El escritor español Enrique Vila-Matas ganó en la capital venezolana el premio internacional de novela Rómulo Gallegos por «El viaje vertical», una obra que combina humor, sarcasmo y reflexión filosófica.
La novela narra un viaje hacia la muerte o la locura, a través de la crisis de la edad. Vila-Matas obtendrá 60.000 dólares, un diploma y una medalla que se le entregarán el 2 de agosto. En la edición XII del premio Rómulo Gallegos participaron 246 novelas.
El premio, de frecuencia bianual, fue creado el 1 de agosto de 1964 como estímulo a la creación literaria y en homenaje al célebre escritor venezolano.
El jurado estuvo integrado por los académicos y escritores Carmen Ruiz, de España, Edgardo Rodríguez, de Puerto Rico, Victoria de Stéfano, de Venezuela, y Sergio Ramírez, de Nicaragua.
Destacadas figuras como el colombiano Gabriel García Márquez, el peruano Mario Vargas Llosa, el venezolano Arturo Uslar Pietri y el mexicano Carlos Fuentes figuran entre los ganadores del premio en ediciones anteriores.
En su última edición de 1999, el galardonado fue el chileno Roberto Bolaños con la novela «Los detectives salvajes».
El premio ha sido objeto de críticas, entre ellas las formuladas por el propio director de la institución que lo organiza, el Centro de Estudios Rómulo Gallegos (Celarg), Rigoberto Lanz.
Lanz atribuyó los fallos responden a «intereses de las casas editoriales». Ramírez replicó: «Al publicar la lista de los finalistas no hacemos mención a ninguna editorial. Estamos premiando novelas.»
El jurado emitió un comunicado de respaldo al Premio. Lanz estuvo presente en el acto de difusión de los resultados, pero se rehusó a hacer comentarios al respecto.
El Celarg es objeto de una reorganización en el marco de la «revolución cultural» impulsada por el presidente venezolano Hugo Chávez, con la intención de restar peso a las elites y acercar la cultura a la población.
La nueva dirección del Celarg se comprometió a «convertirse en un punto de referencia regional (latinoamericano) que sirva a todos los venezolanos».
El fallo del jurado señala, entre los atributos de «El viaje vertical», un «sutil humor negro nos hace sonreír una y otra vez».
La obra de Vila-Matas «también resulta enigmática. Es un raro libro cuya elocuencia está en la elipsis, en la omisión de una explicación que dañaría su sentido», agrega.
Ramírez dijo a IPS que se sentía satisfecho con el resultado ya que «el premio va a servir de estímulo a la nueva generación de jóvenes latinoamericanos», a los que invita a superar el realismo mágico que, dijo, se impuso por razones comerciales.
Ramírez, ex vicepresidente de Nicaragüa y autor de novelas y cuentos testimoniales sobre la revolución sandinista triunfante en 1979, señaló que «la nueva literatura latinoamericana es una mezcla de varios estilos que pasan por el humor, el sarcasmo, el amor y la desilusión».
«Todos estos temas deben girar alrededor de los personajes», afirmó.
Este continente tiene la gran bendición de la escritura, dijo. «El hecho de recibir más de 200 novelas es una gratificación, y eso hay que seguirlo cultivando», apuntó Ramírez.
El jurado también destacó novelas de 12 escritores oriundos de Argentina, Chile, Ecuador, El Salvador, España, Uruguay y Venezuela.
Los venezolanos mencionados fueron «Los últimos espectadores del acorazado Potemkin», de Ana Teresa Torres, y «El libro de Esther», de Juan Carlos Méndez.
En tanto, Arturo Gutiérrez, poeta venezolano, se manifestó conforme con el resultado y con el trabajo del jurado calificador, al que calificó de «consecuente».
Hay una «gran cantidad de voces de la literatura, por lo que no podemos hablar de un sola tendencia en la escritura actual», dijo Gutiérrez a IPS. (FIN/IPS/mp/mj/cr/01
