ENERGIA-BRASIL: Fuerte adhesión a medidas de racionamiento

Una sorprendente adhesión de la sociedad al racionamiento voluntario de electricidad en Brasil alentó esperanzas de superación de la crisis energética sin necesidad de apagones, señaló hoy el ministro Pedro Parente, coordinador del plan de emergencia.

Parente explicó que la reducción de casi 18 por ciento del consumo desde la puesta en marcha del plan de racionamiento el 1 de este mes pone a Brasil en una situación distinta al de otros casos con similar crisis energética, como el estado de California, en la costa oeste de Estados Unidos.

Otra diferencia que muestra Brasil, reconocida por empresas energéticas estadounidenses, es que el gobierno «asumió la responsabilidad» de promover soluciones, añadió Parente, jefe de la Casa Civil de la Presidencia, encargado de coordinar la Cámara de Gestión de la Crisis Energética (CGE).

En los 20 primeros días de aplicado el programa, la región del sudeste redujo su consumo 17,9 por ciento y el nordeste 18,9 por ciento, informó el ministro en rueda de prensa con corresponsales extranjeros en Río de Janeiro.

La base de comparación es el promedio de electricidad consumida en mayo, junio y julio del año pasado.

La adhesión al plan de ahorro energético por ahora es voluntaria, ya que la justicia suspendió la decisión del gobierno que estableció el racionamiento de consumo de energía eléctrica y las penas a aplicar a residencias y empresas que incumplan las metas fijadas.

La «sociedad comprendió que la alternativa sería la interrupción del suministro, con todos los trastornos que causa», comentó Parente.

El gobierno de Fernando Henrique Cardos, además del racionamiento, puso en marcha un plan de emergencia para aumentar la oferta de electricidad en los próximos 12 meses.

Para eso estudia, incluso, contratar buques con centrales generadoras de electricidad que utilizan derivados de petróleo como combustible y son disponibles en el mercado internacional.

Otra preocupación gubernamental es ampliar la capacidad estructural del sector eléctrico, de manera de «no depender del volumen de lluvias en cada año», destacó Parente.

El programa prevé inversiones por 15.000 millones de dólares, para agregar 20.000 megavatios a la capacidad de generación que tiene el país, 4.000 de los cuales se incorporarán este año y el resto en 2002 y en 2003.

Más de 90 por ciento de la electricidad brasileña es generada por centrales hidroeléctricas. En Brasil, agua es sinónimo de energía.

El déficit actual de energía eléctrica se debió a la insuficiente inversión en el sector en los últimos años y a la escasez de lluvias en el verano pasado.

El nivel de agua de los embalses de las centrales hidroeléctricas será lo que determinará si se debe recurrir a los apagones en los próximos meses.

Actualmente las represas del nordeste están cubiertas sólo en 28,6 por ciento de su capacidad máxima, mientras que en el noreste llega a 25,3 por ciento. Además, no hay perspectiva de recuperación de esos niveles en los próximos meses, porque se trata del periodo seco.

Por eso se debe limitar el consumo de electricidad para que a fines de noviembre, cuando usualmente comienza a llover fuerte nuevamente, el nivel no se encuentre por debajo de 10 por ciento.

Expertos aseguraron que Brasil consumió demasiada agua en la generación de electricidad en los últimos años, para compensar la escasa construcción de nuevas centrales.

Brasil comenzó este año con un nivel bajo de los embalses, y la poca lluvia caída el verano pasado profundizó la crisis energética,

El déficit calculado, según el nivel de los embalses, es de 20 por ciento del consumo registrado el año pasado.

Por eso el gobierno fijó como meta una ahorro de 20 por ciento para residencias y comercios, mientras que a la industria le pidió una reducción de 15 a 25 por ciento, con mayor esfuerzo de las empresas que gastan más energía y tienen menos empleados.

Los centros comerciales y los bancos acortaron o alteraron sus horarios de funcionamiento y adoptaron otras medidas para cumplir con el objetivo. Sin embargo, será inevitable una fuerte reducción de la producción industrial, entienden líderes del sector.

El cumplimiento de las metas de ahorro energético llevarán a que el crecimiento de la economía se ubique este año entre dos y tres por ciento, casi la mitad de lo pronosticado antes de desatarse la crisis.

De esa forma, también el desempleo se mantendrá entre seis y 6,5 por ciento de la población económicamente activa, que es alto para los patrones de Brasil, indicó José Marcio Camargo, profesor de la Universidad Católica de Río de Janeiro, especializado en economía del trabajo.

Otro temor de la población es el pronosticado aumento de la criminalidad, ya que las ciudades están obligadas a reducir 35 por ciento su consumo de electricidad en iluminación de las calles y parques. (FIN/IPS/mo/dm/en if/01

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