CUERNO DE AFRICA: Un gran espacio de hambre

El hambre fue el tema de una conferencia internacional de donantes celebrada esta semana con gobernantes del Cuerno de Africa, región donde 70 millones de habitantes, la mitad de la población, corren riesgo de hambrunas.

En la reunión celebrada en Nairobi estuvieron representados Djibouti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán y Uganda, nucleados en la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo de Africa oriental (IGAD).

Por parte de los donantes participaron instituciones financieras internacionales, donantes bilaterales y multilaterales, agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y organizaciones no gubernamentales (ONG).

El Cuerno de Africa es una de las regiones más pobres del mundo. La persistente amenaza del hambre se debe a la degradación ambiental, las crisis económicas, los desastres naturales y las guerras.

Los siete países, algunos aún envueltos en conflictos internos, intentan enfrentar las causas del hambre y las desastrosas sequías que los han asolado.

Los donantes mostraron su interés en apoyar la Iniciativa de Seguridad Alimentaria para la región.

El objetivo de la conferencia celebrada del lunes al jueves de esta semana fue asegurar el compromiso de los donantes con los programas en marcha y la búsqueda de caminos para pasar de la dependencia de la ayuda externa a la autosuficiencia de alimentos.

Los participantes pidieron a los gobiernos de la región que sumaran la recién creada Iniciativa de Seguridad Alimentaria a sus respectivas estrategias de reducción de la pobreza.

El resultado dependerá de «los compromisos recíprocos de todos los participantes en planes fuertes basados en la disponibilidad de recursos seguros», dijo la portavoz regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Fouda Onambele.

La reunión revisó lo actuado por el Grupo de Acción del Cuerno de Africa para la seguridad alimentaria a largo plazo, inaugurado en abril de 2000 por el secretario general de la ONU, Kofi Annan.

Dicho grupo, integrado por diez agencias de la ONU y presidido por el director general de la FAO, Jacques Diouf, presentó su informe en octubre.

La reunión de Nairobi informará sobre los avances logrados en la Cumbre Mundial de la Alimentación de la FAO, a realizarse en Roma, en noviembre.

Una de las causas de la baja producción de alimentos es la desertización y la falta de agua, incluso en regiones antiguamente fértiles.

Hace algunos años la huerta de Mugo Gichuiri, ubicada en la región de Sagana, en el centro de Kenia, florecía por la abundante agua de las lluvias y los ríos cercanos.

Pero las cosas cambiaron. Guichuiri lucha por mantener su huerta donde planta aguacates, granadillas y frijoles para la exportación a pesar de la carencia de agua.

Guichuiri y los 169 agricultores restantes del plan agrícola se vieron obligados a desarrollar un nuevo sistema para irrigar sus tierras tres veces por semana, ante los reducidos volúmenes de agua del cercano río Sagana.

«En los años 80 el río tenía agua suficiente para regar todos los campos diariamente. Ahora la corriente es muy pequeña. Un día esto será un desierto», pronosticó Guichuiri.

La región del Sagana, en las laderas del Monte Kenia, es una de las zonas de captación de agua más importantes del país, hogar de miles de especies animales y vegetales autóctonas.

La escasez de agua es atribuida por los ambientalistas a la deforestación. En los últimos años grandes áreas cubiertas de bosques autóctonos fueron desmontadas para dar lugar a emprendimientos privados, pese a una prohibición presidencial al respecto.

Los agricultores de la zona dicen que viven con la amenaza cotidiana de la desertización. «El bosque está siendo destruido», dijo Gerald Ngatia, administrador del Proyecto Hídrico de Sagana.

Sólo 20 por ciento de la superficie territorial de Kenia es apta para la agricultura. El resto del país tiene suelos áridos o semiáridos.

El ministro de Ambiente, Francis Nyenze, se enfrentó a las organizaciones ambientalistas a raíz de un plan para deforestar 71.230 hectáreas de bosques en el Monte Kenia.

La semana pasada se agravó la tensión entre la Iglesia Católica y el poderoso ministro del Gabinete, Nicholas Biwott, por la destrucción de una parcela de 405 hectáreas en el bosque de Kaptagat, en el valle Rift, con el fin de construir un monumento en memoria de la madre de Biwott.

El Fondo Internacional para el Bienestar Animal dijo al ministro de Ambiente que «si el gobierno no puede resolver la necesidad de tierra de los keniatas en 98 por ciento de la superficie existente, es ingenuo creer que la solución radica en la que permanece cubierta por bosques, de sólo dos por ciento». (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/dc/aq/dv/01

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