La desaceleración de la economía de Estados Unidos arruinó en México los planes del gobierno, afectó el empleo y redujo el crecimiento, pero la mala racha acabó y ahora viene el repunte, aseguró hoy el presidente Vicente Fox.
La economía de México crecerá este año entre 2,5 y tres por ciento, y cuatro o cinco por ciento en 2002, pronosticó el mandatario. Sólo en 2003 se alcanzará el crecimiento de siete por ciento anual prometido por Fox como se presentó como candidato para seis años de gobierno.
Las cifras expuestas por el presidente contrastan con las previsiones del Centro de Investigación y Docencia Económica, institución pública de investigación y educación superior especializada en ciencias sociales, que calculó un crecimiento de 1,7 por ciento este año y de 3,8 en 2002.
Pero las estimaciones de Fox difieren también con las de analistas y firmas internacionales evaluadoras de riesgo de inversiones que pronostican una caída del producto de uno por ciento para este año.
Sin embargo, casi todos los análisis coinciden en que los momentos más difíciles ya pasaron.
Para que México logre una reducción significativa de la pobreza que afecta a la mitad de sus 100 millones de habitantes, se requiere un crecimiento anual superior a cinco por ciento durante dos decenios seguidos, según diversas investigaciones.
Entre 1981 y 2000, el producto interno bruto (PIB) de México creció 2,7 por ciento promedio al año.
A inicios de año, Fox pronosticó que el PIB crecería más de 4,5 por ciento. Cinco meses después redujo el cálculo a tres por ciento, luego habló de recesión, y este miércoles sostuvo que la recuperación está en la puerta y que la economía crecerá hasta tres por ciento.
«Hay una danza de cifras y pronósticos. Para nosotros, lo único claro es que de noviembre a mayo se perdieron en México 400.000 empleos, (que) la mitad de la fuerza de trabajo está en el sector informal y (que) la pobreza sigue», dijo Agustín Rodríguez, dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores.
México resultó muy perjudicado de la desaceleración económica de Estados Unidos, que venía creciendo mucho, pero el problema ya está quedando atrás, declaró Fox a la radiodifusora Red.
Estados Unidos, país cuyas expectativas de crecimiento económico para este año se redujeron de más de tres a menos de 1,8 por ciento, absorbe más de 90 por ciento de las exportaciones mexicanas.
«Al gobierno de Fox le tocó la mala suerte de una desaceleración de la economía mundial, afectada sobre todo por la caída del crecimiento de Estados Unidos», comentó Fernando González, del Grupo Financiero BBVA-Bancomer.
Fox declaró que, a pesar del impacto del enfriamiento de la economía estadounidense, México muestra signos de fortaleza que consolidan la esperanza en un futuro promisorio.
El peso mexicano se mantiene fuerte frente al dólar, mientras las tasas de interés de los bonos de deuda pública descendieron desde enero de 18 a ocho por ciento, destacó el presidente.
Además, la inflación se reduce, con un cierre de 2001 calculado en menos de 6,5 por ciento, menor a la de 8,9 por ciento de 2000.
Para consolidar sus planes económico, Fox pidió al Congreso legislativo la aprobación de su proyecto de reforma fiscal, en la que propone aplicar impuestos al consumo de alimentos y medicinas con el fin de elevar la recaudación.
Pero en el parlamento, donde ninguna fuerza política tiene mayoría, los diputados se muestran inflexibles contra la propuesta.
Diputados de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática, los perdedores de la elección presidencial de julio de 2000, argumentan su rechazo en el supuesto carácter neoliberal del programa de Fox.
Fox, el primer presidente mexicano ajeno al PRI en los últimos 71 años, niega ser neoliberal. Las ideologías quedaron en el pasado y «yo soy un humanista», sostuvo.
Ahora son necesario los consensos para seguir adelante y en eso trabaja el gobierno, dijo. (FIN/IPS/dc/mj/if/01
