/Integración y Desarrollo/ PERU: Esperanza e impaciencia popular ante Toledo

Alejandro Toledo asumirá el 28 de julio la presidencia de Perú, un país que afronta fuertes deudas, problemas fiscales, una severa recesión y la pobreza de 54 por ciento de su población, cuya impaciencia puede convertirse en un detonante social.

«La pobreza en Lima ha aumentado de 35 a 45 por ciento de los habitantes entre 1997 y 2000», según el diagnóstico realizado para el plan de gobierno del centrista Toledo, un economista que triunfó el domingo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

También señala que «el gasto familiar ha caído ocho por ciento en ese lapso, que 54 por ciento de la población capitalina vive con 1,25 dólares por día y sólo 37 por ciento de los adultos tienen empleos adecuados».

Con el lema «Toledo, más trabajo», este ex funcionario del Banco Mundial sedujo a los votantes más pobres.

Sin embargo, expertos advierten que su programa no explica cómo hará para superar la severa crisis descripta con certeza, salvo su intención declarada de duplicar las exportaciones en un plazo no fijado.

También menciona algunas leves reducciones tributarias, que puede llevar a aumentar el consumo, pero que agravarían la alicaída recaudación fiscal y la esperanza de atraer inversiones extranjeras.

El sociólogo Raúl Serrano sostuvo que «en Perú, hemos cambiado de miedo. En el gobierno de Alan García (1985-1990), el temor se centró en la hiperinflación que licuó los salarios, mientras que durante el mandato de Alberto Fujimori (1990-2000) el terror pasó por la violencia política».

«Ahora Toledo afrontará un nuevo fantasma: el desempleo», apuntó.

Serrano añadió que «desde 1998, la recesión provocada por el fracaso del modelo neoliberal implantado por Fujimori destruyó cerca de un millón de empleos, en un país en el cada año ingresan al mercado laboral unos 325.000 jóvenes».

«Fujimori pretendió embarcarnos en el tren de la modernidad por la vía de la apertura de la economía, pero ello no nos dio desarrollo, y lo único que obtuvimos de la globalización fue agudizar la dependencia externa y agravar el miedo más extendido que es el desempleo», detalló.

Toledo fue un candidato muy atractivo para los más pobres y, en especial, para los campesinos andinos, debido a su particular periplo personal de niño indígena lustrabotas a economista egresado de la universidad de Stanford (Estados Unidos), donde cursó estudios gracias a una beca.

Pero a partir del 28 de julio necesitará algo más que carisma y suerte para satisfacer en el corto plazo las expectativas despertadas por sus promesas electorales.

Cuando aún faltan casi dos meses para asumir el gobierno, Toledo comienza a ser presionado por la impaciencia de los sectores populares, que pide una solución inmediata de sus problemas sociales, y la prudencia que le exigen los empresarios peruanos y la comunidad financiera internacional.

«El asunto en este momento es Pedro Pablo Kuczynski, a quien los empresarios y el Banco Mundial quieren imponer como ministro de Economía. Ya hay discusión interna en el partido del presidente electo», Perú Posible, comentó Serrano.

Esas discusiones internas fueron divulgadas por Eduardo Mc Bride, jefe del plan de gobierno de Perú Posible, quien postuló a Carlos Brucem, tras aclarar «que no se pensaba en Kuczynski para la cartera de Economía».

Para salir del aprieto, Toledo declaró al diario El Comercio, de Lima, que «Kuczynski estará en el gabinete aunque todavía no se ha definido si será en Economía o en otro ministerio».

Sin embargo, como lo señala una versión difundida por la cadena de televisión estadounidense CNN, los inversores internacionales depositan su confianza en el nombramiento de Kuczynski como ministro de Economía y no precisamente en Toledo.

«Kuczynski encarna no sólo la confianza de la comunidad financiera internacional, sino también la garantía de que Perú seguirá aplicando el mismo modelo neoliberal que puso en práctica Fujimori», aclaró el economista Hugo Aquino.

La mayoría de la población peruana, ajena a la discusión sobre la orientación económica del próximo gobierno, cree que la solución de los problemas sociales sólo dependerá de la voluntad del futuro presidente Toledo.

Juan Laña, de 78 años, votó el domingo pasado, aunque su edad lo exime de esa obligación, ayudado por su hijo Eduardo.

«Voté por Toledo porque dijo que era el candidato del cambio y que creará pronto un millón de empleos. Mis dos hijos varones están sin trabajo y la mujer de uno de ellos se fue a Argentina como sirvienta. Manda dinero para que mis tres nietos no dejen de estudiar», dijo.

Juan Laña no percibe jubilación, pues trabajó durante muchos años en el sector informal.

«Hay quienes están peor. Al menos tenemos luz eléctrica porque un vecino, que 'piratea' corriente de un poste de alumbrado público, nos vende una conexión. Pero aquí no tenemos agua (por cañería) y mis nietas se bañan en el patio, en una tina de plástico con el agua que compramos por cilindros», sostuvo.

El sindicato de obreros de la construcción exhortó a votar por Toledo dado su compromiso con la Confederación General de Trabajadores (CGTP) de crear un millón de empleos, recordó el dirigente Eulogio Ramírez.

«Dijo en su campaña que construirá 400.000 casas económicas para los pobres. Repitió la promesa cuando firmó un pacto social con la CGTP, diciendo que así resolvería dos cosas: el problema de la vivienda y la creación raída de empleo», comentó Ramirez.

«Nos pareció que decía que el Estado iba a construir las casas, pero ahora dice que serán los bancos privados los que las financiarán, y creemos que los bancos no lo harán porque pudieron hacerlo antes y no lo hicieron. El sindicato pedirá una nueva reunión con Toledo», agregó .

Al igual que la CGTP, otras organizaciones procuran reunirse con Toledo para definir el cumplimiento de las promesas electorales.

Los presidentes de dos organizaciones nacionales de pequeños agricultores, Julio Cantalicio y Enrique Málaga, reclamaron una reunión para esta misma semana con técnicos de Perú Posible.

«Ellos dirigieron el 22 de mayo un paro agrario que cortó las carreteras de casi todo el país. Fue una advertencia para el gobierno que resultara electo, porque los dirigentes campesinos quieren señales claras», comentó Reynaldo Trinidad, editor de la revista Agro Noticias.

«Los campesinos quieren protección arancelaria para no competir con productos extranjeros subsidiados, y demandan que no se privatice el agua de riego, que siempre fue manejado por una junta de usuarios», explica Trinidad.

Toledo declaró el lunes que no tomará medidas proteccionistas. «Será una economía de mercado con rostro humano», dijo, y aclaró que mantendrá la apertura del mercado interno pero que el Estado comprará solo a productores nacionales.

«Esa promesa es muy tibia. Los campesinos están quebrados por los precios subsidiados del arroz importado. Reclamarán protección. Quieren soluciones para el problema del café y garantías sobre el agua de riego, o saldrán nuevamente a cortar carreteras», pronosticó Trinidad. (FIN/IPS/al/dm-mj/ip dv/01

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