/BOLETIN-AMBIENTE/ CAMBIO CLIMATICO: Ofensiva contra postura de Bush sobre Kyoto

Legisladores europeos, japoneses y sudafricanos manifestaron su descontento con la postura del gobierno de Estados Unidos sobre el cambio climático y reclamaron a Japón que se distancie de la misma.

La visita el lunes pasado a Washington de parlamentarios de Europa, Japón y Sudáfrica coincidió con el inicio en Bonn de la Conferencia de Naciones Unidas para la aplicación del Protocolo de Kyoto sobre Cambio Climático.

El protocolo firmado en 1997 prevé drásticas reducciones en la emisión de gases de efecto invernadero para los países más industrializados. Estos gases, en particular el dióxido de carbono, son producidos por la combustión de petróleo, carbón y gas.

A ellos se atribuye la elevación de la temperatura media de la atmósfera, lo cual modifica el régimen de lluvias, derrite los hielos polares y eleva el nivel de los mares.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush rechazó el acuerdo en marzo, sosteniendo que el mismo era una pesada carga para la economía de su país y no establecía obligaciones a los países en desarrollo.

Estados Unidos produce 25 por ciento de la emisión mundial anual de los gases invernadero.

«La postura del gobierno de Bush con respecto al recalentamiento mundial está desacompasada con el resto del mundo», declaró Wakako Hironaka, vicepresidente del Partido Democráta Liberal e integrante de la cámara baja del parlamento japonés.

«Los países en desarrollo hacen mucho más para combatir las emisiones de gases mientras Estados Unidos, con recursos ilimitados, hace muy poco por corregir el problema», agregó Gwen Mahlangu, integrante del parlamento sudafricano.

Según Bush el Protocolo de Kyoto es «esencialmente erróneo» por establecer limitaciones sólo a los países industrializados mientras China e India emitirán en el futuro muchos más gases invernadero que Estados Unidos.

Por el contrario, muchos países en desarrollo, como Sudáfrica, están comprometidos a desarrollar fuentes de energía limpias y ya han creado varios proyectos de energía solar y eólica para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, dijo Mahlangu.

«No podemos entender por qué Estados Unidos no hace lo mismo», aseguró David Bowe, representante del Partido Laborista de Gran Bretaña, ante el Parlamento Europeo. En Bonn, los delegados estadounidenses estarán aislados, agregó.

En cambio, todas las miradas se dirigirán a Japón, que tiene la llave para que el tratado internacional entre en vigor.

Según la Convención de las Partes sobre Cambio Climático, el Protocolo de Kyoto estará vigente cuando sea ratificado por un mínimo de 55 países, entre ellos los países industrializados que sumen 55 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono del Norte industrializado correspondientes a 1990.

Pero el primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, parece haber suavizado su firme apoyo a la ratificación del tratado, después de su encuentro en junio con Bush.

Al hacerlo, el líder japonés se convirtió en «cómplice del delito» y enfrentará una fuerte oposición en su país si fracasan las negociaciones del tratado, dijo Hironaka.

Koizumi «modificó su posición a los deseos (de Bush) y se convirtió efectivamente en cómplice de empujar al protocolo a su muerte», sostuvo Hironaka.

Koizumi enfrenta un dilema. Desea mantener una relación cercana con Washington, lo cual dificulta su ratificación del tratado, pero tendría un gran costo político si hace caso omiso del gran apoyo que la ciudadanía japonesa manifiesta por el tratado, que lleva el nombre de la ciudad japonesa donde fue firmado.

De hecho, la ratificación del Protocolo se ha vuelto uno de los temas importantes de las elecciones parlamentarias del 29 de julio. La oposición desafía al primer ministro a tomar una decisión.

«El tiempo es limitado y deberíamos seguir adelante y mostrar al mundo que cumpliremos con la ratificación», dijo la legisladora Hironaka.

«Es imperioso que Japón entienda la importancia de su posición y el efecto que tendrá su decisión en la comunidad mundial», agregó Mahlangu.

Si bien las naciones industrializadas no cumple sus compromisos de reducción de gases, los países en desarrollo, sobre todo China, están adoptando medidas notables para minimizar su contaminación, aun sin obligaciones internacionales, según un informe del Instituto de Recursos Mundiales (WRI), de Estados Unidos.

Entre 1997 y 1999 China redujo sus emisiones de gases invernadero en 17 por ciento, mientras en el mismo período la economía del mayor país del mundo creció 15 por ciento, informó Nancy Kete, directora del programa de clima del WRI.

La Unión Europea, Rusia, Japón y la mayor parte de los países industrializados aún deben resolver la implementación del tratado antes de proceder a la ratificación. (FIN/IPS/tra-en/dk/aa/dc/aq/en/01

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