La Armada de Estados Unidos seguirá realizando prácticas de tiro en Vieques, Puerto Rico, hasta 2003, aunque 68 por ciento de la población viequense votó el domingo por el retiro inmediato de los militares de su territorio.
El resultado del referéndum en el que participaron más de 4.700 de los 5.900 viequenses habilitados no es obligatorio, pero implica una «fuerza moral», dijo la gobernadora de Puerto Rico, Sila Calderón, agregando que espera que persuada a la Armada de irse antes de la fecha prevista de mayo de 2003.
Sin embargo, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, cumplirá una decisión previa de otorgarle dos años a la Armada para hallar una alternativa a Vieques, declaró este lunes el secretario de prensa de la Casa Blanca, Ari Fleischer.
La Armada estadounidense ha utilizado a Vieques a partir de fines de la década de 1940 como su principal centro de práctica de tiro en el océano Atlántico. Alejada de las rutas de las aerolíneas comerciales, su aislamiento y topografía permiten a la fuerza practicar bombardeos, artillería y desembarcos de infantería.
Treinta por ciento de los habitantes de Vieques votaron el domingo para que la Armada permanezca en la isla y continúe con sus prácticas de bombardeo. Sólo 1,7 por ciento respaldó el plan de Bush para el retiro total al 1 de mayo de 2003.
«Estas cuestiones no se deciden sólo por referéndum», dijo Fleischer. «Es muy importante tener una transición sin fallas para que nuestros militares se entrenen lo mejor posible, para que estemos preparados ante cualquier contingencia en el mundo».
La Armada comparte la isla con 9.300 habitantes que protestan por las consecuencias de los ejercicios en su salud, la industria pesquera y el ambiente.
Investigadores hallaron en Vieques una incidencia mayor de enfermedades vibroacústicas, o sea desórdenes cardíacos vinculados a la exposición de ruidos fuertes, que en el resto de Puerto Rico.
La presencia de la Armada tampoco es apoyada por el resto de los puertorriqueños, ya que es un constante recuerdo del estado colonial del territorio. Muchos puertorriqueños creen que sería políticamente imposible que la Armada realizara este tipo de ejercicios en zonas habitadas de los 50 estados de Estados Unidos.
Calderón, del opositor Partido Demócrata, fue elegida a su cargo porque, entre otras cosas, exigía la partida inmediata de la Armada.
Pocos políticos puertorriqueños prestaron atención al asunto hasta hace poco, cuando la polémica sobre Vieques ocupó los titulares de la prensa luego de que una bomba arrojada durante un ejercicio de la Armada matara a un guardia de seguridad civil en 1999.
La muerte desató el movimiento de desobediencia civil que ha crecido constantemente en los últimos 18 meses. Desde entonces fueron detenidas cerca de 700 personas que protestaban por la presencia de la Armada en el sitio.
En abril y mayo, cuando se realizaron los últimos ejercicios, más de 180 manifestantes fueron detenidos, incluso varios políticos de Nueva York, el defensor de los derechos civiles Al Sharpton, destacados legisladores puertorriqueños, y Luis Gutiérrez, congresista de Chicago.
Bush anunció su decisión de retirar a la Armada durante una visita a Europa en junio, lo cual provocó tanto el rechazo de los militares como de sus detractores. «Dijo que el bombardeo era algo malo, pero que la Armada podía continuarlo durante dos años», señaló la comentarista Mary McGrory.
La decisión «reconoce que la gente de Puerto Rico se preocupa por este problema. Pero también es importante asegurarnos que nuestros militares estén entrenados hasta que se halle una alternativa», dijo Fleischer este lunes.
Así mismo, autoridades y legisladores del oficialista partido Republicano en Estados Unidos temen que el retiro de Vieques siente un precedente en Okinawa, Japón, y otros lugares donde existe oposición a la presencia de bases militares estadounidenses.
El referéndum del fin de semana fue convocado por Calderón. Otra consulta popular, que abarcará a todo Puerto Rico, está prevista para noviembre. Pero entonces los puertorriqueños sólo podrán elegir entre permitir que la Armada permanezca en el territorio o aceptar el plan de Bush. (FIN/IPS/tra-en/aa/aq/ip/01
