ECONOMIA-VENEZUELA: Asesor propone ajuste y cambio flexible.

Venezuela debe implementar de inmediato una reforma fiscal y una nueva política cambiaria, para evitar la aplicación en el futuro de un drástico recorte de gastos públicos, recomendó hoy Francisco Rodríguez, asesor económico del parlamento.

Rodríguez señaló a corresponsales extranjeros la necesidad de que el gobierno de Hugo Chávez adopte decisiones en ese sentido, al mismo tiempo que el Banco Central de Venezuela reconocía este lunes una fuga constante de capitales por unos 1.000 millones de dólares mensuales en promedio.

La merma de 3.000 millones de dólares de las reservas internacionales venezolanas entre febrero y julio, pese a que se han mantenido estables los precios del petróleo -principal fuente de divisas-, demuestra que este país necesita una nueva política cambiaria, más flexible, opinó.

Las reservas del país suman ahora 13.000 millones de dólares. Rodríguez cree que el Banco Central puede «seguir quemando más reservas para defender el sistema cambiario», pero sólo hasta llegar a 10.000 millones u 11.000 millones de dólares.

El experto, que dirige una oficina autónoma de la Asamblea Nacional (parlamento), expresó con énfasis que es indispensable una reforma fiscal en el corto plazo, «para evitar un ajuste fiscal drástico».

«Si se ve a Venezuela en una perspectiva comparada con otros países de América Latina, se aprecia que su economía es bastante estable. Se ha estabilizado en los dos últimos años», comentó el experto.

Sin embargo, el Banco Central admitió que entre enero y junio de este año se registró una demanda de divisas, cuyo promedio mensual ascendió a 1.000 millones de dólares.

Analistas económicos entienden que esta tendencia es una muestra de que no existe confianza en la política económica venezolana, debido al discurso nacionalista de Chávez.

Manuel Ignacio Purroy señaló que la «presión cambiaria» se aliviará a medida que los agentes económicos perciban «que el gobierno va a acometer las reformas necesarias, para que su gestión fiscal continúe siendo equilibrada», y cuando cesen «las amenazas contra la propiedad y la libre convertibilidad de la moneda».

Chávez impulsó desde la llegada al gobierno en febrero de 1999 su «revolución social bolivariana», en el marco de la cual ha sostenido duras polémicas con empresarios locales, a quienes les ha planteado la posibilidad de revisar la propiedad de sus bienes y la transparencia financiera.

Purroy opinó que el deterioro del clima político «le está dando connotaciones críticas a la situación actual, marcada por una creciente pugna y por la ya evidente ideología izquierdista- tercermundista de la gestión gubernamental».

Por su parte, Rodríguez apuntó la necesidad de que se asuma a corto plazo una reforma fiscal, que evitaría un «drástico ajuste fiscal». Esta recomendación toma como base el mercado petrolero, donde se pronostica una caída de las cotizaciones.

«Hay una característica estructural de la economía venezolana, y es que el Estado no tiene suficientes ingresos para cubrir sus gastos», recalcó Rodríguez, quien recordó que en 2000, pese al aumento de los precios del crudo, igual se mantuvo el déficit presupuestario.

Para el asesor parlamentario, la reforma fiscal tiene como eje aumentar y ampliar la recaudación de impuestos y, además, flexibilizar la «rígida estructura de empleados de la administración pública». Con esto, el Estado venezolano tendría una mayor capacidad de maniobra presupuestaria.

Rodríguez añadió que en ambos casos debe manifestarse la voluntad política del Poder Ejecutivo y de la mayoría de la Asamblea Nacional en manos del gubernamental Movimiento V República, para llevar adelante estos planes.

En tanto, en materia cambiaria, el experto consideró que debe abandonarse el sistema de bandas, donde el Banco Central interviene en el mercado para mantener el valor de la moneda en una margen de máxima y de mínima. Este mecanismo está en vigencia desde el segundo gobierno de Rafael Caldera (1994-1999).

La Oficina de Asesoría Económica del Parlamento calcula que la sobrevaluación de la moneda venezolana, el bolívar, se ubica entre 20 y 30 por ciento, y «esto trae dificultades en el intercambio comercial con el resto de América Latina».

Rodríguez recalcó que la política del Banco Central de mantener un bolívar fuerte hace que crezcan las importaciones, lo cual perjudica a la industria nacional que, por otro lado, el gobierno de Chávez quiere impulsar.

Al mismo tiempo, el sector exportador no petrolero del país está en desventaja, por ejemplo, con competidores de Colombia o Brasil.

«Es una situación, además, que incentiva a que los capitales sena retirados del país», puntualizó Rodríguez, cuya oficina ha propuesto al gobierno que asuma como referencia cambiaria una cesta de monedas latinoamericanas en lugar del dólar.

El asesor parlamentario reconoció que se trata de «un ejercicio académico» y que no tiene el respaldo gubernamental, pero aseveró que una decisión de ese tipo estaría más en consonancia con la política integracionista que impulsa Chávez.

Sin embargo, Domingo Maza Zavala, director del Banco Central de Venezuela, rechazó la posibilidad de que se modifique la política cambiaria.

«Hay indicios de que el bolívar tiene una cierta devaluación, evidentemente el poder adquisitivo externo del bolívar es mayor que el interno. No obstante, ese problema se puede corregir parcialmente o en una proporción importante a través del sistema de bandas que está funcionando bastante bien», dijo Maza Zavala.

Tanto en materia cambiaria como fiscal, Rodríguez insistió en la necesidad de adoptar decisiones de inmediato para evitar que la caída de las reservas continúen y la situación sea más aguda en el futuro y, por tanto, deban aplicarse remedios más drásticos y costosos políticamente. (FIN/IPS/ac/dm/if/01

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