El gobierno de Rusia anunció un plan para atraer inmigrantes de origen étnico ruso, en especial desde repúblicas ex soviéticas, para frenar la acusada tendencia a la disminución de la población.
«Es necesario atraer de 700.000 a un millón de inmigrantes por año para mantener la cantidad de habitantes en el nivel actual», señaló el ministro de Migración, Alexander Blokhin.
Rusia pierde unos 700.000 habitantes por año, debido a la baja natalidad y la alta mortalidad, y la persistencia de las tendencias demográficas en curso llevaría la población de los actuales 144 millones a 80 millones en 2050, advirtió Blokhin.
El primer ministro Mikhail Kasyanov había afirmado la semana pasada, durante una reunión del gabinete ministerial, que es preciso establecer políticas para proteger los derechos de los inmigrantes legales y reprimir con mayor severidad la inmigración ilegal.
Durante los últimos 10 años, ingresaron al país en forma legal, para residir en él en forma permanente, más de ocho millones de personas, y casi 90 por ciento de ellas hablan ruso, informó Blokhin el martes.
En el mismo período, emigraron cuatro millones de personas, apuntó.
En 1994 se produjo el ingreso de un millón de inmigrantes ilegales, y el año pasado ingresaron unos 380.000, destacó.
Desde el año pasado, las autoridades aminoraron restricciones al ingreso de inmigrantes, y estimulan el ingreso legal al país de «compatriotas» de origen étnico ruso, mediante exenciones de impuestos a la importación y otros beneficios, destacó.
El funcionario sugirió que el Estado otorgue préstamos para adquisición de viviendas a esas personas, «en la medida en que lo permitan los fondos disponibles».
Unos 25 millones de rusos viven fuera del país según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Blokhin dijo que unos cuatro millones de ellos están «dispuestos a volver», sobre todo desde países de Asia Central, y que podrían regresar hasta 20 millones.
En la actualidad, sólo hay interés en el ingreso de personas de origen ruso en edad laboral o «poseedores de recursos financieros», enfatizó.
Sin embargo, funcionarios federales han admitido que incluso los inmigrantes que hablan ruso y provienen de ex repúblicas soviéticas afrontan dificultades para conseguir empleo e integrarse a la sociedad.
Las autoridades municipales de Moscu aplican con severidad normas contra la inmigración ilegal, mediante estrictos procedimientos de registro de visitantes, controles policiales de identidad en lugares públicos, y visitas de la policía a domicilios de inmigrantes.
El año pasado, casi dos millones de personas fueron sometidas a controles de identidad, indicó el miércoles el director del Departamento de Migración de Moscú, Sergei Smidovich.
La policía de la capital culpa a los inmigrantes del aumento de la criminalidad.
Activistas por los derechos humanos han denunciado el uso de violencia en los controles policiales, y muchos inmigrantes, en especial los de origen étnico chino y vietnamita, tratan de salir lo menos posible de sus casas.
Muchos habitantes de la capital son hostiles a los inmigrantes, y las autoridades municipales se oponen al plan anunciado por el gobierno nacional.
Smidovich señaló que la ciudad «está sobrepoblada, a diferencia de otras partes del país», y sólo aceptará un máximo de 5.000 immigrantes por año, pese a que «incluso esa pequeña cantidad es indeseable».
«En la actualidad hay unos 800.000 inmigrantes ilegales en Moscú, y sólo 3.000 fueron deportados el año pasado», subrayó.
Funcionarios y políticos han expresado su preocupación por la inmigración ilegal, y en especial por la proveniente de China, de Vietnam y de otros países de Asia sudoriental.
Los gobernadores de regiones orientales presionan para que se prohíba la compra de tierras por parte de extranjeros, preocupados por el afincamiento de chinos.
Según el ministerio del Interior, más de 500.000 chinos ingresan cada año como turistas, pero muchos de ellos permanecen en el país de forma ilegal. (FIN/IPS/tra-eng/sb/mn/mp/pr/01
