GRAN BRETAÑA: Londres quiere ser capital de la biotecnología

Cada semana aparece una nueva empresa biotecnológica en Londres, impulsada por la información disponible del genoma humano. Más de la mitad de los productos europeos del sector proceden de Gran Bretaña e Irlanda.

En el último año se instalaron 55 empresas en Londres, ciudad donde se invierten 500 millones de dólares anuales en investigación biotecnológica.

«Estamos construyendo laboratorios para cuatro emprendimientos nuevos», explicó Simon Tarpey, director de la Red de Biotecnología de Londres, grupo financiado por el gobierno y las empresas que lidera la investigación científica en la capital.

«Reunimos información sobre lo que está pasando en el área y tratamos de acercar a distintas compañías», dijo.

En junio de 2000 los responsables del Proyecto Genoma Humano, un emprendimiento internacional liderado por Estados Unidos, anunciaron que habían descifrado la secuencia del genoma humano, o sea un mapa con la totalidad del material genético humano.

Gracias a la publicación de ese mapa en Internet, la red mundial de computadoras, muchas compañías lograron avanzar más en pocos meses que varias generaciones de científicos en el pasado.

La capital británica se está convirtiendo en un centro pionero en la materia, pero la dificultad de Londres, según los científicos, es la falta de espacio para la instalación de los laboratorios de las nuevas empresas.

«Todo el mundo quiere vivir más y en forma más saludable. Es un deseo común al que la biotecnología puede contribuir», creando nuevas medicinas, dijo a IPS Sue Charles, del Instituto Wolfson para la Investigación Biomédica.

Este instituto está tras «un descubrimiento con potencial explosivo en el área del cáncer de mama y en un muy emocionante programa pre-clínico sobre tumores cerebrales», explicó.

La investigación en biotecnología ofrece ganancias promisorias. «El desarrollo de medicamentos será mucho más redituable que las plataformas tecnológicas», aseguró Ken Powell, director ejecutivo de Arrow Therapeutics.

La firma está experimentando con un antibiótico de acción rápida, que podría terminar con una infección en cuestión de horas.

El fenómeno londinense es parte de una carrera internacional entre Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos, los principales jugadores.

«Alemania tiene más empresas, pero más de la mitad de los productos biotecnológicos de Europa proceden de Gran Bretaña e Irlanda, y casi la mitad de las principales compañías europeas del sector son británicas», dijo Charles.

Europa se mantiene no obstante detrás de Estados Unidos. Existen 1.570 empresas de biotecnología europeas y 1.270 estadounidenses, pero los ingresos promediales de una firma de Europa ascienden a seis millones de dólares, menos de un tercio del promedio estadounidense, explicó.

Amgen, la mayor empresa estadounidense de biotecnología, tiene casi las mismas dimensiones que todo el sector europeo. «Estados Unidos está preparado para respaldar la biotecnología con muchos miles de dólares. Europa alimenta su industria a cuentagotas», afirmó Charles.

Sin embargo, «hay dinero disponible para este tipo de investigación, sobre todo de los inversores de riesgo, que no saben dónde colocar su dinero», dijo Powell.

Las organizaciones británicas planean acelerar sus experimentos en los próximos meses para alcanzar los primeros lugares en la competencia.

La myaor parte de las propuestas de experimentación son de empresas recién iniciadas por científicos que dejan las grandes firmas para crear las propias. Eso está generando una «explosión biotecnológica» en Londres, según Powell.

Y cada vez más universidades británicas participan del proceso. El fondo Bloomsbury Bioseed fue iniciado con apenas seis millones de dólares para ayudar a los científicos a comercializar sus hallazgos.

Este fondo suministrará dinero a través de la Universidad de Londres, que considera a la biotecnología «una de las áreas más provechosas para el crecimiento empresarial».

Stephane Mery, administrador del fondo, explicó que su objetivo es «maximizar los retornos de diferentes hallazgos, ya que crear una empresa en el ambiente académico no es tan extravagante como parece». El fondo no es un crédito para la investigación, sino para generar negocios, explicó.

El fenómeno ilustra los negocios florecientes que se generan en los campus universitarios de Gran Bretaña. Tanto el King's College como el Imperial y el University College crearon empresas subsidiarias de su propiedad para fomentar emprendimientos y la transferencia de tecnología.

Peter Shephard es un investigador del University College London (UCL) que incursionó en los negocios sin abandonar la universidad. «Se pueden incluir las ideas de la investigación en un producto con valor real», aseguró durante una reunión organizada por el UCL.

Shephard ha investigado mecanismos para inmortalizar células humanas para el tratamiento de la diabetes. Su empresa estudia fármacos de uso clínico. Este tipo de experimentación a partir del genoma revolucionará la medicina en 20 años, afirmó.

Con que sólo uno de 10 fármacos tenga éxito, la investigación será económicamente provechosa, dijo Powell.

Los científicos británicos intentan atraer a investigadores de otros países por la escasez de mano de obra altamente calificada.

La empresa de Powell se encuentra en parte en Barcelona, España, y está colaborando con otra firma de Japón, mientras procura incorporar a científicos indios. «Esto será cada vez más frecuente», aseguró.

Gran Bretaña se está manifestando como un importante centro de pruebas clínicas de los descubrimientos. Casi 60 por ciento de las pruebas clínicas europeas se realizan en el país.

La inversión anual de 500 millones de dólares por año en investigación biotecnológica sólo en Londres crecerá notablemente en poco tiempo, según Tarpey. (FIN/IPS/tra-en/ss/raj/dc/aq/sc/01

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