predominio mundial de Estados Unidos.

El Tratado de Relaciones de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación, firmado por el presidente Jiang Zemin y su par ruso Vladimir Putin el lunes en el Kremlin, contiene 25 artículos y estará vigente hasta 2021, cuando podrá ser prorrogado automáticamente.

En un comunicado conjunto ambos líderes expresaron su esperanza de forjar un «mundo multipolar», concepto que refleja la preocupación común sobre lo que consideran el dominio estadounidense.

En los últimos años, el «mundo multipolar» ha sido el lema favorito de Moscú, para señalar que no debería permitirse la actuación de Estados Unidos como superpotencia única. El tratado ruso-chino es un intento de respaldar esa visión.

Este acuerdo es la primera gran coincidencia entre ambas naciones desde el pacto chino-soviético de 1949, cuando los líderes José Stalin y Mao Zedong anunciaron su alianza.

Sin embargo, en sólo una década las declaraciones oficiales de amistad cedieron paso a la enemistad entre China y la Unión Soviética, que casi provocó una guerra a fines de los años 60.

Pero, como consecuencia de la disolución de la Unión Soviética en 1991, la relaciones entre Moscú y Beijing mejoraron y los dos países intentaron forjar la «sociedad estratégica».

Los observadores políticos de Moscú sostienen que el gobierno chino estaba ansioso por un acuerdo que sustentara los renovados vínculos con Rusia.

«Beijing tenía mucho interés en este tratado», dijo Alexey Voskresensky, del Instituto de Relaciones Internacionales con sede en Moscú.

El apoyo ruso a la cuestión de la isla de Taiwan, sobre la cual Beijing mantiene diferencias recurrentes con el gobierno de Washington, es de gran importancia para China.

Por otra parte, Putin y Jiang ya habían sostenido un diálogo formal a mediados de junio, durante la quinta cumbre anual del Grupo de los Cinco o Grupo de Shangai, integrado además por las repúblicas ex soviéticas de Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán.

El Grupo de los Cinco, convertido desde junio en la Organización Shangai para la Cooperación (SCO), fue creado para impedir el avance de los movimientos separatistas en la región. Moscú y Beijing buscan promoverlo como contrapeso al predominio de Washington.

Si bien la cooperación ruso-china en el área técnico-militar ha crecido, los vínculos económicos tienen escaso desarrollo.

En 2000, el intercambio comercial entre ambos fue de 8.000 millones de dólares, y en el periodo enero-junio de este año llegó a 4.600 millones.

Las exportaciones rusas a China fueron de 3.560 millones de dólares, mientras las importaciones de bienes chinos sumaron 1.040 millones de dólares en el primer semestre del año.

Rusia absorbe «sólo dos por ciento del comercio chino», reconoció Putin. Los gobernantes acordaron ampliar la cooperación en las áreas petrolera y gasífera, la energía eléctrica, la construcción aeronáutica, las comunicaciones y las nuevas tecnologías.

El sector energético es «uno de los más promisorios para la cooperación bilateral», dijo Putin, quine agradeció a Jiang por aprobar la participación de la principal empresa rusa de gas natural, Gazprom, en la construcción de gasoductos en China.

Gazprom es una de las compañías que construyen el gasoducto Oriente-Occidente, que atravesará el territorio chino, y ha inaugurado una oficina propia en el país asiático.

La gigante compañía gasífera ha anunciado su intención de crear un sistema de gasoductos asiáticos que incluiría el tendido de varios desde Rusia a China.

El plan prevé la instalación de gasoductos desde la región central de Tomsk a las provincias septentrionales chinas, desde la región meridional rusa de Irkutsk atravesando Mongolia hasta China central, y desde Sakhalin hasta Japón.

Rusos y chinos también firmaron un convenio para construir un gran oleoducto en el encuentro entre Jiang y el primer ministro ruso Mikhail Kasyanov, el martes.

Ese proyecto, con una extensión de 1.700 kilómetros, conectaría el centro petroquímico ruso de Angarsk ubicado en Siberia meridional con las septentrionales provincias chinas. El costo del mismo es un «secreto comercial».

Por otra parte, una fuente del Kremlin, citada por la agencia oficial de noticias rusa RIA, sostuvo que China estaba «lista» para adquirir 10 aviones jet Tupolev 204.

Dichas naves, similares a los Boeing 757 tienen un costo estimado de 25 millones de dólares por unidad. Aunque los aviones comerciales rusos son baratos, sus ventas son escasas pues exigen un servicio de mantenimiento difícil y costoso.

Las aerolíneas chinas utilizan actualmente unos 70 aviones de construcción soviética.

Una misión de expertos chinos visitó la compañía ANTK Tupolev hace dos meses para discutir la posible compra de 1.000 unidades de modelos Tu-204 y Il-96 para 2020, aseguró la agencia de noticias RIA.

El itinerario ruso de Jiang, cuya gira durará diez días, incluyó el miércoles la meridional ciudad de Volgogrado, escenario de la famosa batalla de Stalingrado durante la segunda guerra mundial. El líder chino visitará también la capital de Belarús, Minsk, así como Ucrania, Moldova y Malta.

Jiang y Putin reiteraron su apoyo al Tratado de Misiles Antibalísticos de 1972 como «la piedra angular de la estabilidad estratégica» y volvieron a oponerse al plan nacional de defensa con misiles del presidente estadounidense George W. Bush, sosteniendo que podría liquidar el actual equilibrio nuclear y propiciar una nueva carrera armamentística.

El tratado ruso-chino establece que las dos naciones no constituyen una alianza militar, y asegura que la «cooperación técnico-militar (bilateral) no está dirigida contra terceros países».

En el texto del acuerdo, Rusia reconoce que «Taiwan es parte inalienable de China» y se opone a «cualquier tipo de independencia para Taiwan», un respaldo categórico a la política de una sola China sostenida por Beijing.

El tratado será ratificado por el poder legislativo ruso «muy pronto», seguramente en el próximo otoño boreal, aseguró Guennady Seleznyov, presidente de la Duma, cámara baja del parlamento.

Las dos naciones crean así «una cooperación beneficiosa en todas las áreas», dijo Jiang en un fluido ruso ante la audiencia de estudiantes y docentes reunida en la Universidad de Moscú el martes.

Las palabras de Jiang, educado en la Unión Soviética, fueron bien recibidas. «El hecho de que el presidente chino hable en ruso es una especial señal de respeto a nuestra cultura y a nuestro pueblo», dijo por su parte Putin. (FIN/IPS/tra-en/sb/js/dc- ff/ip/01

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