Representantes de 13 de los 22 países de la Liga Arabe acordaron en la capital de Siria reactivar el boicot económico contra Israel por su «agresión a palestinos desarmados».
Delegados de Arabia Saudita, Argelia, Emiratos Arabes Unidos, Iraq, Kuwait, Libia, Líbano, Palestina, Siria, Somalia, Sudán, Túnez y Yemen resolvieron reanudar el boicot económico del mundo árabe contra Israel, atenuado desde 1993, cuando se lanzó en Oslo el último proceso de paz en Medio Oriente.
Egipto y Jordania, en virtud de sus tratados de paz con Israel, no asistieron a la reunión y fueron exonerados de cumplir el bloqueo. Tampoco participaron Comoras, Bahrein, Djibouti, Marruecos, Qatar, Mauritania y Omán.
«Hubo unanimidad en que debíamos reactivar el boicot original y adherirnos a sus firmes condiciones», dijo a IPS Ahmed Khazaa, comisario general de la Oficina Central para el Boicot contra Israel.
La reunión del domingo y lunes fue la primera en ocho años organizada por esta Oficina, establecida por la Liga Arabe en 1951 con el propósito de aislar económicamente a Israel.
Pero el otrora influyente organismo con sede en Damasco interrumpió sus sesiones en 1993 por falta de quórum, cuando palestinos e israelíes se embarcaron en el diálogo de paz. La próxima reunión de la Oficina se realizará en octubre.
Para Siria, el bloqueo económica debería «endurecerse más y más, pues Israel no muestra la menor señal de voluntad para alcanzar la paz en la región mediante su retirada total de los territorios árabes», dijo Khazaa.
El boicot afectará en primer lugar a Israel y en segundo y tercer lugar a sus socios económicos. El boicot primario requiere que los estados miembros de la Liga se abstengan de realizar cualquier tipo de negocios con Israel.
El boicot secundario prohíbe comerciar con Israel a empresas de terceros países no árabes. Las compañías con subsidiarias, agencias, fábricas o instalaciones en Israel serán ubicadas en la lista negra del boicot, controlada y continuamente actualizada desde Damasco e integrada hoy por 10.000 empresas.
El llamado boicot terciario afecta a las compañías que, por temor a las sanciones, se nieguen a comerciar directamente con firmas israelíes pero hagan negocios con las compañías de la lista.
Pero los participantes del encuentro difirieron en la interpretación del boicot secundario y terciario, según una fuente de la reunión.
Los representantes de los países del Golfo «subrayaron la necesidad de diferenciar entre las empresas que invierten en la industria y la infraestructura de Israel y aquellas que sólo venden servicios», dijo la fuente.
En este contexto, los delegados citaron una ley estadounidense que prevé castigos a las compañías de ese país que respeten los boicots árabes.
La política del boicot árabe no logró nada en muchos años, dijo, por su parte, un diplomático occidental que prefirió mantener su nombre en reserva.
De hecho, el embargo no se aplica a empresas grandes o estratégicas, como los fabricantes de armas. «Estados Unidos autoriza la venta de armamento similar a Arabia Saudita y a Israel y esos fabricantes no están en la lista negra», dijo.
Durante años, la compañía de refrescos Coca-Cola estuvo en la lista negra y en el mundo árabe solamente se conseguían refrescos de su competidora, Pepsi-Cola. «Ahora Coca-Cola se fabrica bajo licencia en muchos países árabes, incluso Irán, acérrimo adversario de Israel», sostuvo el diplomático.
«Las empresas japonesas, por mucho tiempo cautas para ingresar a Israel por temor a perder sus lucrativos mercados árabes, son actualmente los segundos inversores extranjeros en Israel detrás de Estados Unidos», agregó.
La decisión de reactivar las sanciones económicas contra Israel se adoptó durante la última cumbre de la Liga Arabe, celebrada en marzo en Jordania.
Los gobernantes del mundo árabe reclamaron entonces que el boicot entrara en vigor, y advirtieron que su fin sólo se decidiría en caso del fin de «la agresión israelí contra los palestinos desarmados».
«El boicot es un arma pacífica que no contradice el derecho internacional. Es una medida poderosa que puede impulsar a cualquiera que se rebele contra la legitimidad internacional a volver a la buena senda», dijo Khazaa.
«Este enemigo —dijo en referencia a Israel— no reconoce la legitimidad internacional, los fundamentos del proceso de paz iniciado en Madrid en 1991 ni el principio de territorios a cambio de paz», sostuvo.
«El enemigo comete ataques contra el tenaz pueblo palestino, que se ha convertido en una escuela de firmeza militante basada en el sacrificio y guiada por el lema 'martirio o victoria'», afirmó Khazza ante los participantes de la reunión.
Horas antes, el fuego de tanques israelíes mató en Cisjordania a seis palestinos, integrantes de la lista de los más buscados por el gobierno de Ariel Sharon. Este ataque elevó a 600 el número de muertos en los últimos 10 meses de conflicto, la mayoría de ellos palestinos.
El gobierno israelí inscribió este operativo en su política de interceptar a los terroristas que participan en atentados contra su país.
El boicot «es la forma de apoyar a los palestinos hasta que logren establecer su propio estado independiente en su tierra nacional, con la sagrada Jerusalén como capital, y hasta que las alturas del Golán (de Siria) y el resto de Líbano meridional sean liberados de las penurias de la ocupación», agregó Khazaa.
Siria «siempre saluda todo intento árabe en su tierra que sirva a las cuestiones de la nación árabe, en particular la de la liberación y la restauración de los derechos usurpados al pueblo palestino», dijo el jefe de la delegación siria, Muhammad al- Ajami.
Según diplomáticos árabes, la postura de Siria no se ha modificado con la asunción al poder en julio de 2000 del presidente Bashar Al-Assad en sucesión de su padre, Hafez.
«Creo que la aplicación del boicot contra Israel es imprescindible», dijo un diplomático sirio, quien acusó al gobierno de Sharon de «haber asesinado el proceso de paz». (FIN/IPS/tra-eng/gb/raj/dc/mj/ip if/01
