AMBIENTE: ONU busca oxígeno para el Protocolo de Kyoto

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) reclamó a los gobiernos que mantengan vivo en las negociaciones sobre cambio climático comenzadas en Bonn el proceso para aplicar el Protocolo de Kyoto.

El Protocolo de Kyoto, firmado en esa ciudad japonesa en 1997, prevé que los países industrializados alcancen entre 2008 y 2012 una producción de gases invernadero cinco por ciento inferior a los volúmenes de 1990.

Los gases invernadero, entre los que se destaca el dióxido de carbono, producido por la combustión de petróleo, carbón y gas, capturan las radiaciones solares en la atmósfera y elevan las temperaturas medias modificando el clima mundial.

Ese cambio se manifiesta en perturbaciones del régimen de lluvias y derretimiento de los hielos polares, lo cual eleva el nivel de los mares.

Según «la evidencia científica, el cambio climático es el problema socioeconómico y ambiental más grave de la humanidad en el siglo XXI», declaró el director ejecutivo del PNUMA, Klaus Toepfer.

«Espero que los gobiernos y la sociedad civil, también las empresas, vayan a las negociaciones (de Bonn) con una actitud positiva. Debemos evitar una atmósfera de enfrentamiento. Debemos profundizar los mecanismos de Kyoto y mantener vivo el proceso», dijo.

El organismo ambiental con sede en Nairobi llamó a los gobiernos asistentes a la Sexta Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre Cambio Climático (COP 6) a buscar soluciones «exitosas» y lograr «un claro acuerdo común sobre las normas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero».

Las negociaciones de dos semanas iniciadas el lunes en Bonn «deben ser vistas como una oportunidad para que técnicos y gobernantes demuestren que existe la cooperación ambiental internacional», dijo Toepfer.

«Las mismas deben profundizar lo acordado en la Convención de Cambio Climático de 1992 y el Protocolo de Kyoto procurando más opciones exitosas e incentivos a las empresas y el sector privado», agregó.

El Tercer Informe sobre Cambio Climático del PNUMA proyectó un recalentamiento mundial de 1,4 a 5,8 grados para este siglo, el cual puede tener efectos devastadores en el clima.

Los efectos negativos se manifestarán en la producción agrícola, el agua potable y los niveles de los mares, y generarán nuevos patrones de sequías, inundaciones, tormentas, enfermedades y riesgos para la salud humana.

Las negociaciones de La Haya fracasaron el año pasado cuando las naciones parte no se pusieron de acuerdo en los llamados mecanismos de flexibilización, como la forma de medir el uso de bosques y plantaciones para absorber dióxido de carbono de la atmósfera.

En marzo el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció el retiro del Protocolo porque que el mismo imponía costosas obligaciones a su país y no a las naciones en desarrollo como China e India, que en pocos años producirían más gases invernadero que el país americano.

Estados Unidos produce 25 por ciento de las emisiones mundiales de gases invernadero y más de 36 por ciento de las de los países del Norte industrializado.

Algunas organizaciones no gubernamentales temen que la actitud estadounidense propicie respuestas similares de otras naciones industrializadas como Australia, Canadá, Japón y Nueva Zelanda.

«Hay aliados en estas negociaciones, y es cuestión de tiempo que rompan el silencio y manifiesten su simpatía por Estados Unidos. En los próximos días se verá cuán sólida es la alianza y hasta dónde está dispuesta a acompañar a Washington», dijo Grace Akumu, directora de la Red Africa sobre Clima, de Nairobi.

Rumania es el único país europeo que ha ratificado el Protocolo, señaló Akumu.

El tratado también prevé que los países industrializados apoyen al mundo en desarrollo a reducir sus emisiones y a enfrentar los efectos del cambio climático.

En el fracasado diálogo de La Haya los países en desarrollo rechazaron la oferta de crear un fondo de 1.000 millones de dólares para afrontar los desastres naturales, calificándola como una «broma». Holanda invirtió por sí sola una suma similar en 1999 para protegerse de la posible elevación del nivel del mar.

Los países en desarrollo propusieron que dicho fondo fuera de 100.000 millones de dólares y se utilizara para ayudar a las naciones más pobres de Africa, donde los desastres climáticos se han acentuado en los últimos años.

Africa está decidida a una fuerte campaña en estas negociaciones para obtener más apoyo financiero y técnico para combatir el cambio climático, poniendo énfasis en ejemplos de inundaciones y sequías ocurridas en el continente.

En efecto, las inundaciones del año pasado en Mozambique o la prolongada sequía en el Cuerno de Africa hicieron del cambio climático algo muy tangible en Africa.

«Para los expertos en clima Africa será el continente más afectado por el cambio en el clima mundial. Ningún país africano puede hacer frente a ese fenómeno», afirmó Akumu.

Los países en desarrollo insisten que la reducción de gases invernadero debe basarse en la emisión por habitante. Estados Unidos produce anualmente seis toneladas de gases por persona y no puede ser juzgado igual que India, que emite sólo 0,25 toneladas por persona.

Toepfer pidió a los gobiernos que envíen una «clara señal» de compromiso a las empresas de transporte, energía eléctrica y petróleo, los mayores productores de gases contaminantes.

«Cuando los instrumentos (del Protocolo) estén en funcionamiento los gobiernos tendrán una idea completa sobre el costo de cumplir los objetivos de emisión, y las empresas podrán actuar sobre terreno firme», expresó Toepfer.

«Todos los países están de acuerdo en que existen pruebas claras sobre la existencia del cambio climático. Es cierto que más estudios serían útiles, pero eso no deber ser excusa para la falta de acción», agregó.

Los representantes de las principales instituciones financieras internacionales que participan de iniciativas financieras del PNUMA también darán su oponión durante las negociaciones de Bonn.

«El sector financiero está adoptando un papel activo y es importante que reciba señales positivas», sostuvo Toepfer.

«Debemos hacer más y podemos hacer más. El cambio climático no es sólo un problema ambiental sino una gran amenaza a los grandes objetivos de reducir la pobreza y lograr el desarrollo sustentable en todo el mundo», agregó. (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/dc/aq/en/01

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