RUSIA-ESTADOS UNIDOS: Escudo antimisiles domina cumbre Bush-Putin

La primera reunión entre los presidentes George W. Bush, de Estados Unidos, y Vladimir Putin, de Rusia, se concentrará este sábado en el polémico sistema nacional de defensa con misiles proyectado por Washington, y no se esperan grandes avances.

La reunión en Ljubljana, capital de Eslovenia, «será un espacio para el conocimiento mutuo», por lo que «no parece posible una solución a las diferencias» entre ambos sobre el plan, dijo a IPS Dmitry Trenin, vicedirector del Carnegie Centre, instituto de estudios políticos en Moscú.

«En cambio, se puede esperar un acuerdo para institucionalizar las conversaciones sobre el Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM) y crear un grupo de trabajo bilateral», sostuvo el analista.

La propuesta del presidente Bush de crear un sistema nacional de defensa con misiles despierta resistencias en Europa y el rechazo abierto de Rusia, y también se enfrenta con opositores en su propio país, a causa del costo y la viabilidad técnica del proyecto.

Washington afirmó que impulsa una relación «realista» con Rusia, dejando atrás los «viejos prejuicios» de la guerra fría.

Pero Bush y sus colaboradores consideran que el Tratado ABM de 1972 es una reliquia que debe superarse, pues el verdadero peligro procede de los misiles instalados en países como Corea del Norte, Irán e Iraq, calificados por Estados Unidos como «naciones renegadas».

Rusia se ha opuesto con vehemencia al plan de defensa misilístico de Bush, pues convertiría su propio arsenal en obsoleto y echaría por tierra el ABM, considerado por los rusos la piedra fundamental del sistema disuasorio nuclear.

De acuerdo con el ABM, Rusia y Estados Unidos pueden desplegar cada uno sólo un sistema de misiles antibalísticos para proteger una zona de cada país.

«No hay razones para creer que sea factible el proyecto del sistema nacional de defensa con misiles» de Bush, dijo esta semana Igor Sergeyev, ex ministro de Defensa y aseor de Putin en seguridad estratégica.

Los rusos han reiterado que abandonar el ABM puede echar por tierra todo el sistema de acuerdos de desarme y liquidar los actuales compromisos de no proliferación nuclear.

El rechazo estadounidense al ABM podría conducir a un retiro ruso del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START II) e incluso podría peligrar el START I, dijeron fuentes gubernamentales en Moscú.

El START II, firmado por Rusia y Estados Unidos en 1993, prevé la reducción de dos tercios del arsenal nuclear de ambos países, por lo cual en 2003 —plazo luego extendido hasta 2007— Rusia quedaría con 3.000 ojivas nucleares y Estados Unidos con 3.500.

Una vez ratificado el START II, ambos países resolverían el desequilibrio mediante el tratado de desarme START III.

En abril de 2000, el parlamento ruso ratificó el START II. Las conversaciones sobre el nuevo tratado deberían reducir las ojivas nucleares de cada país a 2.000 o 2.500.

Por su parte, jefes militares rusos advirtieron que podrían desempolvar algunos de los proyectos de la era soviética diseñados en respuesta a la Iniciativa de Defensa Estratégica del ex presidente estadounidense Ronald Reagan (1980-1988), denominada entonces «guerra de las galaxias» y no implementada.

Esos planes incluían mecanismos para confundir, eludir y abrumar a un sistema de defensa misilístico mediante el uso de ojivas falsas, basura espacial y cabezas nucleares maniobrables.

Pese a la ominosa advertencia militar, el Kremlin está decidido a alcanzar una solución de compromisos recíprocos.

En las últimas semanas, altos funcionarios aseguraron que Moscú estaba dispuesto a dialogar sobre un sistema de defensa no estratégico, abierto a todos los países que se sintieran amenazados.

Moscú aceptó el reclamo de Washington de revisar sus sistemas de defensa antimisiles no estratégicos. Como contrapartida, Estados Unidos extendió el plazo hasta 2007 para la destrucción de los misiles nucleares rusos, prevista por el START II.

Es posible también que Bush ofrezca a Putin ciertos incentivos — como la compra de armas rusas, ayuda directa y ejercicios antimisilísticos conjuntos— para lograr el consentimiento ruso a sus planes.

Moscú también espera que la reunión de Ljubljana dé alguna señal política para promover la cooperación bilateral, dijo el ministro de Relaciones Exteriores ruso Igor Ivanov a la agencia oficial de noticias RIA.

No obstante, los asuntos económicos no dominarán el diálogo pues Estados Unidos y Rusia no son socios comerciales.

La reunión también establecerá un marco para las conversaciones bilaterales del Grupo de los Ocho (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Gran Bretaña y Rusia), a celebrarse en julio en Génova, Italia.

Por otra parte, la cumbre tiene otra significación internacional, pues Bush llegará al encuentro con Putin tras reunirse con sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y de la Unión Europea, y Putin lo hará de regreso de su viaje a China.

Tanto Rusia como China se oponen al sistema misilístico de Bush, pues temen que afecte sus propios arsenales nucleares y reduzca su influencia internacional.

Los funcionarios estadounidenses tendrán en mente el factor chino durante la cumbre de Eslovenia, sobre todo tras las últimas diferencias entre Washington y Moscú, afirmó Trenin.

Pero los analistas minimizan una posible alianza táctica entre China y Rusia para respaldar el ABM. «Las relaciones entre China y Rusia no deberían ser idealizadas, pues ambas naciones mantienen intereses propios y diferentes», arguyó Trenin.

Sin embargo, resta ver si las reiteradas advertencias rusas y chinas contra los planes de Bush tienen algún efecto. De lo contrario, Estados Unidos puede echar por la borda el ABM, al que Washington considera una reliquia de la guerra fría. (FIN/IPS/tra- en/sb/mn/dc/mj/ip/01

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