Amara Essy, uno de los principales negociadores de paz de Africa, fue elegido hoy secretario general de la OUA con la misión de crear en un año las principales estructuras de la Unión Africana, que incluirá una moneda, un parlamento y un tribunal de justicia comunes.
Essy, de 57 años y ex ministro de Asuntos Externos de Costa de Marfil, fue elegido por dos tercios de los votos durante la cumbre de 54 jefes de Estado y de gobierno de la OUA (Organización de la Unidad Africana) en Lusaka, en reemplazo de Salim Ahmed Salim, quien completó su tercer mandato.
«Los desafíos son muy grandes pues fui elegido por un año para poner en funcionamiento todas las estructuras de la nueva organización (de la Unión Africana). Haremos lo mejor que podamos», dijo Essy a la prensa.
El secretario general se negó a especular sobre las prioridades de la nueva organización.
«Fui nombrado para crear las bases de la Unión Africana. Será el presidente de la comisión (de la nueva organización) y otros organismos los que establecerán las prioridades de la organización», sostuvo.
Essy, considerado un negociador pragmático, condujo en los últimos años conversaciones de paz en Angola, Burkina Faso, Chad, Liberia, Malí, Sierra Leona y Somalia, entre otros países asolados por guerras civiles.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, lo describió como «un creador de consensos».
«Essy lleva a la OUA su extensa experiencia diplomática regional e internacional. El facilitó la solución pacífica de muchos conflictos en Africa. Esa capacidad será esencial en su nuevo cargo», dijo Annan tras conocerse el nombramiento.
A pesar de sus antecedentes, su llegada al máximo cargo ejecutivo de la OUA no fue fácil. La votación se inició la tarde del lunes y continuó toda la mañana de este martes, con varias rondas para alcanzar la mayoría exigida de dos tercios de los votos.
También competían por el cargo Lansana Kouyate, secretario ejecutivo de la Comunidad Económica de los Estados de Africa Occidental (ECOWAS), y Theo Gurirab, ministro de Asuntos Externos de Namibia.
Según los observadores, la elección de los principales cargos del foro continental suele ser propicia para que afloren enfrentamientos entre sectores moderados y radicales y entre grupos lingüísticos y geográficos.
«La elección en la OUA casi siempre lleva muchas horas y exige más de 10 rondas de votación», dijo a IPS un delegado en la organización.
Al cabo de la cumbre que comenzó el lunes y concluirá este miércoles, los líderes africanos deberán acordar un cronograma para la puesta en marcha de la Unión Africana, incluyendo la creación de una moneda común, un parlamento y un tribunal de justicia continentales.
Tal como su antecesora, la Unión Africana tendrá su sede en Addis Abeba, y procurará la unificación política, social y económica de los 53 miembros, según un modelo similar al de la Unión Europea.
Salim, secretario saliente de la OUA que había anunciado la creación de la Unión Africana en mayo, dijo que para el año próximo el bloque establecerá un parlamento y un tribunal de justicia.
Se prevé que el nuevo bloque otorgue a los grupos de la sociedad civil y a las organizaciones gubernamentales, largamente ignorados por la OUA, un papel protagónico en la toma de decisiones.
La Unión Africana dejará de lado ciertos aspectos de la política de no intervención en asuntos internos de otros países, con el fin de impedir el avance de los conflictos en el continente.
El nuevo secretario general tendrá mucho trabajo. Discreto e incluso tímido, según sus amigos, Essy nació en 1944 en el norte de Costa de Marfil. Estudió leyes y obtuvo un posgrado en derecho público.
Comenzó su carrera diplomática en 1970, en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Costa de Marfil. Fue representante permanente de su país ante la ONU y presidió la Asamblea General y el Consejo de Seguridad del foro mundial. De regreso a Costa de Marfil, encabezó la cancillería hasta 1999.
Essy estuvo dos veces cerca de la muerte en cumplimiento de sus funciones. Una de ellas fue en Angola, cuando la caravana en la que viajaba detonó una mina terrestre.
La segunda fue en Sierra Leona, cuando rebeldes del Frente Revolucionario Unido lo abandonaron en la selva, donde vagó perdido durante varias horas. (FIN/IPS/tra-en/jm/mn/dc/mj/ip/01
