TRABAJO-VENEZUELA: Persistente desempleo aumenta la pobreza

El alto desempleo de Venezuela es de carácter estructural y la falta de un sistema de ayuda a los desocupados ha profundizado la pobreza, por lo cual urge una política de estado al respecto, advirtió la experta María Beatriz Orlando.

El estudio «La persistencia del desempleo», elaborado por Orlando, profesora de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), señaló que los problemas de empleo se agudizaron en la década del 90, sin que aún se registrara alguna acción gubernamental coherente.

Venezuela, con 24 millones de habitantes, cuenta con una fuerza de trabajo de 10,3 millones de personas, 14,6 por ciento de las cuales están desempleadas, mientras que la economía informal absorbe a 53 por ciento, según cifras de la estatal Oficina Central de Estadística e Informática.

«El desempleo en el país tiene un impacto social de gran magnitud. Un incremento de un punto porcentual en el desempleo equivale a más de 21.000 hogares pobres, la mayor parte de los cuales sufren pobreza crítica», detalla el documento al cual tuvo acceso IPS.

Esta incidencia de la desocupación sobre la pobreza se debe, principalmente, a la carencia de un seguro efectivo de desempleo, asegura.

Orlando sostuvo que el mercado de trabajo en el país «presenta dificultades estructurales para crecer, puesto que la área petrolera y otras actividades económicas líderes no son intensivas en el uso de mano de obra».

Otro aspecto que ha incidido en la disminución de puestos de trabajo formales es el alto costo indirecto que tiene el empleador por concepto de seguridad social y beneficios del trabajador, que representa 41 por ciento del gasto por cada empleado.

Adicionalmente y debido a la gran dependencia del petróleo que tiene Venezuela, entre 1975 y 2000 el desempeño de la economía fue muy volátil, con grandes picos de crecimiento y de retroceso, según los vaivenes del mercado internacional de hidrocarburos.

La ausencia de crecimiento económico sostenido derivó en «procesos de desinversión, reducción de la capacidad utilizada y cierre de empresas», todo lo cual ha tenido una fuerte y directa incidencia en la creación de empleos en los últimos 25 años, puntualiza el estudio de la UCAB.

Por otro lado, Orlando precisó que ha habido un incremento en la incorporación de personas a la fuerza de trabajo, debido a dos fenómenos: el cambio de la composición de las edades de la población y el aumento notable de la participación de la mujer en el mercado laboral.

Unas 3,7 millones de mujeres formaban parte de la población económicamente activa del país al finalizar el año pasado, 185 por ciento más que en 1980.

La investigación recordó que en 1975 había 260.000 personas sin empleo, que representaba 6,5 por ciento de la población económicamente activa, mientras que en la actualidad los desocupados suman casi un millón, que equivale a 14,6 por ciento.

El persistente aumento del desempleo colocó en el sector informal a la mayoría de los venezolanos en edad de trabajar. La cara más visible de esta situación son los vendedores ambulantes que pueblan las calles de las principales ciudades del país.

«Si me sale un trabajo, de lo que sea, dejo de vender en la calle, pero tengo que hacer algo, pues tengo seis hijos para mantener», comentó a IPS una vendedora callejera del centro de Caracas.

Por su parte, un hombre de mediana edad, que también vende prendas de vestir en una calle caraqueña, reconoció no tener permiso para hacerlo. «Pero, qué podemos hacer, de algo tenemos que vivir», dijo.

Uno de los aspectos resaltados en la investigación de la UCAB es la relación entre trabajo y nivel de educación, pues se corroboró que «la escolaridad promedio de la población desempleada es inferior a la de la población ocupada».

Sesenta por ciento de los venezolanos desempleados han cursado como máximo hasta nueve años de educación básica, confirmó el estudio «La persistencia del desempleo».

Sin embargo, también ha aumentado aceleradamente en las últimas dos décadas la cantidad de técnicos y universitarios desempleados, que a fines de 2000 sumaban más de 230.000.

La investigación universitaria concluyó que para lograr una reducción del desempleo en el país se requiere diversificar en mayor medida la economía, mejorar el funcionamiento de los mercados de trabajo y desarrollar la capacitación de la mano de obra.

«Esas tres condiciones serían el producto de reformas de carácter estructural, y el papel del Estado es innegable en dichas reformas», puntualizó el documento elaborado por Orlando. (FIN/IPS/ac/dm/lb/01

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