Activistas de los derechos humanos consideraron «un verdadero hito» la decisión del gobierno de Serbia de entregar al ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic a un tribunal internacional para que sea juzgado por crímenes contra la humanidad.
Milosevic fue entregado este viernes al Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra para la ex Yugoslavia, con sede en La Haya, que lo acusó en 1999 de limpieza étnica contra la población albanesa de la provincia de Kosovo y se propone incriminarlo también por la violación de derechos humanos en Bosnia-Herzegovina y Croacia.
La extradición de Milosevic es un gran triunfo para las víctimas de los crímenes de guerra de la ex Yugoslavia y ayudará a consolidar el emergente sistema de justicia internacional, declaró este viernes la organización Human Rights Watch, con sede en Nueva York.
El procesamiento de un ex jefe de Estado ante un tribunal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sienta un precedente histórico en el derecho internacional, porque deja claro que ningún mandatario acusado de crímenes contra la humanidad está fuera del alcance de la justicia, agregó el grupo.
«Algunas personas arguyeron que enviar a Milosevic a La Haya obstaculizaría la transición hacia la democracia en Serbia», pero «al contrario, ésta es una victoria para el imperio de la ley en ese país», destacó Richard Dicker, director del Programa de Justicia Internacional de Human Rights Watch.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, consideró la extradición como «otro bloque en la construcción de la justicia internacional».
«Lo ocurrido debe demostrar a todos aquellos mandatarios con intenciones de abusar del poder que la comunidad internacional los hará responsables y se ocupará de que no queden impunes», añadió.
Steven Gerber, de Amnistía Internacional/Estados Unidos, también destacó que la entrega de Milosevic demuestra que «la justicia puede lograrse aun cuando el hombre requerido sea alguien tan poderoso como un ex jefe de Estado».
Milosevic, de 59 años, estaba preso en Belgrado desde abril, cuando fue detenido por cargos de corrupción.
Ahora, enfrenta en La Haya cargos de asesinato, deportación y persecución política, racial y religiosa contra la población albanesa de Kosovo, lo cual equivale a «crímenes contra la humanidad», según el tribunal.
La corte afirmó que, entre enero y mayo de 1999, fuerzas comandadas por Milosevic y otros cuatro altos funcionarios de gobierno expulsaron de Kosovo a unos 740.000 albaneses, cerca de un tercio de la población total de la provincia.
Los otros cuatro acusados fueron Milan Milutinovic, Nikola Sainovic, Dragoljub Ojdanic y Vlajko Stojiljkovic, quienes en aquel entonces ocupaban, respectivamente, los cargos de presidente de Serbia, viceprimer ministro, comandante en jefe del ejército yugoslavo y ministro serbio del Interior.
«En ese proceso, muchos albaneses fueron asesinados, violados y despojados de sus pertenencias y documentos de identidad», aseguró el tribunal.
Milosevic y los otros cuatro hombres fueron acusados del asesinato de 340 personas identificadas por su nombre, en su mayoría durante masacres en siete aldeas.
El tribunal para la ex Yugoslavia tiene actualmente a 38 acusados bajo custodia, a la espera de juicio, sentencia o resultado de apelaciones.
William Pace, de la Coalición para un Tribunal Penal Internacional, opinó que la extradición de Milosevic contribuye al establecimiento de ese tribunal, que serviría como foro internacional permanente para juzgar crímenes contra la humanidad.
«La comunidad internacional ya no está dispuesta a aceptar la impunidad disfrazada de soberanía», subrayó.
Pace destacó la presión ejercida por el Consejo de Seguridad de la ONU para que Belgrado entregase a Milosevic, sin la cual «la extradición nunca se hubiera producido, y una cadena interminable de apelaciones en las cortes yugoslavas hubiera tenido prioridad sobre las demandas de la justicia internacional». (FIN/IPS/tra- en/mmm/aa/mlm/hd/01
