SALUD: El sida amenaza la seguridad internacional

El mundo industrializado debe encarar las consecuencias para la seguridad de la rápida propagación del sida en Africa y en otras regiones, advirtieron expertos que exigen más recursos para combatir la pandemia.

La población africana es diezmada por la muerte prematura de jóvenes, y sociedades enteras en Eurasia podrían colapsar a causa del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), a menos que se tomen medidas urgentes, señalaron los expertos.

La incidencia de VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida, es especialmente alta entre los militares africanos, que en algunos países llega a 60 por ciento, según un estudio del Pentágono (Departamento de Defensa de Estados Unidos).

Investigaciones sugieren que es más probable que los soldados infectados por el VIH participen en conductas criminales en el campo de batalla y que se debilite su interés en la paz.

Aunque el VIH ha afectado a menos de uno por ciento de la población de China, India y Rusia, la velocidad de propagación de la infección en esos tres países con capacidad bélica nuclear es comparable a la que tiene en Africa.

«El impacto potencial de estas epidemias sería devastador para esos países y para sus vecinos y socios del sistema internacional», según un informe del International Crisis Group (ICG, Grupo Internacional de Crisis), organización de Bruselas especializada en la prevención y resolución de conflictos.

«Esta no es sólo la crisis sanitaria más grave de los últimos 700 años», dijo Richard Holbrooke, ex embajador de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y nuevo director del Global Business Council on HIV and Aids (Consejo Mundial Empresarial sobre VIH y Sida).

«También es una amenaza directa a la estabilidad social, política y económica», agregó.

Holbrooke y el ICG desean redoblar el apoyo al Secretario General de la ONU, Kofi Annan, quien solicitó un fondo internacional de 10.000 millones de dólares para combatir el sida, uno de los temas que tratará la Sesión Especial sobre Sida de la Asamblea General de la ONU la próxima semana en Nueva York.

Las contribuciones, comenzando por una promesa de 200 millones de dólares del presidente estadounidense George W. Bush, son muy inferiores al objetivo de Annan, aunque el presidente de Microsoft Bill Gates anunció el martes que su fundación aportará 100 millones de dólares al fondo.

«Para resolver el problema informático del año 2000, que no provocó una sola víctima, la comunidad internacional invirtió 200.000 millones de dólares», recordó Sandra Thurman, presidenta de International AIDS Trust y representante presidencial sobre el sida en el gobierno de Bill Clinton.

«Para contener a los serbios en Kosovo y luego para mantener la paz reunió 46.000 millones de dólares», agregó.

«El sida ya mató a 22 millones de hombres, mujeres y niños. Seguramente, con decenas de millones, quizá cientos de millones de vidas en juego, y serias amenazas a la seguridad mundial, la lucha contra el sida merece el mismo esfuerzo», señaló.

Con su nuevo informe, el ICG procura obtener más apoyo de los ministerios de Relaciones Exteriores y Economía de los países industrializados del Grupo de los Siete (G-7) a la lucha contra el sida.

ICG pretende que el G-7 prometa aportar la suma de 5.000 millones de dólares al fondo internacional durante su cumbre anual a realizarse en Génova el próximo mes.

El año pasado, el gobierno de Bill Clinton señaló que la expansión del sida en el extranjero tenía «fuertes consecuencias para la seguridad nacional» de Estados Unidos. El actual Secretario de Estado, Colin Powell, calificó la pandemia de «amenaza a la seguridad nacional».

Sin embargo, expertos dijeron que el aporte prometido por Bush al fondo internacional del sida es insuficiente.

«Occidente en general respondió en forma sumamente deficiente a la crisis», según Andrew Price Smith, director del Proyecto sobre Salud, Ambiente y Seguridad Humana en la Universidad de Dakota del Norte.

«India seguirá a Africa (en ritmo de infección). Allí hay una potencia nuclear, tensiones étnicas y un potencial enorme para la desestabilización», advirtió.

El nuevo informe del ICG argumenta que la pandemia perpetúa un «círculo vicioso de inestabilidad».

En ese sentido, la pérdida de un progenitor ante la enfermedad debilita o destruye la familia, lo cual aumenta la pobreza, socava la economía y finalmente debilita la capacidad del gobierno para ofrecer servicios y mantener el orden.

Como la infección entre adultos supera cinco por ciento, «la propagación de la enfermedad se acelera y es más difícil de controlar», según el informe.

Veinticuatro países africanos, incluso gigantes regionales como Nigeria y Sudáfrica, y Haití ya superan esa cifra, mientras Camboya, Bahamas y Gabón se acercan rápidamente. Botswana tiene actualmente la tasa de infección más elevada del mundo, con 35,8 por ciento.

«El sida… destruye la misma fibra de lo que constituye un país: personas, familias y comunidades, instituciones económicas y políticas, fuerzas militares y policiales», según el informe.

La elevada infección entre los empleados públicos, los maestros y los profesionales, como ocurre en Africa, es especialmente destructiva, ya que su desaparición debilita al estado y priva a los países de sus habitantes más educados.

Al ICG le preocupa especialmente el impacto del sida en las fuerzas policiales y militares, que considera garantías del orden social y de las fronteras nacionales en muchos países.

«Las consecuencias para la seguridad nacional son claras: una fuerza militar enferma y moribunda no será tan efectiva, ni disciplinada, como una sana», según el informe.

«Eso tiene serias consecuencias para la paz internacional», dijo Mark Schneider, director de la oficina del ICG en Washington. «Puede que los países receptores no estén dispuestos a recibir tropas africanas, y las tropas no africanas (en misiones de paz) podrían tener reservas sobre la ida a Africa».

«Hay razón para creer que el sida golpeará con fuerza similar a los militares fuera de Africa», según el informe, que citó a India y Rusia en especial. (FIN/IPS/jl/aa/aq/he/01

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