MERCOSUR: Crisis en los cuatro países traba integración regional

Los presidentes y ministros del Mercosur se reúnen este jueves y el viernes en Asunción para una tarea casi imposible: hacer avanzar la integración regional en medio de una serie de crisis.

La vigésima cumbre semestral del bloque comienza seis días después de que Argentina anunciara la modificación del tipo de cambio para el comercio exterior, que reduce el precio de los productos exportados y encarece los importados, para enfrentar sus dificultades, sin eximir a sus socios de los efectos de su decisión.

Argentina aplicará su nuevo tipo de cambio comercial incluso en el intercambio con los demás miembros del Mercosur (Mercado Común del Sur), Brasil, Paraguay y Uruguay.

El gobierno argentino trata así de superar la severa recesión que arrastra desde hace tres años. Estadísticas divulgadas este jueves en Buenos Aires señalan que el producto interno bruto cayó 2,1 por ciento en el primer trimestre de 2001, respecto de igual período de 2000, cuando el resultado también había sido negativo.

Por su parte, Brasil puso en marcha, también este mes, un plan de racionamiento de energía, que afectará el crecimiento de la mayor economía del bloque y cuya vulnerabilidad se refleja en la depreciación de su moneda, el real, frente al dólar, que es casi de 25 por ciento en lo que va del año.

El Banco Central de Brasil, para contener la caída del real, decidió el miércoles por la noche aumentar de 16,75 a 18,25 por ciento la tasa básica de interés, válida para negocios interbancarios, lo cual puede acentuar la tendencia al estancamiento del mercado brasileño.

La devaluación constante del real desde enero de 1999 colaboró, además, con la fuerte recesión que afecta a Uruguay, debido a la caída de las exportaciones a Brasil, su principal mercado, en especial para productos agrícolas como lácteos y arroz.

Paraguay también afronta serias dificultades, con el gobierno en jaque por denuncias de corrupción y el pedido de renuncia de parte de varios sectores discrepantes con su política económica.

En ese marco de crisis macroeconómicas es «muy difícil negociar», lamentó Lucia Maduro, economista que asesora en cuestiones de integración internacional a la Confederación Nacional de la Industria (CNI), de Brasil.

Un ejemplo de ello es la dificultad para discutir el arancel externo común del Mercosur, cuya reducción se pretendía decidir en la reunión a la que asisten los presidentes Fernando de la Rúa, de Argentina, Fernando Henrique Cardoso, de Brasil, Luis González Macchi, de Paraguay, y Jorge Batlle, de Uruguay.

A la cita de Asunción también concurren los mandatarios Ricardo Lagos, de Chile, y Hugo Banzer, de Bolvia, los dos países asociados al bloque.

Además, fueron invitados los presidentes Joaquim Alberto Chissano, de Mozambique, y Hugo Chávez, de Venezuela, quien pedirá la asociación de su país al bloque.

La economista Maduro comentó a IPS que el arancel externo común es «un instrumento de política industrial, que no puede ser usado para compensar problemas cambiarios».

Las decisiones sobre el grado de protección necesaria para el desarrollo de la industria en el bloque deben contemplar el largo plazo, y no aplicarse para superar desequilibrios comerciales, fiscales o financieros coyunturales, para lo cual hay instrumentos propios, precisó.

Explicó que las inversiones industriales se aplican en forma lenta, por eso exigen «previsibilidad y una estructura de protección arancelaria permanente», que no se puede alterar en cualquier momento para intentar la solución de dificultades en otra área.

Tratar la reducción arancelaria ahora es inoportuno para el Mercosur, pues se reanudarán pronto las negociaciones para crear el Area de Libre Comercio de las Américas, donde será conveniente tener alguna protección para canjear y obtener contrapartidas, dijo Maduro, reflejando la posición de industriales brasileños.

La economista espera que se confirme en Asunción la anunciada creación de un grupo de alto nivel para revisar el arancel externo común, postergando una decisión al respecto y abriendo la posibilidad de mayor discusión, con participación del sector privado.

La buena recepción del gobierno brasileño a la propuesta argentina de anticipar la rebaja del arancel externo común sobre bienes de informática y telecomunicaciones, prevista para 2006, provocó airadas reacciones entre empresarios de Sao Paulo.

El presidente de la Federación de las Industrias paulistas, Horacio Lafer, acusó a Brasilia de someterse a la voluntad de Argentina, con «actitudes prepotentes», sin oír las posiciones de la industria, que sería la principal afectada.

Pero las mismas autoridades brasileñas están divididas, hecho que impide decisiones sobre el asunto en la cumbre de Asunción. Reducir la protección arancelaria es muy difícil para un país que no logra eliminar el déficit comercial pese a la gran depreciación de su moneda desde 1999.

Las importaciones de insumos electrónicos es la principal causa de desequilibrio en el comercio exterior, superando la incidencia del petróleo.

Por esa razón, tampoco se podrá concretar en Asunción la prevista reducción general de 2,5 puntos porcentuales del arancel externo común del Mercosur.

En la anterior cumbre del bloque, realizada en diciembre en el sur de Brasil, se pretendía eliminar un adicional de tres puntos porcentuales adoptado dos años antes, para hacer frente así a las dificultades generadas por las crisis financiera mundial nacida en Asia.

Sin embargo, ante la resistencia brasileña, se acordó una rebaja de sólo 0,5 puntos, quedando los restantes 2,5 para adoptar una decisión en Asunción.

Las actuales dificultades de entendimiento en el Mercosur se concentran en el sector industrial.

Otro asunto espinoso en bloque es el que refiere al régimen común automotor, que ya lleva tres años de negociación. El gobierno brasileño esperaba su formalización en esta reunión semestral, pero el acuerdo se hizo caduco antes de entrar en vigor plenamente.

Argentina pretende revisar el convenio para poner fin al comercio compensado de vehículos con Brasil. El acuerdo establece que cada país sólo puede exportar hasta 10 por ciento más de lo que importa del otro, un límite ya sobrepasado por las ventas argentinas a Brasil, ante la caída de su mercado interno.

Buenos Aires reclama, además, exceptuar del arancel externo común a los camiones, tractores y máquinas agrícolas, tal como propone para bienes de informática, por considerarlos todos bienes de capital, cuya importación más barata favorecería las inversiones y la producción en el país.

Estos son reclamos que pueden obtener el apoyo de Paraguay y de Uruguay, pero no de Brasil, que tiene una industria a defender en las dos ramas y es gran exportador de vehículos pesados. (FIN/IPS/mo/dm/if/01

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