INDIA-PAKISTAN: Cumbre naufraga por conflicto cachemiro

Los gobernantes de India y Pakistán se reunieron durante dos días sin lograr acuerdo para referirse al conflicto de Cachemira, que enfrenta a los dos países desde hace medio siglo, y la cumbre terminó sin declaración conjunta.

Ese fracaso determinó que el primer ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, y el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, quien encabeza un gobierno militar, abandonaran a última hora del lunes la ciudad septentrional india de Agra sin definir los demás asuntos discutidos en la reunión.

Entre esos asuntos estuvieron el comercio bilateral, la construcción de un gasoducto desde Irán a India que atravesaría territorio paquistaní, y medidas para reducir el peligro de una guerra nuclear entre ambos países.

La primera de las cuatro entrevistas entre los gobernantes, realizada en la mañana del domingo, había sido «muy cordial, franca y constructiva» según funcionarios de los dos países, pero la cuestión cachemira complicó el desarrollo ulterior de la cumbre.

El fallido intento de negociar una declaración conjunta determinó que Musharraf partiera hacia Islamabad nueve horas después de lo previsto.

Quedó una puerta abierta para continuar el diálogo, ya que Vajpayee aceptó en la mañana del domingo la invitación de Musharraf para visitar Pakistán en septiembre.

Esa perspectiva y el propio hecho de que la cumbre se haya realizado, con la primera visita oficial en la historia de un gobernante paquistaní a India, implican un pequeño paso adelante.

Nueva Delhi había interrumpido el diálogo con Islamabad en 1999, luego de una guerra no declarada de cuatro meses en la región cachemira de Kargil y del posterior golpe de Estado que llevó a Musharraf al poder en octubre, pero en mayo de este año Vajpayee invitó a Musharraf a la cumbre, en forma inesperada.

En la mañana del lunes, Musharraf dijo a directores de medios de comunicación de ambos países que había dificultades incluso para describir el problema de Cachemira, que India no admitía el carácter central del conflicto, y que se negaba a aceptar que hay tres partes en él: Nueva Delhi, Islamabad y el pueblo cachemiro.

Pakistán considera evidente que existe una «disputa» por Cachemira, e India insiste en referirse a «la cuestión de Cachemira», porque considera indiscutible su soberanía sobre ese territorio.

En 1947, cuando terminó el dominio colonial británico en la región, se crearon India y Pakistán con la intención de que fueran patria de hindúes y musulmanes, respectivamente, y pequeños reinos de la región tuvieron la opción de incorporarse a uno de los dos países o ser independientes.

Eso causó la separación de muchas familias, y además el gobernante de Cachemira, de religión hindú, decidió integrar ese territorio a India, pese a que la mayoría de la población cachemira era musulmana.

Desde entonces, Islamabad y Nueva Delhi disputan por el territorio de Cachemira, dividido en la actualidad entre ambos países y en el cual existen también movimientos independentistas.

Vajpayee quería una declaración conjunta que se refiriera a «la cuestión de Cachemira» como una de las que afectan las relaciones bilaterales, con importancia equivalente a las «incursiones terroristas» en la parte india de Cachemira, de las cuales considera responsable a Islamabad, indicó Musharraf.

India siente que el conflicto de Kargil fue una ofensa paquistaní, pero Pakistán también siente que ha sido ofendido por Nueva Delhi, por ejemplo con la intervención que determinó en 1971 la independencia de Bangladesh, antes Pakistán Oriental, añadió.

Vajpayee reiteró en una declaración emitida durante la cumbre que el problema de Cachemira sólo podía ser discutido tras establecer un «clima conducente» entre ambos países.

«El terrorismo y la violencia promovidos en el estado (indio de Jammu y Cachemira) desde fuera de sus fronteras no ayudan a crear ese clima», sostuvo.

Nadie debe albergar la ilusión de que India carece de «la decisión, la fuerza o la resistencia necesarias para mantener su actual enfrentamiento con el terrorismo y la violencia, que serán contrarrestados con firmeza», añadió.

Musharraf volvió a negar que Pakistán sea responsable de la insurgencia islámica en Cachemira, a la cual definió como «una lucha independentista nativa».

«Sigo hablando de Cachemira y ustedes siguen hablando de terrorismo a través de la frontera y de medidas que construyan confianza», dijo a las autoridades indias.

«¿Es posible construir confianza mientras siguen las muertes causadas por disparos a través de la frontera?», preguntó.

Musharraf se refería a la escalada de violencia que se produjo en Cachemira desde el sábado, en forma simultánea a su visita a India y tras seis meses de tranquilidad en la región, y causó por lo menos 90 muertes, entre ellas las de cinco soldados, según agencias de noticias indias. (FIN/IPS/tra-eng/rdr/aa/mp/ip/01

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