ENERGIA-BRASIL: Plan para superar crisis

El gobierno de Brasil pretende superar la crisis energética aumentando 25 por ciento la oferta de electricidad hasta 2003, con importaciones desde Argentina y la construcción de 36 centrales de generación, anunció hoy el presidente Fernando Henrique Cardoso.

Así, 19.919 megavatios se sumarán a la actual capacidad de generación de este país, de 75.000 megavatios, mediante una inversión de unos 13.000 millones de dólares, informó Cardoso en Brasilia.

La construcción de 18 nuevas centrales hidroeléctricas y la ampliación de otras tres representarán el mayor aporte, de 7.803 megavatios, a un costo de 4.600 millones de dólares.

El gobierno continuará privatizando el sector. Setenta por ciento de las inversiones anunciadas este jueves corresponderán a capitales privados, destacó el presidente.

Itaipú, la mayor central del mundo, compartida con Paraguay y situada en la frontera entre los dos países, será una de las ampliadas, con dos nuevas turbinas que sumarán 700 megavatios. La central de Tucuruí, en la región amazónica, duplicará su capacidad de 4.000 megavatios.

Otros 6.420 megavatios serán generados por 15 nuevas centrales termoeléctricas, casi todas alimentadas con gas natural importado de Bolivia, algunas con carbón vegetal. Eso exigirá inversiones de 4.200 millones de dólares, más de la mitad procedentes del sector privado.

En realidad, según el presidente, hay propuestas para construir 60 de esas centrales, pero «no habría gas suficiente» para todas. Por eso, el gobierno otorgará licencias de construcción para las que «mejor atiendan al interés público», por su ubicación en áreas donde más hacen falta.

De todas formas, ese plan de emergencia energética elevó de 70 a 90 millones de metros cúbicos la previsión del consumo brasileño de gas natural en 2005. Eso impulsará las importaciones desde Bolivia y también desde Argentina.

También se duplicará la importación de electricidad desde Argentina en los próximos dos años, con la contratación de otros 1.048 megavatios, como medida adicional para hacer frente a la escasez de energía.

Las fuentes alternativas y «limpias» desempeñarán también un papel importante. Hasta 2003, el plan gubernamental prevé la instalación de una capacidad de generación eólica de 1.050 megavatios. Actualmente el país sólo cuenta con 30 megavatios de esa fuente.

La electricidad generada por biomasa, especialmente el bagazo de caña de azúcar, deberá aportar 960 megavatios. Es una previsión conservadora, ya que hay posibilidades de generar 4.000 megavatios, sostuvo Cardoso.

A inicios de 2003, la situación energética en Brasil deberá estar totalmente normalizada, aseguró Pedro Parente, coordinador del Comité de Gestión de la Crisis Energética, creado en mayo para elaborar planes de racionamiento y de aumento de oferta de electricidad inmediata y a mediano plazo.

Además de la generación, limitada este año por la escasez de lluvias desde 2000, otro cuello de botella del suministro eléctrico en Brasil es la transmisión, pues las principales fuentes hidroeléctricas están lejos de los grandes centros de consumo.

El Comité definió que hasta 2003 se instalarán 13 nuevas líneas de transmisión, con un total de 6.036 kilómetros.

El racionamiento, iniciado el 1 de junio, afecta a 70 por ciento de la población brasileña, que está concentrada en las regiones sureste, nordeste y centro-oeste, donde los embalses se encuentran muy por debajo de su nivel máximo.

Las medidas exigen reducciones de 35 por ciento de la iluminación pública en las ciudades y de 20 por ciento del consumo residencial y de los comercios. La industria tiene que ahorrar de 15 a 25 por ciento, con exigencias mayores en las empresas de consumo intensivo, como el sector del aluminio.

El incumplimiento de esas metas será castigado con multas, y la reincidencia puede determinar la interrupción del suministro, tanto a residencias como a empresas.

Expertos en energía manifestaron dudas sobre la eficacia del plan anunciado por el presidente Cardoso. Es poco probable que se recupere el nivel de los embalses para asegurar que las centrales hidroeléctricas generen la energía esperada, según el ingeniero Ari Ferreira Abreu, de la Universidad de Sao Paulo.

Por otra parte, la electricidad generada por gas natural será muy cara, ya que se trata de un combustible cotizado en dólares y cuyo precio internacional acompaña el del petróleo. La depreciación del real, de más de 25 por ciento desde el inicio de 2001, encareció mucho la termoelectricidad.

Ahorro de energía y mejor aprovechamiento de fuentes alternativas, como el bagazo de caña, serían más recomendables, según Abreu. (FIN/IPS/mo/mj/en/01

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