JUEGOS OLIMPICOS: Toronto murió por la boca de su propio alcalde

La ciudad canadiense de Toronto gastó ocho millones de dólares en su candidatura como sede de los Juegos Olímpicos de 2008, pero fracasó hoy por sus propios errores, entre ellos los comentarios racistas del alcalde Mel Lastman.

El Comité Olímpico Internacional (COI) eligió este viernes en Moscú, con inusitada rapidez, a Beijing como sede de la competencia olímpica por 56 pronunciamientos, una mayoría absoluta en la segunda votación secreta. Toronto recibió 22 votos en esa ocasión.

La delegación canadiense pintó un retrato de Toronto como paraíso del multiculturalismo. El primer ministro Jean Chrétien viajó a Moscú para sumar fuerzas, pero las declaraciones racistas del alcalde Lastman habían herido de muerte las aspiraciones de la ciudad de tres millones de habitantes.

Las palabras de Lastman, que calificó al pueblo de Kenia de caníbal, aparecieron el jueves en la portada del diario Moscow Times. Pero ya habían dado la vuelta al mundo, y sobre todo habían sido ampliamente difundidas en Africa.

El mes pasado, Lastman bromeó con su temor a viajar a Mombassa, Kenia, pues podía «terminar en un caldero de agua hirviendo con todos esos nativos danzando alrededor». Agregó que su esposa Marilyn tampoco quería viajar pues temía a las serpientes.

Los diarios de Toronto, que en principio minimizaron las declaraciones, acusaron al alcalde cuando su frase puso en juego la candidatura de la ciudad, en la cual se habían invertido ocho millones de dólares en relaciones públicas, viajes y publicidad.

El funcionario, un ex comerciante de muebles considerado una figura cómica en su ciudad natal, cargará con gran parte de la culpa por el fracaso de Toronto, pero el triunfo de la candidatura de Beijing estaba asegurado desde antes de la votación, como demostró la rapidez de la decisión del COI.

Toronto y algunas grandes empresas constructoras habían previsto que los Juegos Olímpicos generaran inversiones para un proyecto de revitalización de la zona costera frente al lago Ontario.

Cientos de hectáreas contaminadas por la actividad industrial serían recuperadas para la instalación de recintos deportivos y para la construcción de edificios de vivienda sobre la rambla. La suerte del proyecto queda ahora en entredicho.

Se espera que Toronto haga un nuevo intento para los Juegos Olímpicos de 2012, pero deberá enfrentar entonces la competencia de Nueva York y de otras ciudades estaounidenses.

Las cadenas estadounidenses de televisión deberán negociar los derechos de trasmisión de los Juegos de 2012. Si alguna ciudad de Estados Unidos resultara anfitriona, el precio de los derechos se elevarían.

Tras la votación de este viernes, el desánimo sumió a los integrantes del comité promotor de Toronto. «Creo que la ciudad aprendió de este proceso y puede hacerlo de nuevo, pero hoy es un día triste», dijo el vicepresidente del comité, Matthew Seagram.

«Beijing era la candidata más poderosa. Debía cometer un error, un gran error, para que Toronto tuviera oportunidad», reconoció el canadiense Paul Henderson, miembro del COI, a la televisora Canadian Broadcasting Corporation.

Pero los errores fueron de Toronto, y sobre todo de su alcalde, aunque no fue el único.

Pese a su aparente imagen de unidad política y corporativa, los promotores de Toronto 2008 afrontaron muchas críticas dentro de Canadá por impulsar un proyecto urbanístico de limpieza de la costa que se pagaría con fondos públicos en beneficio de las compañías de bienes raíces.

Pero a los ojos de la población de Toronto, toda la culpa recae sobre las declaraciones de Lastman.

El presidente de los Comités Olímpicos Nacionales Africanos, Alpha Diallo, dijo antes de la votación que no aceptaba las numerosas disculpas de los funcionarios canadienses por la imprudencia de Lastman.

Chrétien dijo a los miembros del COI que Canadá era el país más multirracial del mundo. La presentación de la ciudad comenzó con tambores de indígenas canadienses.

Toronto fue mostrada como una ciudad segura y multicultural, bajo el lema «Escucha nuestras voces». El primer ministro, un jefe indígena y un grupo de atletas hablaron en tres idiomas distintos ante los delegados del COI.

El equipo promotor se esforzó durante el últimes mes por dejar en el olvido a Lastman y subrayar los aspectos positivos de la candidatura.

Pero cuando terminó la presentación debieron contestar varias preguntas sobre la desafortunada frase del alcalde. Uno de los delegados africanos calificó las declaraciones como una violación de derechos humanos.

Y así se esfumó en Moscú la segunda candidatura olímpica canadiense en 20 años, pese a las grandes fiestas que organizaron juerguistas de Toronto para celebrar un triunfo que no fue. (FIN/IPS/tra-en/mb/aa/dc/mj/cr/01

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